15 de abril de 2013
alcalorpolitico.com
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Twitter: HELIHERRERA.es
A 80 días de las elecciones en Veracruz para renovar el Congreso y las 212 municipalidades, los partidos Acción Nacional y Revolucionario Institucional libran batallas internas y externas a lo largo y ancho de la entidad, de pronóstico reservado.
La semana que recién terminó fue el preámbulo de las primeras escaramuzas cuando los azules acusaron al delegado de la Secretaría de Desarrollo Social, Ranulfo Márquez, de estar metiendo las manos para evitar que los Yunes ganen las elecciones internas en la zona conurbada Veracruz-Boca del Río, cuando a través del propio dirigente nacional Gustavo Madero Muñoz exigieron la destitución del minatitleco, justo cuando detuvieron a gente de sus confianzas repartiendo pantallas planas a cambio de que connotados panistas simpatizantes de los de Soledad de Doblado de aquella región, les entregaran su credencial de elector, necesaria para votar en el proceso interno, y de esa manera no pudieran hacerlo por ellos.
Pero esa situación no solo se está viviendo allá. Desde el sábado previo empezaron a circular las órdenes en todos aquellos distritos electorales donde se inscribieron más de dos precandidatos panistas, para que gente cercana al priismo se acerquen a los miembros activos con derecho a voto y ofrezcan “apoyos y recursos” para que elijan al candidato más débil. De igual manera lo hicieron en aquellos municipios donde también contendían dos aspirantes.
Si algo tenemos que reconocerle a los directivos tricolores es la vasta experiencia que para esos menesteres tienen, ya que años atrás les hacían “la misma chamba” a los perredistas que, pecando de demócratas, abrían sus procesos electorales internos para que fueran la ciudadanía en general a elegir a sus candidatos. Al final hacían ganar a los más débiles, a los que tenían menos poder de convocatoria para de esa forma tener cómoda la elección constitucional.
El PAN y sus dirigentes nacionales que fueron los que lanzaron la convocatoria para elegir por esta ocasión a sus candidatos a todos los cargos por este medio, no aprendieron de los errores de su par el PRD y seguramente, no lo dudo, un alto porcentaje de los candidatos que éste lunes 15 aparezcan como triunfadores, realmente serán los que prefieren enfrentar tanto el gobierno del Estado como su partido el PRI, para tener de esa forma dos partidos despedazados producto de sus propios errores uno, y de la intromisión que el gobierno hizo del otro.
Pero lo que no tenía previsto el alto mando priísta es la insurrección de sus cuadros municipales, aquellos que llevan años trabajando por el tricolor, en quienes ha recaído siempre el trabajo pesado del campo y la ciudad, los que llevan años sudando el cuerpo y la camiseta para hacer ganar a los candidatos de su partido a presidentes municipales, diputados locales y federales, senadores y nuevamente la presidencia de la república, y esos mismos años han escuchado de sus líderes que para la otra les tocará a ellos encabezar planillas.
Hoy decenas de ellos han dicho BASTA y han decidido pelear algunos, hasta el último instante su postulación, y otros más de plano se han ido a buscarla por otros partidos políticos, principalmente aquellos que son sucursales del suyo como el AVE, el actual PRD rojo y ahora el cardenista que mañosamente, a valores entendidos rompe la coalición que tenía con Nueva Alianza, el Verde y el PRI para capturar a todos los inconformes y evitar, de ese modo, que el Partido del Trabajo o Movimiento Ciudadano los abanderen.
Allí están los casos de Emiliano Zapata donde la pasión se desbordó el sábado y los insultos, amenazas y golpes salieron a relucir, y todo porque el dirigente estatal priísta Erick Lagos quiere cumplirle sus caprichos a la alcaldesa de Xalapa de imponer a la candidata a presidente municipal, pasando por encima de cuadros tricolores que lo han sido desde jóvenes, y han cargado campaña tras campaña.
Lo mismo está pasando en Las Choapas, en Coatzacoalcos, en Tampico Alto y Papantla, en Orizaba y decenas de municipios veracruzanos cuyos dirigentes están rebelándose porque están cansados de que solo les reconozcan sus liderazgos regionales cuando el PRI necesita de ellos para impulsar las campañas de otros, pero cuando se trata de la que buscan ellos como dijera Salinas de Gortari “ni los ven, ni los oyen”.
Y lo peor para este partido es que esto apenas empieza, aunque vale la pena escribir lo que un connotado priísta, cercano al ejecutivo estatal dijo en una reunión en Palacio de Gobierno: "nuestro meta era destruir la alianza PAN-PRD para evitar que nos ganaran el Congreso local; logrado ese objetivo, podemos darnos el lujo de perder municipios pequeños, medianos y uno que otro grande, total, después llegamos a maicear a los alcaldes para que se vengan con nosotros, como le hicimos con los de Las Vigas y Acajete".
PD: estoy terminando de escribir este artículo a las 14.30 horas de hoy domingo 14 de abril. Al momento se desarrollan las elecciones presidenciales en Venezuela y considero, que habrá chavismo sin Chávez, recordando esa máxima que los grandes líderes viven a pesar que hayan muerto.
