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Columnas y artículos de opinión
Tierra de Babel
Amor, amor, amor…
Jorge Arturo Rodríguez
13 de febrero de 2013
alcalorpolitico.com
Hace varios ayeres, una campaña publicitaria nos invitaba a regalar afecto, no comprarlo. Claro, ahora hay muchos slogans refiriéndose a centrarse más en los sentimientos y evitar el derroche. Pero en realidad tal parece que el afecto sale sobrando, sólo se invita a considerar el ahorro y cuidar la economía. Ya no digamos de las actuales publicidades con motivo del Día del Amor y la Amistad… El consumismo pleno.

Este 14 de febrero conviene mejor pensar qué carajos es el “amor” y la “amistad”. Con frecuencia no lo sabemos o se nos olvida o no le damos importancia, digo, al menos reflexivamente pa’ luego ponerlo en práctica. A menudo sólo vivimos y ya, a lo que venga, a lo que te truje Chencha… Más ahora con eso de “amigos íntimos”, “amigos con derechos” y no se qué más jaladas que, la verdad, suenan bien y se antoja hacerlos realidad…

Pero no me podré aquí a escribirles sobre el asunto, ya hay muchos chuchos cuereros que pueden consultar. Quizás tan sólo unirme a la pregunta de Groucho Marx: “¿Por qué lo llaman amor cuando quieren decir sexo?” Ahí se las dejo.


Les cuento que en diciembre pasado fui al cardiólogo para un chequeo. Afortunadamente y gracias a Dios, o al revés, salí bien. “Un corazón joven tiene usted”, me alivió el doctor. “Sus triglicéridos andan un poco alto, pero tiene remedio”, agregó. “Sólo hay que cuidarse y cambiar de régimen alimenticio y de rutina”, me dio una hoja con recomendaciones. Lo leí ahí enfrente de él, y le comenté: “Es obvio que el estrés es un factor determinante, ¿cómo le hago para…?” El doctor me espetó: “Procure cambiar, no bruscamente, desde luego, sino paulatinamente en todo lo que sienta que le hace mal, que le perjudica emocionalmente, su ambiente laboral, familiar, amistades, y otras cosas, es decir, verlos y enfrentarlos de otra manera…” No le entendí mucho, pero después me comentó que tendría que ser un cambio integral. Entonces recordé ciertas lecturas y me dije a mí mismo: “Ajajá, creo que lo que está diciéndome es que cambie de actitud, tener una actitud mental positiva...” ¿A poco?

Ya saben que el estrés es una tensión provocada por situaciones agobiantes que originan reacciones psicosomáticas o trastornos psicológicos a veces graves, según el Diccionario de la Real Academia. Y justo hace unos días, leo que para la cantante estadunidense Beyoncé, el sexo es la mejor manera de calmar los nervios: “Cuando me pongo nerviosa me gusta hacer el amor con mi marido”. ¡Sí!

Pos ahí está la cuestión. Lo que sucede es que le tememos mucho al sexo, a su alrededor hay un mundo de tabúes. Y dice Arthur Miller que los hombres temen más el sexo que las mujeres. ¿Será?


Y claro, con mucha razón Robert Louis Stevenson escribió: “Sexo: lo que sucede en diez minutos es algo que excede a todo el vocabulario de Shakespeare”. ¡Sí que sí!

No seamos mojigatos, el sexo sólo es sucio si se hace bien, dijera Woody Allen, quien también dijo que el sexo sin amor es una experiencia vacía. Pero como experiencia vacía es una de las mejores.

Pos no sé ustedes. Ahí vayan pensándole qué es eso del amor y la amistad, o practíquenlo chido. No nos vayamos a enfermar de tanto estrés.


Por cierto, un amigo me compartió el siguiente cuentito: “Blancanieves fue hechizada no por su madrastra malvada, sino por los siete enanitos. Y uno cada noche dormía entre sus piernas, hasta completar la semana y de nuevo a empezar”.

De cinismo y anexas

“Pensándolo bien”, de Jaime Sabines: “Me dicen que debo hacer ejercicio para adelgazar,/ que alrededor de los 50 son muy peligrosos la grasa y el cigarro,/ que hay que conservar la figura/ y dar la batalla al tiempo, a la vejez./ Expertos bien intencionados y médicos amigos/ me recomiendan dietas y sistemas/ para prolongar la vida unos años más./ Lo agradezco de todo corazón, pero me río/ de tan vanas recetas y tan escaso afán./ (La muerte también ríe de todas esas cosas.)/ La única recomendación que considero seriamente/ es la de buscar una mujer joven para la cama/ porque a estas alturas/ la juventud sólo puede llegarnos por contagio”.


Por lo pronto, ahí se ven.

Hasta la próxima
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