icono menu responsive
Columnas y artículos de opinión
Prosa Aprisa
Ahora sí, en el PRI, las encuestas
Arturo Reyes Isidoro
5 de marzo de 2013
alcalorpolitico.com
En los nuevos estatutos del PRI, avalados el domingo por el pleno de su 21 Asamblea Nacional, se formalizó las encuestas como método de selección de candidatos. Si bien se recuerda, ese fue siempre un método que vino proponiendo en Veracruz el ahora senador Héctor Yunes Landa, aunque no procedía porque no estaba reconocido por los documentos básicos del tricolor. Hasta ahora, se reconocía la selección por designación directa y por convención de delegados.
 
El 11 de diciembre pasado, en “Prosa aprisa” publiqué que Héctor andaba tirando línea a los aspirantes a un cargo de elección popular, como había ocurrido en Córdoba donde, según informó la prensa de esa ciudad, el senador los convocó a hacer su “pollita” para pagar la contratación de una empresa encuestadora para que con base en los resultados que arrojara la medición se determinara quiénes irían como candidatos, “para que cuando venga el Comité Directivo Estatal del partido ya se tenga una propuesta de candidatos y su aceptación entre la militancia y la población”. Su propuesta no era mala, pero estaba fuera de toda normatividad.
 
Héctor trataba de hacer valer ese método, de facto, que él mismo trató de usar para llegar a la gubernatura en el proceso electoral de 2010, convencido como estaba de que él era el mejor posicionado ante la opinión pública veracruzana. El resto de la historia, ya se sabe. Ahora, la situación ha cambiado.
 
La reforma estatutaria tiene mucha miga política, más de la que, en lo inmediato, la prensa del Distrito Federal no le ve, concentrada como está en la quita de candados al IVA en alimentos y medicinas y a la reforma energética, pero que en su momento habrá de salir a relucir como cuando, por ejemplo, en Veracruz se acerque y llegue el momento del relevo gubernamental.
 
Así, de pronto, de golpe y porrazo, las condiciones para los aspirantes del 2016 han cambiado y ello forzará a los suspirantes a la silla que hoy ocupa Javier Duarte de Ochoa a dejar el clóset (quienes no asoman la cabeza y se están guardando para cuidarse) o a intensificar su presencia ante el potencial electorado y ya ni se diga su exposición ante los medios informativos.
 
De los que se mencionan: José Yunes Zorrilla, Héctor Yunes Landa, Adolfo Mota Hernández, Tomás Ruiz González, José Antonio González Anaya, Fernando Aportela Rodríguez, Alberto Silva Ramos, más los que se acumulen con el paso de los días, el que abiertamente estaba y está en precampaña buscando no perder la clientela que ya tiene, la popularidad de la que goza en un amplio sector de la población e incluso acrecentarla, es Yunes Landa, quien ahora sí, llegado el momento, podrá reclamar que se haga valer la aceptación ciudadana, mediante encuestas, para decidir el relevo sexenal.
 
Aquí he apuntado que en la pasada elección, Héctor hizo una buena campaña, una gran campaña, no de candidato a senador sino a gobernador. Lo estuve siguiendo y muchas veces me recordó los días en que yo anduve en esos trotes con algún candidato a la gubernatura, por ejemplo cuando anduvo recorriendo en lancha los pueblos a orillas de la laguna de Tamiahua o cuando de madrugada amaneció en las factorías, por ejemplo en las procesadoras y envasadoras de piña en Isla, como hacía don Agustín Acosta Lagunes cuando a las cuatro de la mañana ya estaba en el ingenio San Cristóbal, en Carlos A. Carrillo, o en los cañaverales de la cuenca del Papaloapan cortando caña machete en mano como lo hacía Fidel Castro en sus momentos de gloria.
 
Por eso Yunes Landa ganó sin problemas y –quién sabe si se ha llegado a valorar– y le allegó muchos votos a su partido y al candidato Enrique Peña Nieto. Y ya como senador formal, Héctor volvió a la carga aunque ahora lo que entonces se vio mal, y en “Prosa aprisa” lo apunté, podría ya no tener la misma óptica dado la reforma estatutaria del tricolor.
 
El 11 de octubre del año pasado (“¿Acelere político fuera de tiempo?”), dije: “Algo que le reconocen propios y extraños es que su campaña como aspirante al Senado fue bastante buena, hecha con mucho oficio político, con toda la experiencia, con un excelente manejo de medios… y, sin duda alguna, quedó posesionado para aspirar a la grande del estado.
 
“Sin embargo, podría estar pisando demasiado fuerte el acelerador sin guardar los tiempos y las formas, pues no obstante su preocupación para que se sepa que él no está haciendo ni quiere hacerle sombra al joven ejecutivo del estado, zopiloteándolo como se dice comúnmente en política, es indudable que un anuncio que hizo ese mismo día de su conferencia le hará ruido al gobernador en turno.
 
“Anunció el nuevo senador que ‘reiniciará sus conferencias de prensa de los lunes, que serán a partir de las 10 y media de la mañana en la ciudad y puerto de Veracruz’. Como legislador está en todo su derecho. Como político, parece obviar que ya no es presidente del Comité Directivo Estatal del PRI ni está en campaña”.
 
La aceptación estatutaria de que una candidatura se defina por medio de encuestas, desatará, sin duda alguna, un activismo, un proselitismo casi abierto y galopante de los aspirantes y suspirantes, y no habrá de verse mal. Aunque, seguramente, habrá de formas a formas y ya se verá quién o quiénes son más inteligentes para realizar esa tarea.
 
Héctor, por el momento, se ha frenado. Lo ha frenado (¿o lo habrán frenado a propósito?) la delegación que le encargaron para sacar adelante el proceso para renovar la gubernatura en Baja California. Ya no viene tanto al estado como lo hacía y se ha limitado a seguir enviando sus boletines de prensa y los textos de sus colaboraciones periodísticas.
 
Pero el que sí se mueve, con mucho tacto, cuidadoso como es, y mucho, es otro fuerte aspirante, el también senador José Yunes Zorrilla, quien de hecho tiene y ha tomado la plaza para sí solo y quien también, como Héctor, tiene una gran aceptación popular, a lo que contribuye su carisma. Seguramente, Pepe habrá de apretar más fuerte el acelerador dado que ya no los infraccionará su partido por ir a 100 kilómetros por hora.
 
De los otros que se mencionan, ¿quién otro dice yo también? Ya dos les llevan ventaja.