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Columnas y artículos de opinión
Tierra de Babel
“Yo paso, ya me las arreglaré…”
Jorge Arturo Rodríguez
5 de marzo de 2013
alcalorpolitico.com
Hace unos días murió el escritor y diplomático francés de origen alemán Stéphane Hessel, autor del libro Indignez-vous! (publicado como “¡Indígnense!” en América Latina e “¡Indignaos!” en España), y quien inspiró varios movimientos de protesta masiva, como 15-M o indignados.

Podemos estar de acuerdo o no con él, incluso con la “insurrección” pacífica que llevan a cabo. Como el escritor Fernando Sánchez Dragó que arremetió contra el movimiento 15-M y contra Stéphane Hessel, a quien llamó “memo” (“tonto”): “¿No es francés el memo ese que se está forrando con un par de libelos en los que sólo hay vaniloquio, azúcar y santurronería?”. Sánchez Dragó luego señaló: “Indignado, pese a mi filosofía, sí que lo estoy, pero menos con vosotros que con los citados Hessel y Sampedro, los clérigos buenistas del parque jurásico de la autoayuda, los economistas aterrados y los sedicentes pensadores –¡pensadores!- que parecen terroncillos de azúcar cande a punto de disolverse en las naderías que escriben”.

Recuerdo que el genial Gilbert Keith Chesterton decía que la intolerancia puede ser definida aproximadamente como la indignación de los hombres que no tienen opiniones. Y Juan Ramón Jiménez expresaba que lo que más indigna al charlatán es alguien silencioso y digno.


Bueno, en la viña del señor hay de todo, y motivos para indignarse existen muchos. Nomás volteemos tantito a nuestro alrededor y muchas injusticias nos desesperan, nos encolerizan, nos encabronan, nos calientan… Desde ahí mismito dentro de la familia hasta las altas esferas de la vida económica, social, política, cultural y lo que quieran agregar. Y se da en todas partes. Caray, ¿pos qué nos pasa?

En fin, toda proporción guardada, aquí les dejo unos fragmentos de “¡Indígnense!”.

- “Les deseo a todos, a cada uno de ustedes, que tengan su propio motivo de indignación. Es un valor precioso. Cuando algo te indigna como a mí me indignó el nazismo, te conviertes en alguien militante, fuerte y comprometido”.


- “Es cierto, las razones para indignarse pueden parecer hoy menos nítidas, o el mundo demasiado complejo. ¿Quién manda?, ¿quién decide? No siempre es fácil distinguir entre todas las corrientes que nos gobiernan. Ya no se trata de una pequeña elite cuyas artimañas comprendemos perfectamente. Es un mundo vasto y nos damos cuenta de que es interdependiente. Vivimos en una interconectividad como no ha existido jamás. Pero en este mundo hay cosas insoportables. Para verlo debemos observar bien, buscar. Yo les digo a los jóvenes: busquen un poco, van a encontrar. La peor actitud es la indiferencia; decir “yo paso, ya me las arreglaré”. Si se comportan así pierden uno de los componentes indispensables: la facultad de indignación y el compromiso que la sigue”.

- “Estoy convencido de que el porvenir pertenece a la no violencia, a la conciliación de las diferentes culturas. Es por esta vía que la humanidad deberá alcanzar su próxima etapa”.

- “Apelemos todavía a “una verdadera insurrección pacífica contra los medios de comunicación de masas que no proponen otro horizonte para nuestra juventud que el del consumo de masas, el desprecio hacia los más débiles y hacia la cultura, la amnesia generalizada y la competición a ultranza de todos contra todos. A aquellos que harán el siglo XXI les decimos, con todo nuestro afecto: “Crear es resistir. Resistir es crear.”


De cinismo y anexas

Enrique Galván Ochoa, en su columna “Dinero”, dice: “En el Pacto por México se están negociando reglas para las televisoras –se habla de dos nuevas cadenas– y nueva legislación para las telecomunicaciones; podría ser desarticulada una parte del imperio Slim. Sin embargo, no es imaginable que el nuevo gobierno busque un choque frontal. Desencadenaría un conflicto incluso internacional, en el que gastaría tiempo y energías. El nombre del juego es pactar, para eso es el Pacto por México, un nuevo diseño del mapa del poder, un nuevo balance en el reparto de los recursos, los contratos, las franquicias. Podría pensarse que busca un campito para imponer a sus propios poderes fácticos junto a los otros. A nadie se le quitará todo, pero tendrán que ceder algo… sólo son negocios”.

O sea, pa´ encabronarse, digo, pa’ indignarse, ¿no? Por lo pronto, ahí se ven.


Hasta la próxima
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