icono menu responsive
Columnas y artículos de opinión
La mirada de los otros
¿Quién orienta a los jóvenes?
Tomás Rodríguez Pazos
14 de febrero de 2013
alcalorpolitico.com
La TV nacional abierta ha presentado durante los meses recientes imágenes de violencia juvenil extrema: Los estudiantes de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, de la normal rural de Ayotzinapa Guerrero; los sedicentes miembros del # yo soy 132 –en las protestas del 1 de diciembre, 2012; Alumnos del Colegio de Ciencias y Humanidades que mantienen tomada la Dirección General de esa institución, perteneciente a la UNAM. Cuando se informa que se trata de protestas ante reformas curriculares –en dos casos- y de inconformidad con la resolución del Tribunal Electoral, las acciones de los jóvenes parecen desproporcionadas.

Si la pretensión de la TV comercial fuese plantear que se trata de conductas inexcusables, cuya única solución consiste en la aplicación de las normas legales y los reglamentos de las instituciones educativas, estarían surgiendo una represión de dudosa eficacia. Como quien dice “La autoridad echaría más lumbre al fuego”. Por ello, hay que intentar un análisis ponderado de los hechos.

1º En cada institución educativa, se producen y reproducen prácticas estudiantiles que explican en primera instancia el tipo de reacciones estudiantiles ante anuncios o acciones de la autoridad. Si en la escuela preparatoria o de educación normalista se ha establecido la costumbre de aceptar o rechazar maestros o planes de estudio, según opiniones o evaluación de los alumnos, esa concesión –que no derecho-- será muy difícil de erradicar.


2º La escuela como espacio natural para la formación en el conocimiento y los valores sociales ha sido desplazada en gran medida por los medios de comunicación –TV, Radio, Cine— y las nuevas tecnologías de la información. Este desplazamiento implica que los modelos de vida para los niños y los jóvenes no surgen de los ideales de una sociedad justa y equitativa, que generaban las instituciones tradicionales, sino más bien en un “libre mercado” que oferta con criterios comerciales formulas individualistas de éxito y competitividad.

Está pérdida de la capacidad efectiva de orientar a la sociedad no es vista ni asumida por los propios maestros.

3º El orden social, donde los grupos y sus líderes o autoridades se constituían desde la célula familiar, el barrio, las instituciones o agrupamientos locales –sindicatos, cooperativas, escuelas-- hasta las autoridades municipales o estatales, se han debilitado, penetradas por las bandas, la segregación, el clasismo, la irresponsabilidad individual y la corrupción generalizada. En los últimos años se ha puesto en duda la capacidad de las instituciones y de sus dirigentes, para reconstruir eso que ahora llamamos “el tejido social”.


No se puede exculpar de sus responsabilidades a los jóvenes estudiantes –preparatorianos o normalistas- que desde el ingreso a la escuela deben saber sus derechos y obligaciones. Pero la sociedad no puede esperar de ellos conductas y esfuerzos honestos si los adultos en general y los responsables sociales y educativos no recuperan el papel de orientadores ciñendo su conducta al conocimiento científico y a los valores humanos.