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Columnas y artículos de opinión
Al Pie de la Letra
Nostalgia por el poder
Raymundo Jiménez
20 de diciembre de 2012
alcalorpolitico.com
Hace un par de meses el ex diputado federal y ex alcalde priista de Xalapa, Ricardo Ahued Bardahuil, tuvo que hacer un viaje a la ciudad de México para atender un asunto personal. De pronto recibió una llamada en su teléfono celular. Era el ex gobernador Fidel Herrera Beltrán, quien además de saludarlo le dijo que tenía mucho interés en hablar con él. Le sugirió reunirse en el Distrito Federal. El comerciante de origen hidalguense pero radicado en la capital veracruzana desde hace 50 años le respondió que casualmente en ese momento andaba por el rumbo de Santa Fe. Acordaron verse minutos después.

A su retorno, Ahued concedió una amplia entrevista a un importante diario xalapeño y sus ex colaboradores más cercanos en su administración municipal comenzaron a promoverlo nuevamente para la candidatura del PRI a la alcaldía capitalina.

Sin embargo, el empresario –un hombre carismático, bien intencionado y muy estimado por un buen número de xalapeños– comenzó a ver con extrañeza que ni de Palacio de Gobierno ni del Comité Directivo Estatal del PRI recibía señales para ser perfilado a la candidatura municipal el año entrante.


Como no tiene comunicación directa con el gobernador Javier Duarte de Ochoa pese a que como diputado federal fue durante un año compañero de curul del Ejecutivo estatal en la LXI Legislatura (2009-2012) al Congreso de la Unión, Ahued decidió buscar entonces a un secretario de despacho muy allegado al mandatario veracruzano, al cual le comentó de su encuentro con Herrera Beltrán y de su “ofrecimiento” de la nominación priista, la cual el ex mandatario le habría asegurado que ya había “acordado” con su sucesor.

El funcionario duartista se mostró sorprendido, pero de manera muy sutil sacó de su error al ex munícipe. Ahued recibió días después indicios claros de que la línea de Palacio iba a favor del diputado local Américo Zúñiga Martínez, al cual acompañó el domingo pasado a la sesión del Consejo Político Estatal del PRI, en la que los consejeros priistas aprobaron por unanimidad elegir a la mayoría de sus candidatos a las 212 alcaldías mediante la tradicional Convención de Delegados.

Sin embargo, ha trascendido que el caso de Xalapa no ha sido la única intromisión fallida del ex gobernador Herrera en el próximo proceso electoral local. En otros municipios también habría llamado a otros aspirantes priistas haciéndoles creer que ellos serán los candidatos postulados.


Algunos ingenuos han creído la farsa de Herrera Beltrán, quien como gobernador se volvió célebre por la forma megalómana en que solía engatusar y usar a funcionarios, políticos del PRI y de la oposición, empresarios, contratistas, líderes sindicales, sacerdotes y obviamente periodistas.

Desde que entregó el poder en diciembre de 2010, Fidel Herrera prometió dejar gobernar a plenitud a Duarte de Ochoa, quien desde su campaña ha tenido que batallar con el estigma del fidelismo que le endilgaron sus enemigos propios y los del ex mandatario.

Después de las fiestas de La Candelaria en febrero de 2011 en Tlacotalpan, a las que asistió también el ex presidente Carlos Salinas de Gortari, Herrera Beltrán ha sido cuidadoso de no dejarse ver públicamente en la entidad. No ha asistido siquiera a los dos informes de gobierno de Javier Duarte. El pasado 15 de noviembre justificó su ausencia por estar convaleciente de una delicada operación quirúrgica.


Sin embargo, dos semanas después se apareció en el Palacio Legislativo de San Lázaro para presenciar la ceremonia de toma de protesta de Enrique Peña Nieto como Presidente de la República. No obstante, el ex gobernador ya no pudo colarse después ni en Palacio Nacional, donde el mexiquense anunció los cinco ejes y las 13 primeras decisiones de su gobierno, ni al día siguiente logró hacerlo en el Palacio de Chapultepec, donde el Ejecutivo federal firmó el Pacto por México con los dirigentes nacionales del PAN, PRI y PRD.

Fidel Herrera parece no encajar en el peñismo. Desde la campaña presidencial fue arrojado al ostracismo político por los operadores electorales del mexiquense, al destituirlo como secretario regional del CEN del PRI para los estados de Coahuila, Durango, Tamaulipas y Nuevo León.

Y es que entre Peña y Fidel existen varias afrentas aparte de la abortada aspiración presidencial del veracruzano. El incidente más grave fue la ejecución de cuatro guardaespaldas, en mayo de 2007, que custodiaban a los hijos del aún gobernador del Estado de México, los cuales se hallaban de vacaciones con una tía materna en el puerto de Veracruz.


Conocida su fuerte adicción por el poder, del cual ha venido disfrutando casi ininterrumpidamente desde el sexenio del presidente Luis Echeverría Álvarez (1970-1976) –cuatro décadas en las que ha sido dirigente juvenil priista, cuatro veces diputado federal, senador, gobernador, presidente del PRI capitalino, miembro del Comité Ejecutivo Nacional del partido tricolor, funcionario administrativo del Congreso de la Unión y director de Fonhapo, entre otros cargos más–, Herrera Beltrán ha de estar viviendo actualmente el infierno del “no poder”, pues hasta ahora no ha sido incorporado en ningún cargo partidista ni gubernamental.

Es más, su karma parece haberlo trasmutado a sus amigos y descendientes que han buscado ocupar una delegación federal o un espacio de poder en los estados gobernados por los aliados del presidente Peña.

El caso más emblemático es el de su hijo Javier Herrera Borunda, muy amigo del güero Manuel Velasco Coello, flamante gobernador del estado de Chiapas, en cuya campaña electoral participó exitosamente el priista veracruzano.


Inclusive a Herrera Borunda lo llegaron a candidatear para asumir la Secretaría de Gobierno, pero Velasco Coello designó a Juan Carlos Gómez Aranda, ex colaborador en la Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos durante el salinato del gurú de Atlacomulco, Carlos Hank González, a quien además le fue creada la súper Secretaría de Planeación, Gestión Pública y Programa de Gobierno, la cual se encargará de coordinar el gabinete de gobierno y apoyar en ese sentido al Ejecutivo Estatal, además de formular y supervisar el Plan Estatal de Desarrollo y evaluar las políticas públicas mediante indicadores de gestión gubernamental. También tendrá a su cargo la estrategia de comunicación social del gobierno, al igual que la imagen y posicionamiento del gobernador, y realizará estudios y proyectos especiales para giras internacionales, vinculados a visitas de mandatarios extranjeros y giras internacionales.

Es cierto que el hijo de Herrera Beltrán, por no ser nativo de Chiapas, estaba impedido legalmente para ser secretario de despacho. Sin embargo, el gobernador Velasco Coello decidió reformar la Ley Orgánica de la Administración Pública local para designar como titular de la Secretaría de Hacienda a Daniel Sandoval Jafif, también amigo y compañero de partido pero oriundo del Estado de México, donde fue candidato del PVEM a diputado plurinominal y se desempeñó como regidor del Verde Ecologista en el municipio de Toluca.

Más claro, ni el agua. En el sexenio del presidente Peña, el fidelismo ha dejado de latir con fuerza.