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Columnas y artículos de opinión
Diario de un reportero
Nuevas reglas para la prensa escrita
Miguel Molina
21 de marzo de 2013
alcalorpolitico.com
 Después de casi un año y medio de escuchar a trescientos treinta y siete testigos y leer las declaraciones de otros tantos, Lord (Brian) Leveson confirmó lo que muchos sospechaban o sabían: que parte de la prensa británica carecía de principios éticos y morales.
 
Lord Leveson - por instrucciones del gobierno - investigó el estado de las relaciones de la prensa escrita con la sociedad británica y terminó por producir un documento de dos mil páginas que recomendó la creación de un órgano independiente que regulara a los medios. Y eso fue lo que hizo el gobierno esta semana.
 
Muchos están de acuerdo con la idea de la regulación, porque la prensa - y más que nada los tabloides - llevaba años practicando el espionaje telefónico y otras malas artes para conseguir información que vendiera periódicos sin respetar el derecho de las personas a la privacidad.
 
Pero parte de la prensa no está completamente de acuerdo con la nueva forma de hacer las cosas. Los propietarios de las grandes cadenas de periódicos (Associated Newspapers, News International de Rupert Murdoch y Telegraph Media Group) insisten en que la prensa debe controlarse a sí misma sin intervención oficial, como había hecho.
 
Varias publicaciones medianas y pequeñas (hay mil cien en Gran Bretaña) han expresado preocupación por el daño económico que pueden sufrir si se implementa el servicio de arbitraje ante quejas de personas afectadas.
 
Pero el proyecto sigue en pie pese a la oposición, y lo más probable es que la reina Isabel II termine por firmarlo, un procedimiento que impedirá que gobiernos futuros puedan cambiar las reglas por motivos políticos.
 
El nuevo organismo regulador será independiente (aunque habrá un representante de la prensa), y tendrá autoridad para imponer multas punitivas a los medios que publiquen información sin preocuparse por los derechos de las personas.
 
Esta institución también tendrá la autoridad para ordenar la publicación de disculpas y aclaraciones (y la extensión y la página en que se publiquen). Pero cualquier persona podrá presentar quejas aunque no se vea directamente afectada por lo publicado.
 
Una comisión integrada por directores de medios, periodistas y personas no relacionadas con el periodismo escribirá las nuevas reglas, que se aplicarán únicamente a la prensa escrita porque radio y televisión (que funcionan por concesiones) se rigen por principios más estrictos.
 
Esta decisión sin precedentes fue adoptada el lunes en la madrugada por los líderes de los partidos mayoritarios que integran el Parlamento británico, pero su historia comenzó el día que desapareció Milly Dowler hace diez años.
 
Dowler tenía trece años cuando el guardia de seguridad Levi Bellfield la secuestró en el camino de la escuela a su casa y la mató. El cuerpo de la estudiante apareció medio año después a cuarenta kilómetros del lugar en que las cámaras de circuito cerrado la detectaron por última vez.
 
Pasó el tiempo. En 2011 se supo que News of the World había intervenido el correo de voz de la niña asesinada mientras la policía la buscaba, y se desató un escándalo extraordinario algunas de cuyas consecuencias inmediatas fueron el cierre del diario, las renuncias de varios altos funcionarios de la policía, y los arrestos de varios periodistas. Y la investigación de Lord Leveson.
 
El informe de Lord Leveson y la creación del organismo regulador serán materia de debate durante algún tiempo, hasta que terminen de limarse las asperezas con las que nació la nueva criatura. Y qué bueno, porque los medios son los primeros que deben debatir lo que hacen y la forma en que operan...
 
Y en México...
 
En México, en Veracruz, no pasa eso. No hay debate ni nadie se atreve a cuestionar a los medios escritos. Mucho menos a poner límites a lo que pueden hacer.
 
Pero ve uno la prensa veracruzana y se encuentra la foto de una mujer que yace a un lado de la carretera y en el cabello tiene yerbas que arrastró el viento. Su rostro está desfigurado por la descomposición pero alcanza a verse el lugar por el que entró la bala, cerca del pómulo izquierdo.
 
La prensa publicó la fotografía del cadáver de la mujer como publica las de otros cuerpos, sin pensar en otra cosa que la ganancia económica que podría significar el hecho de exhibir sangre y muerte para satisfacer el morbo de unos cuantos. Esas imágenes no aportan nada a la noticia.
 
Es triste pero es verdad: en nuestro país, en nuestro estado, hay medios a los que no les preocupa violentar el derecho a la privacidad, y no hay poder político, social o religioso que les marque el alto. Tampoco hay quien hable en voz alta sobre el tema.
 
Tal vez habría que aplicar el mismo modelo a los propietarios de esos medios, a sus editores y a sus reporteros, y publicar fotos de sus familiares muertos, imágenes de sus restos destrozados...
 
Tal vez sería inútil. Ya lo veremos la semana próxima.