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Columnas y artículos de opinión
Prosa Aprisa
El retorno de Nemi a Palacio
Arturo Reyes Isidoro
16 de enero de 2013
alcalorpolitico.com
La política. La rueda de la fortuna. Y el tiempo, haciendo lo suyo.
 
En 2005, Juan Antonio Nemi Dib llegó como director al Sistema de Seguridad Industrial, Bancaria y Comercial, hoy Instituto de la Policía Auxiliar y Protección Patrimonial (IPAX).
 
Transformó totalmente la corporación. Hasta entonces, la llamada policía auxiliar daba pena. Cualquiera era policía auxiliar. Señoras gordas, viejas, o escuálidas con un uniforme ajado, despintado o sucio. Hombres que no encontraban alguna otra ocupación, que parecían todo menos policías. Muy pocos eran los elementos dignos. Ninguno tenía preparación policiaca, de seguridad. Todos eran improvisados. Hasta entonces, esos policías iban de casa en casa pidiendo cooperación ciudadana y cuando se les daba, a cambio regresaban un pequeño boleto. Se decía por esas fechas que aquello era la caja chica del gobierno del estado, donde se metía mano a lo que se recaudaba sin ningún control ni supervisión.
 
Con Toño Nemi todo cambió. La “bancaria” o “auxiliar” se convirtió en lo que hoy es: un instituto policiaco moderno, con elementos preparados, con una imagen que impone respeto. Se metió orden en el manejo de los recursos y se le dotó de armamento y equipo moderno. Hasta que la “grilla” alcanzó al cordobés.
 
En noviembre de 2007, inesperadamente “renunció” al cargo. El entonces gobernador Fidel Herrera Beltrán ordenó cesarlo porque presuntamente Nemi estaba pagando dinero que se debía al ISSSTE por la prestación de servicios de ese Instituto a los elementos policiacos auxiliares, que equivalía, o así lo interpretaron, a estarle dando dinero al enemigo público número uno del gobierno del estado, pero más que nada personal de Fidel, Miguel Ángel Yunes Linares.
 
La orden de echarlo se la dieron al entonces secretario de Gobierno, Reynaldo Escobar Pérez, quien cumplió de inmediato haciendo gala de abuso, soberbia, prepotencia y hasta violencia verbal. Reynaldo estaba y se sentía sobrado, embriagado de poder. Es algo que, alguna vez me lo dijo, Nemi nunca habrá de olvidar, aunque también años después me comentaría que un día, “de hombre a hombre”, pasado el tiempo, Reynaldo le ofreció disculpas.
 
En octubre pasado, en una de sus “Cosas Pequeñas”, su columna semanal que venía escribiendo hasta que le cayó nuevo cargo (“El IPAX”), Nemi Dib rememoró su paso por la “auxiliar” y al final remató, entre paréntesis: “(Y… por cierto, no hice ningún pago directo al ISSSTE)”.
 
Es indudable que Toño, cinco años después, se defendió, aclaró públicamente la acusación que se le hizo en su momento y, indirectamente, dejó en claro la injusticia que durante la fidelidad se cometió con él. Se atuvo al tiempo, siempre el mejor aliado.
 
Cinco años después, el 26 de diciembre pasado, Juan Antonio Nemi Dib fue nombrado secretario particular del gobernador Javier Duarte de Ochoa, en cuya administración, desde el inicio, había venido fungiendo como director general del DIF.
 
El cordobés, así, dejó un cargo meramente asistencial, para volver a una posición política, campo para el que tiene y ha mostrado todas las cualidades de idoneidad y desde donde, seguramente, habrá de prestar un gran servicio al ejecutivo estatal, pues es indudable que sabe tejer con estambre político fino, pero también hacer zurcidos invisibles.
 
Nemi ha vuelto a la oficina de Palacio de Gobierno que ocupó también un tiempo en el gobierno de Dante Delgado Rannauro, entonces muy joven, pero ahora cargado de más años, con más experiencia y la serenidad y la sabiduría que da el paso del tiempo.
 
Pero el 17 de diciembre pasado, nueve días antes de que dejara el cargo asistencial, nuevamente en sus “Cosas Pequeñas”, escribió (“Enfoques”): “735 días trabando en el DIF estatal han cambiado mi percepción sobre muchas cosas” y no dejó de mencionar algunas, con sentido crítico.
 
Expuso, ¿denunció?: “¿Caridad con sombrero ajeno? Hay numerosas organizaciones –algunas meras llamaradas de petate, otras permanentes y serias, otras más con claras motivaciones políticas– que suelen hacer trabajo voluntario y acuden, con más o menos profesionalismo y constancia, a realizar actividades en beneficio de la comunidad. El problema es que muchas de ellas ‘piden para dar’. Personalmente me parece que no tiene mucho sentido práctico que el DIF tenga que destinar parte de sus escasos recursos para que sean distribuidos por ‘ONG’s’. Sería una aportación de mucha mayor trascendencia y valor si estas organizaciones generaran sus propios recursos y convirtieran en verdaderas contribuciones generosas sus actividades. También es cierto, lo reconozco, que algunas de ellas son eficaces en su trabajo y que, además de los insumos que reciben del DIF, realizan sus propias aportaciones”.
 
Pocas veces una persona con autoridad, además porque lo ha vivido y comprobado, ha hecho públicamente un señalamiento contra esas organizaciones o ONG’s que él llama llamaradas de petate que, en efecto, suelen hacer caridad o obras asistenciales con sombrero ajeno, pidiendo para repartir, pidiendo y repartiendo sólo para la foto, para que se vea que hacen como que hacen. Nemi tuvo mucho cuidado en hacer excepciones que, ciertamente, las hay.
 
Pero no se quiso ir sin decir otra verdad: “La sacrosanta autonomía municipal, que Dios la proteja siempre, es otro callo difícil de retirar del dedo gordo. No hay posibilidad –salvo a través del Congreso Local, siempre entrampado en negociaciones políticas, o del ORFIS, a toro pasado– de supervisar las acciones del DIF en los municipios. Dicho con claridad: no hay muchos elementos de control, no sólo pensando en la transparencia sino en la homogeneidad y correcta aplicación de las políticas públicas”.
 
Quién sabe ahora hasta dónde su nueva posición le permita tener la influencia necesaria para plantear en forma directa estos problemas al Ejecutivo del estado y buscarle una solución. Nemi encara ahora otro compromiso, otra responsabilidad, otro reto. Hasta ahora, de todos ha salido airoso (en el IPAX no le dieron la oportunidad de hacerlo, y a cambio lo echaron). A ver hasta dónde llega.
 
Las próximas visitas presidenciales
 
He recordado en “Prosa aprisa” que durante su campaña, Enrique Peña Nieto asumió 16 compromisos con Veracruz. Publiqué al iniciar el año que en diciembre pasado, el mexiquense estuvo en Mérida, Yucatán, para concretar uno de sus ofrecimientos a los yucatecos: la construcción de un tren transpeninsular. Dije que habría que estar pendientes para saber qué anunciaría en su visita al estado el 6 de enero en beneficio de la entidad y de los veracruzanos. No dijo nada. El acto que encabezó fue estrictamente agrario, y, públicamente, no se dijo más.
 
Hoy, de buena fuente se sabe que salvo imprevistos o causas de fuerza mayor, por lo menos en el primer semestre del año, Peña Nieto tiene pensado visitar al menos una vez al mes el estado para ir concretando sus ofrecimientos de campaña y que lo mismo estará en el centro que en el sur y en el norte del estado. Veracruz es uno de los estados que más le interesa al presidente y ya no lo va a aflojar.