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Columnas y artículos de opinión
Peña Nieto y la reforma
Guillermo H. Zúñiga Martínez
5 de enero de 2013
alcalorpolitico.com
El primer magistrado de la nación Enrique Peña Nieto tuvo a bien enviar, el 10 de diciembre del año pasado, al Presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, una iniciativa de Decreto que reforma y adiciona diversas disposiciones de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

El Decreto de referencia causó discusiones entre diputados y senadores y la conclusión: por mayoría de votos fue aceptado, faltando únicamente la aprobación de por lo menos 17 legislaturas locales para que cobren plena vigencia estas importantes ideas sobre educación.

Del cuerpo reflexivo de este documento histórico sobresalen varios aspectos que se deben tomar en cuenta, porque afirma que una educación inclusiva debe conjugar satisfactoriamente la equidad con la calidad.


De las líneas básicas del texto en comento, llama la atención que, si la educación es política de Estado, la calidad de los procesos educativos requiere de los esfuerzos a que están obligados sus actores conformados por los poderes públicos, órganos de gobierno, autoridades, instituciones, maestros, organizaciones gremiales, expertos, padres de familia y la sociedad en su conjunto. Precisamente esto, me conduce a expresar que la iniciativa margina y olvida que para alcanzar la calidad educativa de excepción se requiere insistir en que el aprendizaje también es responsabilidad de los alumnos. No es posible seguir pensando en que una formación de excelencia dependa sólo de la preparación, actitud, responsabilidad y extremo cumplimiento del deber de quienes tienen a su cargo transmitir los valores, principios y contenidos.

En la realidad, se ha olvidado que dentro del sistema educativo nacional lo más importante son los aprendientes y es innegable que necesitan, para su evolución, que los mentores los conduzcan de la mano por los caminos de la superación, tal y como lo hacían los pedagogos griegos en la época clásica de la educación helenista, pero existen momentos en que el colegial puede -por sí mismo- inclinarse por estudiar distintas materias y profundizar en la apropiación de los conocimientos que más le interesen.

Lo anterior salta a la vista porque lamentablemente dentro de los programas de estudio de la educación básica y media superior no existe materia alguna sobre cibernética y, sin embargo, niños y adolescentes se hacen expertos en el manejo de los instrumentos que ofrecen los inventos de Steve Jobs y de Bill Gates, que han inundado los mercados sin que esto mueva a las autoridades para que lleguen a las instituciones con la fuerza que se demanda para introducir los pormenores de una nueva realidad que está frente a todo el mundo.


En otra parte de su contenido, la Iniciativa que hoy me ocupa determina que el proceso educativo exige la conjugación de variedad de factores y, de manera débil cuando señala a docentes, padres de familia, autoridades, asesorías académicas, espacios, estructuras orgánicas, planes, programas, métodos, textos, materiales, procesos específicos, financiamiento y otros, se incluye en forma generalizada a los educandos pero sin precisar cuál es su responsabilidad. Lo que sí manifiesta de manera contundente es que el desempeño del docente constituye el factor más relevante en el aprendizaje, por lo que volvemos a entender que las condiciones actuales siguen considerando a la educación pupitresca como lo más trascendental, cuando en verdad lo que se debiera hacer es extender, ampliar y popularizar la investigación escolar y el fomento de la autorresponsabilidad de los estudiantes.

Es totalmente cierto que el magisterio mexicano es el que guarda mayor cercanía con la sociedad, todavía se dan casos -en abundancia- de mentores que son líderes en su comunidad y que están pendientes del desarrollo de los pueblos donde sirven porque se vinculan con las autoridades locales, palpan y sienten las necesidades de las rancherías o congregaciones y son, junto con el médico, elementos indispensables para sembrar inquietudes que conlleven hacia el progreso y también resulta innegable que han desempeñado una misión preponderante en la construcción del México moderno y su contribución seguirá siendo decisiva para el porvenir.

El Presidente Enrique Peña Nieto aprecia las aportaciones del magisterio en el proceso de creación de las instituciones y destaca el papel que representan en el desarrollo social. Hace bien el Titular del Poder Ejecutivo Federal al reconocer la importancia de la figura magisterial y su enorme significado en la atención educativa a niños y jóvenes, pero es muy importante que en este tipo de iniciativas y de reformas constitucionales se piense en la participación activa, dinámica y armónica de los propios aprendientes.


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