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Columnas y artículos de opinión
Nuevos criterios educativos
Guillermo H. Zúñiga Martínez
13 de abril de 2013
alcalorpolitico.com
Tuve el honor de asistir como invitado al Foro de Consulta para la Integración del Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018, que se efectuó el pasado 3 de abril en Boca del Río, Ver. Allí saludé a viejos amigos que han trabajado en el ramo educativo desde hace años; comentábamos que fue un verdadero privilegio el que brindó a nuestro Estado el distinguido Presidente de la República, Lic. Enrique Peña Nieto, porque aquí se inicia la discusión seria y profunda sobre lo que debe ser la Educación Superior en México.
 
Lo importante es unificar criterios en el sentido de que ese nivel no debe seguir siendo elitista, porque existen mentalidades que se ubican en el medioevo y creen que conviene aceptar exclusivamente a los privilegiados, a quienes cuentan con posibilidades económicas, políticas y sociales para cursar estudios en una Universidad. Coincidimos muchos de los presentes en que el señor Secretario, Lic. Emilio Chuayfett Chemor, se pronunció con talento porque al hablar del artículo 25 de la Constitución General de la República, afirmó que: “Nos reunimos aquí para que la sociedad participe en la elaboración del Plan y en los Programas de Desarrollo bajo el eje de México con una educación de calidad para todos”.
 
El Secretario de Educación Pública fue reconocido con un aplauso muy nutrido por parte de los asistentes; es un hombre que siente intensamente las actividades que está desarrollando; cuando habla de una educación de calidad, no tan sólo está señalando la necesidad de que cada mentor cuente con la preparación adecuada y espíritu vigoroso para cumplir con su deber, orientar de manera magistral a las nuevas generaciones por los caminos de la cultura, la ciencia y la técnica que reclaman los tiempos de hoy; también está pensando que la excelencia de la educación radica en el interés de cada aprendiente para mejorar su vida y transformar su existencia.
 

La educación universitaria debe tener nuevos enfoques y sus dirigentes mayor sensibilidad, no tan sólo preocupación por mejorar espacios físicos y tener finanzas sanas, además de convertirse en personajes de la vida académica, sino reflexionar sobre la educación del pueblo, como lo hizo en su momento José Vasconcelos Calderón, cuando tuvo la oportunidad de ser Rector de la Universidad Nacional de México, que obtuvo su autonomía en 1929, dado que no únicamente le interesaba asistieran los jóvenes a las aulas de la Institución, sino que estableció comunicación directa con las autoridades municipales y estatales para pedirles atendieran los reclamos de la población en materia educativa, desde la alfabetización.
 
Chuayfett fue preciso cuando dijo: “¿Por qué en Veracruz? A cuyo gobernador agradecemos la anfitrionía distintiva de esta tierra y de su gente para la realización de este evento. Por muchas razones Veracruz, entre otras por el peso singular que tiene la formación y evaluación de la educación y la cultura nacionales. Aquí se abrazaron dos razas que dieron nacimiento a la nueva, aquí surgió el primer ayuntamiento como paso inicial, pero significativo de nuestra cultura política; aquí, en 1781, en Coatepec, don Antonio Matías instaló una pequeña biblioteca a la que llamó Curso de Educación e Instrucción Pública, que comenzó a dar sentido al programa didáctico”.
 
Existen discursos que son verdaderamente claros y contundentes; efectivamente, planear la educación de los próximos años como lo quiere el Presidente Peña Nieto, es impulsar su transformación para construir una sociedad más equitativa. La mejor forma de hacerlo es invitando a la sociedad, desde rancherías, congregaciones y municipios, a participar en estas tareas, a interesarse por encontrar -por sí mismos- el conocimiento, porque se está demostrando a grandes pasos que los saberes se encuentran a disposición de todo el género humano y ahora lo único que hace falta es atraerlos, hacerlos nuestros, conquistarlos para disfrutar la asimilación y el aprendizaje autónomos.
 

Para lograr lo anterior, debe imperar una enorme claridad de lo que se pretende hacer, porque lo más interesante es actuar con inteligencia para acercar los conocimientos y las habilidades a los que tengan interés en aceptarlos y ejercitarlos.
 
Está probado plenamente que, a veces, la felicidad se pierde cuando nos impiden alcanzar los anhelos que, años atrás, habíamos soñado; eso han hecho algunas autoridades educativas que han actuado con prejuicios y utilizado criterios totalmente obsoletos.
 
Las universidades son para todos, así es que deben abrirse para que el pueblo enriquezca su inteligencia y talento naturales. Esto es lo que se está haciendo en la entidad a través de la Universidad Popular Autónoma de Veracruz.
 

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