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Columnas y artículos de opinión
Coaliciones electorales en Veracruz
Uriel Flores Aguayo
8 de febrero de 2013
alcalorpolitico.com
 Por ser figura legal y una alternativa política de participación electoral las coaliciones electorales tienen carta de normalidad en nuestro Estado; la opinión publica y los medios de comunicación las tratan con absoluta normalidad; hay que decir que, en nuestra modalidad local, el tipo de coalición que se permite deriva, mas bien, en candidaturas comunes. En estos momentos ya se aprobaron dos coaliciones por el IEV, la que encabeza el PRI, tradicional, y la que lograron, inéditamente, el PRD y el PAN, siendo esta ultima la que más ha llamado la atención y suscitado ciertos debates; es curioso que la coalición opositora reciba descalificaciones que no provienen principalmente del PRI, lo que sería absolutamente entendible, sino de opinadores amateurs y supuestamente profesionales. De la coalición opositora me interesa seguir dando algunas opiniones, como parte interesada, de apoyo y como un ejercicio democrático que también le pido a mis compañeros dirigentes del PRD.

Es fundamental, para descartar discusiones bizantinas y circulares, definir que la coalición opositora no es de carácter ideológico, sino electoral y con alcances principalmente en el ámbito municipal, se vuelve programática y de plena justificación cuando encontramos coincidencias en ambas fuerzas políticas en más del 80% de sus plataformas municipales. Decir electoral no solo nos remite a cuestión de votos sino que nos lleva a observar las condiciones de la competencia y cuestionarnos sobre la imparcialidad real del órgano electoral (el árbitro) así como a la equidad y al papel de los aparatos públicos, es decir, a preguntarnos si estamos ante elecciones libres, condición invariable para presumir que vivimos en democracia y en un estado de derecho. Tan solo ese panorama haría perfectamente válida la incoativa opositora.

Las reacciones son las, mas o menos, esperadas, con la preocupación del caso ante la reaparición de formas primitivas que uno pensaría superadas, que le apuestan a la burla, la descalifican, la enredan y la combaten con malas artes. Con todo y eso creo que la coalición opositora es correcta, que corresponde a la situación política de Veracruz, que debe respetarse y que traerá beneficios democráticos en términos de controles y contrapesos legislativos así como en la oxigenación de la vida pública en los municipios. Debe verse como un derecho, tan igual como lo hace el PRI, al que se le respeta su trabajo electoral. Si las elecciones valen la pena es porque se expongan ideas y propuestas, se comparen y se elijan servidores públicos y representantes idóneos para cumplir con su deber. Las elecciones deben exponer lo mejor de todos nosotros, ser una fiesta de la libertad y convertirse en la gran plataforma que impulse a niveles extraordinarios la participación de los ciudadanos; lo otro, lo arcaico, es la manipulación, el uso de dinero y el reino de las trampas de las que salen, sin duda, malos y corruptos munícipes y diputados.


El mecanismo de votación de las coaliciones es simple pero requiere algunas precisiones que eviten la confusión y ataques gratuitos: no se hace un logotipo único, se vota por separado, para cada partido de la preferencia del elector, al candidato a presidente se le suman los votos en una especie de candidatura común, a cada partido coaligado se le cuentan sus votos por separado para efectos de las listas de regidores y Diputados que son de representación proporcional; dicho lo anterior, queda claro que cada afiliado y simpatizante seguirá votando por el partido de su preferencia.

La clave para entender esta coalición se llama alternancia, esa posibilidad de cambiar de partidos en el poder, en este caso municipal, ante el continuismo inmovilizador y regresivo. Veracruz requiere una política democrática a plenitud, que reconozca la pluralidad de su sociedad, que estimule la participación de sus ciudadanos en los asuntos públicos, que coloque reales controles al ejercicio del poder y sanee su vida pública; ni más ni menos, apenas lo necesario para salir del atraso y generar un ambiente nuevo y de esperanza. Es deseable que el oficialismo, el bloque de poder actual de nuestro estado ,proceda con responsabilidad, sea sensible a los tiempos que corren y adopte una actitud de apertura total, de respeto a la voluntad popular; seria catastrófico, nos quitaría mucho tiempo, además de ineficaz que optaran por la represión y la guerra sucia.

En el caso del PRD, partido venido a menos evidentemente, se trata de que salga de su marginalidad, que se convierta en factor de poder para que pueda cumplir con sus responsabilidades sociales; su reto actual es ganar municipios grandes y varios distritos, de tal manera que aplique su programa de Gobierno municipal y tenga una presencia notable en el Congreso; es una tragedia para la izquierda Veracruzana y para el pueblo en general que tengamos un partido cascaron, inactivo y que apenas sirve para comparsa del PRI. Hay que rescatarlo desde los triunfos electorales y el ejercicio de Gobierno. El PRD actúa con sensatez en esta coalición con el PAN, es una buena táctica que le permitirá ganar viabilidad por mucho tiempo; cuando pasen las elecciones hará sus cuentas, rendirá cuentas y, seguramente, se ofrecerá a los veracruzanos como opción política real.


Recadito: la izquierda verdadera vive y sigue, por el momento en coalición opositora.

Xalapa, Veracruz., a 8 de Febrero del 2013.