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Columnas y artículos de opinión
Prosa Aprisa
Lo que resiste, apoya
Arturo Reyes Isidoro
5 de febrero de 2013
alcalorpolitico.com
He seguido con atención las reacciones que ha suscitado la alianza electoral que acaban de acordar el Partido Acción Nacional y el Partido de la Revolución Democrática y creo que habría que tomar distancia para emitir un juicio sobre su significado real ante el nuevo momento político que vive el país y con ello Veracruz.

De entrada, independientemente de lo opuesto ideológicamente que están (¿o ya son lo mismo?) ambas organizaciones políticas, lo considero muy sano para el sistema político, para el propio gobierno del estado, de filiación priista, e incluso para el propio enemigo a vencer de ellos, el PRI, y ya no se diga para la sociedad, para la población, de la filiación que sean.

En el siglo pasado, los mexicanos vivimos el exceso de la sobrerrepresentación que tuvo el PRI, que al final al mismo tricolor perjudicó, porque la falta de un contrapeso facilitó vicios, malas prácticas, corrupción, impunidad, abusos, todo lo cual cansó, hastió a los ciudadanos, que estaban tan necesitados de un cambio tanto que se agarraron del primero que se les presentó como opción. Con Vicente Fox (y luego con Felipe Calderón) resultó peor el remedio que la enfermedad y los mexicanos han preferido viejo por conocido que nuevo por conocer. Devolvieron al PRI al poder.


En 2006, cuando la izquierda estuvo tan cerca de la Presidencia, como lo había estado en 1988 cuando a Manuel Bartlett, hoy distinguido perredista, se le “cayó el sistema” y le hizo de chivo los tamales electorales a Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, la misma derecha, el mismo Vicente Fox se encargó de torpedear a Andrés Manuel López Obrador para que no ganara bajo la consigna de que era un peligro para México.

Hoy, la derecha ha perdido el poder merced a que repitió los mismos vicios y errores que tanto criticaba al PRI e incluso en muchos casos resultó peor. La izquierda, sigue luchando por alcanzar el poder pero no puede superar su división, la de sus llamadas tribus, amén de acusar al PRI, como lo hizo con el PAN en su momento, de que cometió fraude el pasado 5 de julio.

Creo que habría que esperar el desarrollo de los acontecimientos antes de ser contundentes y opinar que el PRI ya casi perdió las elecciones del próximo 7 de julio y que la alianza opositora ya triunfó en distritos y municipios.


Acabo de leer el comentario de un colega, Gilberto Hazz, quien hizo cuentas de los resultados de la elección de julio pasado y con lógica sumó los sufragios que por separado alcanzaron los candidatos del PAN y del PRD, que, sumados, en efecto son más que los que obtuvieron los del PRI. Si esas cifras se dieran ahora, no habría duda que el tricolor perdería el control del Congreso local y la mayoría de los municipios.

Pero no se debe perder de vista que las elecciones nunca han sido ni son ni serán iguales unas a otras y que las condiciones políticas han cambiado: el PAN, luego de perder la Presidencia sufrió una terrible desbandada de 80 por ciento de su militancia, pues sólo 2 de cada 10 refrendaron su pertenencia al partido, según cifras publicadas el 6 de enero por el propio Acción Nacional. Del millón 868 mil 567 panistas inscritos en su padrón antes de un proceso de reafiliación que realizó el blanquiazul, sólo 368 mil 253 refrendaron su militancia.

Pero, además, al perder la Presidencia, los azules perdieron su activo y su atractivo electoral, lo que les dio fuerza: el programa Oportunidades y los programas sociales de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol). Los panistas, que ya estuvieron en el poder y manipularon esos programas, saben muy bien lo que eso significa y les significará en el resultado de las elecciones.


Además, al ya no tener la Presidencia, a ver de dónde va a sacar el PAN los recursos de que dispuso a su paso por el poder y que fueron determinantes para la compra de votos y el consecuente triunfo en las urnas.

O sea, si el PRD le apuesta a su alianza con el PAN por las cifras que alcanzó el año pasado, ha hecho mal sus cuentas, sus cálculos, pues de acuerdo a la página electrónica del blanquiazul, su adherencia en Veracruz se hizo casi polvo. De 148,847 adherentes que tenía, una vez que se depuró el padrón con fecha de 6 de enero, la cifra cayó estrepitosamente a sólo ¡18,712 personas! De su militancia activa, de 24,157 panistas que había, sólo ratificaron su militancia 16,575.

Ciertamente, el PRD, en alianza con los otros partidos de izquierda, ganó la elección del año pasado en la entidad. Esta vez la izquierda está dividida. Los perredistas, en lugar de haber buscado la alianza con sus hermanos ideológicos y haber apoyado un candidato o una candidata común, optaron por la derecha. En consecuencia, el PT, Movimiento Ciudadano y lo que será Morena, de Andrés Manuel López Obrador, no los apoyan. Tampoco, solos en su corriente ideológica alcanzarán los votos del pasado reciente.


Y por el lado del PRI, como bien dijera su dirigente nacional, César Camacho Quiroz, en Enrique Peña Nieto tienen su principal activo. El copetudo empezó bien su gobierno, bien si se hace una comparación con su antecesor Felipe Calderón. Y eso generará una corriente favorable a los candidatos del tricolor, como en su momento se dio el efecto Fox que llevó a alcaldías, diputaciones y senadurías a personas que de otro modo nunca hubieran llegado a un puesto de representación popular.

En el estado, no es menor el hecho de que verdaderos expertos, chuchas cuereras, como Ranulfo Márquez Hernández por el lado de la Sedesol y Marcelo Montiel Montiel y Vicente Guillermo Benítez González por el lado de la Sedesma (Secretaría de Desarrollo Social estatal) están al frente y operarán los programas de asistencia social, que siempre han sido, son y serán, así estén en el poder priistas, panistas o perredistas, clientelares.

Los priistas tienen ahora el poder presidencial y los panistas, los aliados de los perredistas, saben bien lo que eso significa.


Pero, decía al principio, por encima de todas esas consideraciones, al final de cuentas la alianza es positiva para todos. Si el PAN y el PRD se aliaron es porque están plenamente conscientes de que solos no ganarán al PRI. A ver si con los que le queda lo hacen. Como quiera que sea, desde ya, son un contrapeso que obligará al tricolor a postular a buenos, a sus mejores candidatos, con lo que saldrá ganando el electorado.

Unos y otros tendrán que hacer buenas campañas si quieren convencer al ciudadano. En eso también ganamos todos. Y como lo que resiste apoya, si el PRI gana, podrá presumir que sus triunfos están plenamente validados por una oposición conformada por los dos principales partidos políticos. Ahora es el ciudadano el que tiene y el que tendrá la palabra, la última decisión, la definitiva.