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Columnas y artículos de opinión
Diario de un reportero
El coque y los jarochos
Miguel Molina
24 de enero de 2013
alcalorpolitico.com
Un jueves de hace dos meses, Juan Ignacio Fernández Carbajal - director general de la Administración Portuaria Integral de Veracruz, Apiver - repitió que los miles de toneladas de coque almacenadas en el puerto no afectan la salud de decenas de que viven cerca de los patios donde se amontona el combustible al aire libre.

Según el funcionario, que debe saber más que la Organización Mundial de la Salud, el coque no es tóxico. Y si fuera tóxico no importaría, porque la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente y la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales "supervisan que se tenga un adecuado manejo, almacenamiento y traslado del coque".

Y dijo más. El funcionario aseguró que de todos modos "las empresas que movilizan este material han tomando medidas preventivas para evitar afecciones a la salud de los habitantes de la zona norte de la ciudad", y denunció que "el asunto del coque ha sido más mediático y político que sanitario".


Lo que nunca dijo es qué ganancia política esperan las cien mil personas que viven en las colonias Miguel Alemán, Formando Hogar, México, Virgilio Uribe, Playa Linda, Astilleros, Fraccionamiento del Norte, y otras que quedan en el camino del viento y de lo que lleva el viento cuando sopla hacia el norte.

Si yo pudiera, sentaría al señor Fernández Carbajal frente a quienes sufren los baños de coque y le pediría que oyera lo que dicen. La prensa veracruzana ha estado haciendo precisamente eso desde que la gente comenzó a quejarse del polvo negro que lleva el viento. (Hay varios videos sobre el tema, como éste: http://www.youtube.com/watch?v=WiAtoEJdquI)

Pero tal vez sería en vano. El funcionario insiste en que no hay ningún polvo de coque acumulándose en las fachadas de las casas, ni en las vías respiratorias de las personas ni en todo lo que le queda al paso. Y si hay, no es malo. Es el precio del progreso en las zonas federales, y ante eso no valen las reglas 113, 120 y 121 del código de almacenamiento de la propia Apiver.


Tampoco creo que sirviera de mucho hablar con César Martín Zamora Pozos, director ejecutivo de la Corporación Internacional de Comercio Exterior (CICE), con Anselmo Estadia Colom, presidente del comité del carnaval y accionista de Terminal de Carga Especializada (TCE, subsidiaria de Archer Daniels Midland), o con Andrew Gillespie, director de Servicios Especiales Portuarios (SEPSA).

Las autoridades municipales no estarían muy dispuestas a cuestionar las prácticas de CICE, empresa a la que el propio Ayuntamiento de Veracruz entregó un reconocimiento en octubre del año pasado "por su gran apoyo en la construcción de tres aulas en la colonia Reserva 1".

La TCE está ocupada en aclarar el desplome de un silo que mató a un obrero en la zona portuaria hace poco más de un mes. Según la prensa, el alto nivel de salinidad y la falta de mantenimiento habría provocado el desgaste de la infraestructura, "a lo que se suma la sobrecarga que se cree había en el silo de almacenaje de granos".


En todo caso, no sería la primera vez que una empresa de Archer Daniels Midland ignora los riesgos ambientales de su operación. En 2003, la empresa desembolsó más de diez millones de dólares para reparar daños causados por emisiones de contaminantes como el coque en cuarenta y dos plantas de dieciete estados de Estados Unidos, como informó en su momento el diario New York Times. (http://www.nytimes.com/2003/04/09/us/2-companies-said-to-agree-to-settle-suits-on-emissions.html).

Y quién sabe qué diría ahora Andrew Gillespie, director de SEPSA. Sabemos que en junio de 2011 reconoció que "lo que nos complica las cosas es que durante casi medio año hay vientos del norte, y el puerto está en el centro de Veracruz, y por eso tenemos que tomar medidas cuidadosas para evitar que el viento se lleve el polvo". (http://www.dustboss.com/bulk-cargo-handler-blankets-dust-at-port-of-veracruz)

Quienes no pueden hacer nada son las autoridades estatales. Según XEU, Eduardo Aubry de Castro Palomino, Procurador del Medio Ambiente en Veracruz, reconoció en octubre que después de las inspecciones que concluyeron con multas a cuatro empresas, Apiver ya no dejó que el gobierno del estado siguiera la vigilancia.


Miguel Alor, subprocurador ambiental de Veracruz, también reconoció que ni las autoridades federales en general ni las portuarias en particular parecen muy preocupadas por lo que les está cayendo encima a los veracruzanos. El gobernador, que se ha declarado fanático de la limpieza, no ha dicho nada sobre el problema...

El gobierno federal de antes no hizo nada, además de multar a empresas que ganan millones, y el de ahora - amigo de los veracruzanos - no ha hecho nada.

Pero alguien tiene que hacer algo, y pronto. No hay tiempo para esperar a que la gente sufra afecciones respiratorias y males peores, y menos tiempo todavía para que estalle la bomba política en plenas elecciones, porque la gente va a votar por quien ofrezca cualquier cosa. Y habrá quienes ofrezcan mucho. O todo.


Aclaración:

Debido a la diferencia horaria entre Londres y Xalapa, envío esta columna a media tarde del miércoles, por lo que no se incluyó la intervención del gobernador Javier Duarte en la triste historia del coque y la salud de quienes viven en la zona norte de Veracruz. Ojalá que el gobernador logre resolver este problema que lo es en varios sentidos.

Miguel Molina