Entrevistados a mediados de julio de 2012, dos semanas después del triunfo del PRI en la elección presidencial, varios gobernadores del partido tricolor declararon que con el nuevo gobierno federal que encabezaría Enrique Peña Nieto no habría regreso a los viejos vicios de un presidencialismo imperial exacerbado ni tampoco a las antiguas épocas del “teléfono rojo”.

 

Y es que durante la hegemonía priista, sobre todo la que prevaleció desde la década de los sesentas hasta la presidencia de Ernesto Zedillo (2004-2000), había una línea privada de comunicación telefónica por la que el jefe del Ejecutivo federal se comunicaba directamente con sus secretarios de Estado o con los gobernadores de cada entidad federativa.

 

Lo del “teléfono rojo” era en referencia a la línea encriptada por la que se comunicaban los jefes de la Casa Blanca y del Kremlin durante la Guerra Fría iniciada en 1963, después de la crisis de los misiles por las armas nucleares que Rusia instaló en Cuba.

 

En aquella entrevista, realizada hace siete meses por la agencia Notimex, gobernadores como el de Colima, Mario Anguiano, ponderaron la vocación de servicio de Peña Nieto, que “no todos los políticos la tienen”. El colimense sostuvo que los tiempos del “teléfono rojo” llegaron a su fin “por el bien del país y por el bien de los políticos, porque estamos ante una población con una gran capacidad y un gran nivel de manejo político”.

 

A su vez, el gobernador de Zacatecas, Miguel Alonso Reyes, aseguró que habrá respeto y colaboración, y que se mantendrá vigente el pacto federal, con una mejor relación en torno a los tres órdenes de gobierno: federal, estatales y municipales.

 

Es más, el mandatario zacatecano comentó que en la reunión de la Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago) que por esos días se había realizado en Querétaro, los asistentes dejaron patente que en el país “no haya una supeditación de los gobernadores al presidente, pero sí una mejor y mayor coordinación”, además de que no haya la tentación de imponer, sino de consensuar, buscar la construcción de buenos acuerdos.

 

“Estamos optimistas que habrá una relación de respeto hacia nosotros, pero también de mayor coordinación que nos urge en múltiples tareas”, expuso.

 

En tanto, el mandatario de Michoacán, Fausto Vallejo Figueroa, rechazó el riesgo del regreso a un presidencialismo exacerbado, pues reconoció que el país tiene una nueva generación de políticos, además de “las lecciones que nos ha dado la propia ciudadanía”.

 

Ayer, en Chihuahua, donde se llevó a cabo la 44 Reunión Ordinaria de la Conferencia Nacional de Gobernadores, el presidente Peña designó a 12 representantes de la Presidencia de la República con las 32 entidades del país para incrementar la comunicación y coordinación entre su administración y los gobernadores y alcaldes de la República.

 

Peña aclaró que ello no limitará el acercamiento y la interlocución que mantendrá con los gobernadores y el jefe de Gobierno del Distrito Federal sino, por el contrario, para incrementarla.

 

Sin embargo, esta decisión parece restar poder al hidalguense Miguel Ángel Osorio Chong, pues tradicionalmente correspondía al titular de la Secretaría de Gobernación mantener la interlocución directa con los gobiernos de los estados.

 

Entre los 12 representantes personales del presidente Peña destaca que para Veracruz y Tabasco haya sido designado el secretario de Educación Pública, Emilio Chuayffef Chemor, ya que entre sus antecedentes figuran haber sido el primer director del Instituto Federal Electoral (IFE) y su manifiesta rivalidad –al igual que el ex gobernador Fidel Herrera Beltrán, su ex colaborador y amigo– con el neopanista Miguel Ángel Yunes Linares.

 

 

Por fin, después de nueve meses y quince días, y a resultas del amparo 804/2012 por el que la justicia de la Unión ordenó al Senado de la República y al Tribunal Superior Agrario que en términos del artículo 80 de la Ley de Amparo se le restituyera en sus derechos violados, el pasado jueves 14 fue reinstalado José Lima Cobos como magistrado numerario agrario en el distrito número 40 con sede en San Andrés Tuxtla, que abarca los municipios de toda la Cuenca del Papaloapan y el sureste veracruzano, hasta los límites con el estado de Tabasco.