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Columnas y artículos de opinión
Esfera Política
Riesgo subestimar grupos de autodefensa
Ricardo Vázquez Salazar
25 de febrero de 2013
alcalorpolitico.com
Lo que para muchos representa un hecho indebido, ilegítimo, para otros es una reacción natural a una secuencia de acciones que han rebasado los límites de las más descabelladas atrocidades por parte del crimen organizado.

La cruda realidad que continúan enfrentando los mexicanos no es para menos, al convertirse en víctimas de la delincuencia organizada, o al sentirse seriamente amenazados, ha dado lugar a la conformación abierta de grupos de autodefensa en varias entidades.

La situación que se vive es delicada en extremo; de acuerdo a la consultora de riesgo Control Risks, su analista global en México, Gavin Strong, señala en su reporte Risk Map 2013, que México ocupa el segundo lugar mundial en secuestros.


Algunos medios de comunicación hablan de que se tiene registro de nueve, pero otros informativos internacionales aseguran que son varios estados más de nuestro país donde se han conformado grupos de autodefensa, como último recurso adoptado por la ciudadanía para proteger a sus familias y conservar el poco patrimonio que poseen.

Es realmente inadmisible enterarnos que en México hay comunidades completas que sus pobladores se han visto obligados a salir huyendo, a abandonar sus casas, sus parcelas, sus animales de subsistencia, por verse seriamente amenazados por la delincuencia organizada, en estados como Chihuahua, Sinaloa, Guerrero y Michoacán, como ha sido ya difundido ampliamente.

Tan solo en Guerrero están identificados grupos de autodefensa que van de 300 a 900 personas en veinte comunidades, pero se prevé que en corto plazo se amplíe a sesenta comunidades donde haya presencia de grupos armados, conformados por brigadas, organizados como Dios les dio a entender.


Es muy distinta la óptica que se tiene acerca de la conformación de grupos de autodefensa; solo para quienes por desgracia han sido víctimas del crimen organizado, o para quienes se han visto seriamente amenazados, tienen conciencia de que lo último que les queda es armarse de valor y de todo lo que puedan para defenderse; para otros, que se desgarran las vestiduras argumentan que primero se debe preservar el Estado de Derecho.

Son varios los riesgos que esto implica, además de que esto se continúe extendiendo, la conformación de grupos de autodefensa se puede complicar aún más por la fragilidad de estos mismos, por la tentación que representa para otro tipo de intereses, oscuros.

El presidente Peña Nieto debe estar ya viendo la manera de acelerar el proceso de reordenamiento institucional y operatividad en materia de seguridad; la situación lo amerita, debe ser más que preocupante.


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