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Columnas y artículos de opinión
Prosa Aprisa
Sí, parecen nuevos
Arturo Reyes Isidoro
20 de febrero de 2013
alcalorpolitico.com
Bla, bla, bla, bla… acerca de la invalidación que hizo el Tribunal Electoral del Estado de Veracruz (TEEV) de la coalición PRAN (PRD-PAN), o sea, “Gran alianza por ti”.
 
Creo que quien más atinado está en sus declaraciones es el dirigente del Partido del Trabajo (PT), Arturo Pérez Pérez.
 
A juicio de este señor, a los perredistas les faltó “astucia” para impedir la revocación y los calificó muy bien: “parecen nuevos”, pues dejaron cabos sueltos que le permitió al Tribunal invalidar la coalición. El señalamiento es directo en contra de los del sol azteca, pero también es válido para los panistas.
 
Es cierto, al invalidar la coalición, el TEEV dejó la impresión de que se prestó a intereses políticos, pero, finalmente, a reserva de lo que resuelva el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, en stricto sensu, actuó con toda legalidad.
 
Pérez Pérez le carga toda la responsabilidad a los amarillos “por no ser escrupulosos en sus trámites” aunque, insisto, también es válido para los albiazules.
 
Puntilloso, dijo, según registró la reportera Ángeles González Ceballos, del portal alcalorpolitico.com: "Como que no le saben a cuidarse, o de plano fue a propósito porque no cumplieron con un procedimiento muy simple".
 
Pero otro reconocido perredista, Agustín Mantilla Trolle, dijo también otra gran verdad: “… hubo miembros del PRD que fueron a interponer los recursos (que permitieron la resolución del TEEV) y que se han prestado a ese tipo de negociaciones. Sí las hubo y desgraciadamente son vicios que arrastra el partido en Veracruz y es por eso la situación en que nos encontramos”.
 
Así es. Para que le buscan más. Su principal enemigo lo tienen adentro. Y si bien ayer reaccionaron las dirigencias nacionales de ambos partidos, me llamó poderosamente la atención que no fueran más allá de decir que apelarán a la resolución del TEEV, pero nunca hicieron alusión o amenazaron que van a romper el Pacto por México.
 
Pero el palo está dado y en lo que resuelven si son peras o manzanas, es decir, en lo que litigan ahora ante el tribunal federal, el tiempo les corre.
 
Me parece lo más sensato y lo más viable a seguir lo que ha dicho al respecto el diputado federal Uriel Flores Aguayo: que en el extremo de no poder darse legalmente la alianza, pueden mantenerla de facto, esto es, que en los municipios simplemente no se registra uno de los partidos y se dedican a apoyar al otro e integrar el equipo en la planilla.
 
Tiene sentido común lo que dice, aunque el gran problema de panistas como de perredistas es su gran división interna. No los dirigentes, sino la militancia de uno y otro se destrozarían por las posiciones antes de caminar de común acuerdo.
 
Y, finalmente, yo siempre he creído que la gran alianza, la mejor alianza debe ser con el pueblo, con la sociedad. Ésa es la que hay que defender.
 
Pero vuelvo a lo que dijo el dirigente petista Arturo Pérez. La oposición no puede ignorar el tamaño del adversario que tienen enfrente y de la experiencia, del colmillo, de las marrullerías, de las chicanadas de que es capaz apegado a derecho. Queda, existe la sospecha de que el priismo está atrás de todo, pero no hay forma de demostrarlo.
 
Si así fuera –todo queda en una presunción mientras no se demuestre plenamente–, hizo un trabajo limpio. Cometió el delito sin dejar huellas ni mancharse las manos de sangre. Otros lo habrían hecho por él: el propio PRD, un segmento de él, que además defiende su proceder y reclama para sí la autoría (Daniel Nava Trujillo, Manuel Bernal Rivera). En todo caso, éstos habrían sido quienes desde adentro dejaron abierta la puerta para que se metieran los ladrones. Bien saben que anda un gallo suelto y dejaron abierto el corral de las gallinas.
 
La dirigencia nacional perredista sale a decir que apelará, pero, me asalta la pregunta: ¿y por qué no procede contra sus militantes que impugnaron y dieron paso a la sentencia?, ¿por qué no los reprueba?, ¿por qué no los descalifica, los desconoce?, ¿de qué tamaño son los intereses que están en juego?
 
Sí, parecen nuevos. En efecto, cabe la pregunta: ¿por qué dejaron cabos sueltos?, o, más bien, ¿quién los dejó?, ¿es que fue a propósito?, y, si así fue, ¿quién se prestó?, ¿a cambio de qué o de cuánto?
 
Por el lado oficial, me pareció oportuna y acertada la reacción del secretario de Gobierno, Gerardo Buganza Salmerón, de que no tiene por qué haber ruptura entre las fuerzas políticas y el Gobierno del Estado luego de la resolución del TEEV.
 
Hace bien en tender puentes, en dejar abiertas las puertas para el diálogo, indispensable para darle fuerza y credibilidad al proceso electoral en marcha. Sospechas aparte, en efecto, como dijo, se trata de instancias diferentes, el Tribunal y el Estado.
 
Qué bueno que se dijo respetuoso de las manifestaciones de todas las fuerzas políticas. Su papel es dialogar, conciliar, lograr entendimientos, ayudar a mantener la gobernabilidad política.
 
“No tiene por qué haber ruptura, yo creo que el problema es entre el propio PRD porque fue el nuevo comité el que así lo decidió y así lo ha señalado. Nosotros somos respetuosos de las manifestaciones y de las expresiones de todas las fuerzas políticas, simplemente nada tiene que ver el Estado con otra institución como lo es el Tribunal”.
 
Me llamó la atención también lo que dijo el gobernador Javier Duarte de Ochoa, entrevistado en Perote sobre el tema. Luego de insistir en que es un problema entre perredistas, que un grupo de ellos impugnó, expresó: “¿Qué creo? Que al final de día se van a volver a poner de acuerdo, van a cumplir con lo que establecen sus estatutos y se van a volver a unir”.
 
¿Y los ciudadanos, los electores, los votantes? Por fortuna, sus derechos y su fuerza están intactos: al final, debemos ver más allá y por encima de los partidos debemos ejercer nuestro voto libremente.
 
Otro político, esposo ejemplar
 
Otro político, ejemplar esposo. Ayer comenté el detallazo del secretario particular del gobernador Javier Duarte de Ochoa, Juan Antonio Nemi Dib, por las atenciones públicas que tiene con su esposa Lucy. Pero me gustó también el detalle del diputado local de Movimiento Ciudadano (MC), Armando Méndez de la Luz, quien acompañó, como debe ser, a su esposa Dulce María Dauzón, aspirante a la alcaldía de Xalapa, al acto en el que se dieron a conocer los resultados preliminares del Diagnóstico Municipal participativo de Xalapa realizado por estudiantes de la UV e integrantes del MC, acto que, de hecho, fue el lanzamiento público de la empresaria a la liza política en la capital del estado.