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Columnas y artículos de opinión
Ortodoxia política
Helí Herrera Hernández
31 de diciembre de 2012
alcalorpolitico.com
[email protected]
Twitter: HELIHERRERA.es
 
En pocas horas llegará el año 2013 al mundo y en México crece la expectativa con el nuevo gobierno que apenas hace 30 días tomó posesión.
 
2012 se tradujo en el regreso del Partido Revolucionario Institucional al gobierno federal en un escenario que al inicio del milenio se veía francamente imposible, pero que Enrique Peña Nieto y sus alianzas estratégicas tanto con los varones del dinero como con los dueños de los medios de comunicación lo hicieron posible.
 
La asunción de su poder modifica de nueva cuenta las reglas políticas que perneaban su partido después de que fueron derrotados en el año 2000 por Vicente Fox, y en donde los gobernadores del PRI se convirtieron en tlatoanis absolutos en las entidades federativas que administraban, decidiendo todos los cargos de elección popular en que participaban de índole municipal, local y federal entre otras muchas cosas.
 
Ya ungido el exgobernador del Estado de México como Presidente de la República, la vieja ortodoxia priísta vuelve a sus fueros como aconteció hasta su derrota y don Enrique Peña se ha convertido en el jefe político único, real y definitorio de su partido, independientemente de las funciones que como titular del Poder Ejecutivo tiene que realizar.
 
A partir del primero de diciembre del 2012 nadie, absolutamente nadie manda en el PRI más que Peña Nieto, como antes sucedió con los gobiernos de Zedillo, de Salinas, de Miguel de la Madrid, de José López Portillo y de Luis Echeverría, por mencionar solo algunos, restándole en consecuencia el poder que ejercieron los gobernadores de ese partido en los últimos doce años.
 
De hoy en adelante los gobernadores pierden facultades de caudillos políticos estatales abdicándolos a favor del Presidente de la República y es éste, el último hombre que tomará las decisiones fundamentales o trascendentales para la vida política del PRI, recobrando ese instituto político la ortodoxia que tan bien le funcionó durante más de 72 años.
 
Y esto viene a colación porque en este año que recién inicia habrá elecciones en 14 entidades federativas, todas el domingo 7 de julio de la siguiente manera: en Quintana Roo se elegirán 25 diputados locales y 10 ayuntamientos; en Veracruz 212 ayuntamientos y 50 diputados; en Oaxaca se elegirán 570 ayuntamientos y 42 diputados locales; en Hidalgo 30 diputados; en Durango 39 Ayuntamientos y 30 diputaciones; en Aguascalientes 27 diputados locales y 11 Ayuntamientos; en Zacatecas se elegirán 58 Ayuntamientos y 30 diputados locales; en Chihuahua 67 Ayuntamientos y 33 diputados locales; en Tlaxcala 32 diputados locales y 60 ayuntamientos; en Baja California elegirán Gobernador, 25 diputados locales y 5 ayuntamientos; en Puebla elegirán a 217 Ayuntamientos y 41 diputados locales; en Tamaulipas elegirán a 36 legisladores locales y 43 Ayuntamientos mientras que en Sinaloa se elegirán a 40 diputados locales y 18 ayuntamientos, y por último en Coahuila a 38 Ayuntamientos.
 
En nuestra entidad ya se vive la efervescencia política. Los distintos partidos ya están realizando asambleas ordinarias y extraordinarias para analizar la posibilidad de ir aliados dado que el día último de enero se vence el término que el Código Electoral señala para registrar las coaliciones electorales. Es un hecho que el PRI se coaligara con el Partido Verde para enfrentar juntos la posible alianza que realicen los partidos Acción Nacional y el PRD; En Movimiento Ciudadano tal escenario lo discutirán y votarán el domingo 27 de enero mientras que el Partido del Trabajo por voz de su dirigente Estatal, Fidel Robles Guadarrama, ha dicho que no irá en esa alianza PAN-PRD y que en todo caso se irán solos. El PANAL no sabe si el PRI le correrá invitación y no tomará ninguna decisión hasta que dicho instituto político lo invite o deseche, dependiendo esta determinación de la que tomen los perredistas-panistas-movimiento ciudadano de ir juntos. Si la alianza no se concreta el PANAL se irá solo dado que el PRI se sentirá seguro para ganar una mayoría de ayuntamientos y diputaciones dejando fuera al partido de doña Elba Esther Gordillo, no en cambio si esa alianza opositora al PRI se concreta porque en ese escenario el PRI se verá forzado a invitarlos.
 
De los partidos estatales no vale la pena ocuparse porque tienen tres características: la primera que son sucursales del PRI-Gobierno; la segunda en consecuencia que son distractores y la tercera, que en lugar de tener estructura tienen mucho dinero que, como usted amigo lector lo está deduciendo proviene de la oficina que esta enfrente de la catedral de Xalapa, cuyo titular de origen panista también les manda candidatos.
 
El quid de todo esto es, sin embargo, que va a pasar dentro del PRI en la selección de sus candidatos a diputados y en las ciudades capitales de esas entidades federativas donde habrá elecciones el 7 de julio. Y digo esto porque en el caso de Veracruz ya andan varios candidatos no solo en la capital, sino en urbes importantes como Boca del Río, el Puerto de Veracruz, Coatzacoalcos o Poza Rica en actos de precampaña, trayéndolos los actuales alcaldes o funcionarios del gobierno como chivos en cristalería, de un lado para el otro, lo mismo en inauguraciones de obras que en casamientos masivos, en brindis navideños o entregas de pollos, poco falta para que los lleven a bodas, bautizos, 15 años y sepelios.
 
Y la pregunta es ¿Ya consultó el Gobernador a don Enrique respecto a los perfiles de esos candidatos que ya andan en campaña?
 
Porque la ortodoxia del PRI ya explicada le da derecho de tantum al Presidente de la República para ser el gran elector de los distintos cargos de elección popular en su partido, principalmente de las gubernaturas, senadurías, diputaciones federales y, desde luego, de grandes ciudades o municipios como es el caso de Xalapa, el puerto de Veracruz o Coatzacoalcos.
 
Esos tiempos donde el gobernador decidía quienes eran los candidatos ya pasó a mejor vida, y entratándose de los ejemplos que venimos señalando en párrafos anteriores la pregunta sigue viva ¿los candidatos que ya andan promoviéndose cuentan con la venia del señor Presidente de la República? Porque si no, que va ser el gobernador cuando lo llame el ejecutivo federal y le diga, de último momento que, para Xalapa, por mencionar solo un municipio, él le recomienda a otra persona distinta a la que promovió el mandatario?
 
¿Le va a decir que no el Gobernador del Estado?