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Columnas y artículos de opinión
El poder y la sociedad
Uriel Flores Aguayo
18 de enero de 2013
alcalorpolitico.com
Se ha dicho con toda la razón que el poder corrompe y que el poder absoluto corrompe absolutamente; sobre esa certeza histórica se han diseñado un sistema de división de poderes y de elecciones periódicas para que no se concentre el poder y, además, se renueve. No se trata de hablar en abstracto, con erudición o pretensiones teóricas y académicas, sino de concentrarnos, con ideas y acciones, en nuestras realidades nacional, estatal y municipal; se puede asumir desde ya una postura tajante, ser categórico y tomar tales o cuales iniciativas, pero, también, es sano formular preguntas que motiven respuestas y deliberación. No es tan fácil separar a la sociedad y al poder político, de muchas maneras se comunican y se condicionan, van de la mano, con diferentes grados de incidencia mutua, en un proceso que les da forma para bien y para mal.

Puede haber liderazgos individuales y grupales que orienten los procesos sociales y políticos de acuerdo, casi exclusivo, a sus intereses facciosos; lo lograran un tiempo, hay recursos varios para que así sea; tal vez les resulte tan fácil, con poca resistencia, que crean que siempre va a ser igual; pues se equivocan, tarde o temprano se encontraran con otros escenarios, adversos, en tanto que no pueden controlar, es imposible, todos los factores que modelan a una sociedad. Iniciativas como la del Pacto por México, entre otras cosas, se hace cargo de una realidad nacional compleja y difícil, que obliga, no es por gusto necesariamente, a la apertura y a la búsqueda del consenso; otra cosa son sus objetivos ocultos y su manejo mediático a favor de Peña Nieto. Si el país está registrando esos movimientos sociales y políticos, uno fácilmente se puede cuestionar sobre la procedencia o no de ese tipo de ejercicios en lugares como el Estado de Veracruz y Xalapa.

Por supuesto que es indispensable estimular las elecciones libres, el flujo de la información, el respeto a la pluralidad y el impulso a la participación ciudadana como formula virtuosa que genere desarrollo, eficacia y honradez. No debe Veracruz, por ningún motivo, seguir en la uniformidad mediocre, en el desaliento que impone el avasallamiento; incluso, desde el poder, con talento y sensibilidad, debe auspiciarse una ruta renovadora. Las condiciones son básicas: no al abuso del poder, no a la arbitrariedad antidemocrática, respeto irrestricto a las posturas diversas y, sobre todo, a la voluntad popular.


El poder debe democratizarse, igual que abrirse a los tiempos que corren, sin continuismos, estimulando la creatividad que da la energía ciudadana. El poder debe ayudar, no estorbar; es mas fácil todo, si desde donde se toman las decisiones se adopta una postura sana, transparente y de corresponsabilidad con la sociedad; es mejor si lo entienden, si no se aferran a estilos caducos y destructivos; será más costoso socialmente y en gobernalidad que se resistan anacrónicamente a los cambios.

No hay o no debe haber ingenuidad, estamos ante un sistema que ha funcionado muy bien para unos pocos, para las elites, que va a hacer todo lo posible, a las buenas y a las malas, por perpetuar este régimen de privilegios; lamentablemente la vida no es color de rosa, unos pocos que tienen muchos recursos luchan por mantenerse en el poder, en tanto que otros, muchos más, quieren sacudir el tapete y hacer algo distinto. Es la democracia todavía una aspiración entre nosotros, una asignatura pendiente, pero es la única manera de salir adelante, de superar muchos, los principales, de nuestros problemas. Las elecciones en curso, en las que se renovaran los ayuntamientos y el congreso local, deben ser una oportunidad democrática para todos, para el poder, si es que eso quiere, y para la oposición que sólo eso debe querer.

La oportunidad pasa por lo distinto a lo tradicional, al engaño y al abuso. Pasa por conductas nuevas y sanas, no el incipiente espectáculo del abuso que ya se asoma, No merecemos, además es inútil, mas campañitas de fotos y frases huecas, de ilegalidades, así no sirven las elecciones, seguiríamos en las mismas, en el desanimo y la falta de interés social por lo colectivo, por lo público. Todos estamos llamados a aportar algo, nada de que me abstengo, nada de que soy indiferente y apolítico; de esas actitudes cómodas y intrascendentes esta poblado el camino de la corrupción y la frivolidad del poder. Hagamos propuestas, generemos debates y convoquemos a todos a participar, a defender causas y banderas.


Recadito: ¿habrá que vestirse de payaso o de cómico para ser candidato?

Xalapa, Veracruz., a 18 de Enero del 2013.

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