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Columnas y artículos de opinión
Prosa Aprisa
El PRI va a misa
Arturo Reyes Isidoro
20 de marzo de 2013
alcalorpolitico.com
Don Jesús Reyes Heroles, veracruzano, tuxpeño, liberal hasta la médula, entonces secretario de Gobernación, amagó con renunciar si el presidente José López Portillo autorizaba la visita del Papa Juan Pablo II. El Papa vino, incluso ofició en Los Pinos y don Jesús se fue (Juan Pablo vino en total en cinco ocasiones al país).
 
Era enero de 1979. López Portillo escribió en su diario, en diciembre de 1978, cuando se debatía sobre la visita, que “parecía absurdo que la fuerza de un jacobinismo decimonónico impidiera que un pueblo mayoritariamente religioso no tuviera la libertad de recibir a su jefe espiritual”.
 
Cuánta agua ha corrido bajo el puente del tiempo y de la historia desde entonces. Ayer, el diario español EL PAIS cabeceó “El PRI va a misa” la nota sobre la presencia del presidente Enrique Peña Nieto en la misa inaugural del papado de Francisco.
 
En aquella ocasión, cuando se dio la primera visita de un Papa a México, no había relaciones diplomáticas entre nuestro país y el Vaticano y Juan Pablo II violó las leyes porque en México estaba prohibido andar por las calles con hábitos religiosos y realizar cualquier manifestación pública de fe. López Portillo entró en su defensa con un histórico: “Yo pago la multa”.
 
Las relaciones entre México y el Vaticano las rompió la Santa Sede en 1860 cuando el gobierno de Juárez se aprobó las Leyes de Reforma, precisamente en el puerto de Veracruz. Las restableció Carlos Salinas de Gortari en 1992.
 
En López Portillo pudo más el afecto maternal, el sentimiento religioso que el apego a la ley y el respeto a una larga tradición liberal. Antes que atender los argumentos históricos y legales de Reyes Heroles, cedió a la petición de su madre, la famosa doña Cuquita, que fue quien lo convenció de que llevara al Papa a la residencia oficial donde les ofició una misa.
 
El pasado 13 de marzo, cuando sus compañeros eligieron al cardenal Jorge Mario Bergoglio, Peña Nieto escribió en su cuenta de Twitter: “Saludamos con respeto y afecto al Papa Francisco I (sic), Jefe del Estado Vaticano, con quien deseamos establecer una relación cordial y cercana”. Y ya nadie se escandalizó.
 
El mexiquense, ayer, fue el primer Presidente mexicano que en su calidad de jefe Estado asistió al Vaticano a la inauguración de un papado. Como gobernador del Estado de México (2005-2011), viajó en dos ocasiones a la Santa Sede. El priista fue el único mandatario estatal que visitó a Benedicto XVI en el Vaticano.
 
La primera vez fue en octubre de 2006, cuando fue parte de la delegación mexicana que acudió para la canonización del obispo Rafael Guízar y Valencia, que fue tío abuelo del padre de su entonces esposa, Mónica Pretelini de Valencia. Volvió en diciembre de 2009 para asistir a los festejos de la Navidad mexicana en la Santa Sede y en su encuentro con Benedicto XVI aprovechó para presentarle a Angélica Rivera, quien se convirtió en su prometida durante esa gira.
 
La última vez que hubo un acercamiento entre Peña Nieto —que entonces era candidato a la Presidencia— y Benedicto XVI fue en marzo de 2012 durante la misa que ofreció en México, en la que también participaron los otros candidatos.
 
El PRI, pues, ha ido a misa. Ahora, por lo menos en Xalapa, para nada me extrañaría que como ya sucedió en una ocasión anterior esta vez Erick Lagos Hernández envíe a sus huestes juveniles tricolores a repartir cientos de palmas y si es posible hasta imágenes de Francisco a la entrada de los templos el próximo domingo con motivo del Domingo de Ramos. También aquí se acabó la sana distancia y hay ya una sana cercanía. El tiempo, la historia, las circunstancias. Y sí, nuestro admirado Reyes Heroles se ha de revolcar en su tumba.
 
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Y a propósito de una Iglesia para los pobres que pide Francisco, en San Andrés Tuxtla el actual alcalde Rafael Fararoni Mortera le pide a su partido, el PRI, volver los ojos hacia su persona para que lo postule como candidato a diputado local por el distrito pues asegura garantizar el triunfo bajo el argumento de que él sí ha trabajado para los pobres.
 
Como sucede en todo el estado donde todos los aspirantes han metido hasta el fondo el acelerador a medida que se acerca la fecha de la nominación de precandidatos, Fararoni aprovecha los tiempos libres que le deja su función actual para recorrer el distrito y tratar de sumar simpatías ofreciendo a cambio algo que tanto se necesita en ese como en todos los distritos: unidad.
 
Rafael asegura que las encuestas lo favorecen y la obra que ha realizado avala su trabajo. Erick Lagos, su paisano (del distrito) tiene la palabra decisiva.
 
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Donde resulta una verdadera sorpresa enterarse por boca de quienes conocen bien la situación política local, es en Coatzacoalcos, donde no obstante todo lo que ha hecho el tricolor por asegurar el triunfo de su casi seguro candidato a alcalde, Joaquín Caballero Rosiñol, se estima que la contienda no la tendrá fácil el PRI y que sigue siendo una seria amenaza el seguro candidato del PAN, el ex priista Gonzalo Guízar Valladares.
 
En Coatzacoalcos, como pareciera ser que en casi todo el estado, por no decir que en todo, pareciera como que el tricolor corre además otro riesgo que le sería de consecuencias desastrosas si no reacciona con todo cuidado: el de caer en la autocomplacencia. A raíz de la disolución definitiva de la coalición PAN-PRD, se lee y se escucha que el PRI ya la tiene fácil y hasta se filtra que ya no van los candidatos que originalmente se tenían contemplados, los de experiencia y peso político, y que, por el contrario, irán otros de menor calado con los cuales el tricolor no necesita ir a fondo.
 
En Xalapa como en Coatzacoalcos quién sabe qué espera el PRI para postular como precandidato de una vez por todas a Américo Zúñiga Martínez, si es que definitivamente será su candidato. Se desestima a Dulce María Dauzón, de Movimiento Ciudadano. Igual, la autocomplacencia, la confianza le puede dar al tricolor una gran sorpresa. Dulce, calladita, avanza, gana terreno, ya tiene propaganda fijada en casas particulares, lo que refleja que la apoyan muchos xalapeños. Parece que el priismo olvida que la confianza mató al gato.