Twitter: HELIHERRERA.es
A 80 días de las elecciones en Veracruz para renovar el Congreso y las 212 municipalidades, los partidos Acción Nacional y Revolucionario Institucional libran batallas internas y externas a lo largo y ancho de la entidad, de pronóstico reservado.
La semana que recién terminó fue el preámbulo de las primeras escaramuzas cuando los azules acusaron al delegado de la Secretaría de Desarrollo Social, Ranulfo Márquez, de estar metiendo las manos para evitar que los Yunes ganen las elecciones internas en la zona conurbada Veracruz-Boca del Río, cuando a través del propio dirigente nacional Gustavo Madero Muñoz exigieron la destitución del minatitleco, justo cuando detuvieron a gente de sus confianzas repartiendo pantallas planas a cambio de que connotados panistas simpatizantes de los de Soledad de Doblado de aquella región, les entregaran su credencial de elector, necesaria para votar en el proceso interno, y de esa manera no pudieran hacerlo por ellos.
Pero esa situación no solo se está viviendo allá. Desde el sábado previo empezaron a circular las órdenes en todos aquellos distritos electorales donde se inscribieron más de dos precandidatos panistas, para que gente cercana al priismo se acerquen a los miembros activos con derecho a voto y ofrezcan “apoyos y recursos” para que elijan al candidato más débil. De igual manera lo hicieron en aquellos municipios donde también contendían dos aspirantes.
Si algo tenemos que reconocerle a los directivos tricolores es la vasta experiencia que para esos menesteres tienen, ya que años atrás les hacían “la misma chamba” a los perredistas que, pecando de demócratas, abrían sus procesos electorales internos para que fueran la ciudadanía en general a elegir a sus candidatos. Al final hacían ganar a los más débiles, a los que tenían menos poder de convocatoria para de esa forma tener cómoda la elección constitucional.
El PAN y sus dirigentes nacionales que fueron los que lanzaron la convocatoria para elegir por esta ocasión a sus candidatos a todos los cargos por este medio, no aprendieron de los errores de su par el PRD y seguramente, no lo dudo, un alto porcentaje de los candidatos que éste lunes 15 aparezcan como triunfadores, realmente serán los que prefieren enfrentar tanto el gobierno del Estado como su partido el PRI, para tener de esa forma dos partidos despedazados producto de sus propios errores uno, y de la intromisión que el gobierno hizo del otro.
Pero lo que no tenía previsto el alto mando priísta es la insurrección de sus cuadros municipales, aquellos que llevan años trabajando por el tricolor, en quienes ha recaído siempre el trabajo pesado del campo y la ciudad, los que llevan años sudando el cuerpo y la camiseta para hacer ganar a los candidatos de su partido a presidentes municipales, diputados locales y federales, senadores y nuevamente la presidencia de la república, y esos mismos años han escuchado de sus líderes que para la otra les tocará a ellos encabezar planillas.
Hoy decenas de ellos han dicho BASTA y han decidido pelear algunos, hasta el último instante su postulación, y otros más de plano se han ido a buscarla por otros partidos políticos, principalmente aquellos que son sucursales del suyo como el AVE, el actual PRD rojo y ahora el cardenista que mañosamente, a valores entendidos rompe la coalición que tenía con Nueva Alianza, el Verde y el PRI para capturar a todos los inconformes y evitar, de ese modo, que el Partido del Trabajo o Movimiento Ciudadano los abanderen.
Allí están los casos de Emiliano Zapata donde la pasión se desbordó el sábado y los insultos, amenazas y golpes salieron a relucir, y todo porque el dirigente estatal priísta Erick Lagos quiere cumplirle sus caprichos a la alcaldesa de Xalapa de imponer a la candidata a presidente municipal, pasando por encima de cuadros tricolores que lo han sido desde jóvenes, y han cargado campaña tras campaña.
Lo mismo está pasando en Las Choapas, en Coatzacoalcos, en Tampico Alto y Papantla, en Orizaba y decenas de municipios veracruzanos cuyos dirigentes están rebelándose porque están cansados de que solo les reconozcan sus liderazgos regionales cuando el PRI necesita de ellos para impulsar las campañas de otros, pero cuando se trata de la que buscan ellos como dijera Salinas de Gortari “ni los ven, ni los oyen”.
Y lo peor para este partido es que esto apenas empieza, aunque vale la pena escribir lo que un connotado priísta, cercano al ejecutivo estatal dijo en una reunión en Palacio de Gobierno: "nuestro meta era destruir la alianza PAN-PRD para evitar que nos ganaran el Congreso local; logrado ese objetivo, podemos darnos el lujo de perder municipios pequeños, medianos y uno que otro grande, total, después llegamos a maicear a los alcaldes para que se vengan con nosotros, como le hicimos con los de Las Vigas y Acajete".
PD: estoy terminando de escribir este artículo a las 14.30 horas de hoy domingo 14 de abril. Al momento se desarrollan las elecciones presidenciales en Venezuela y considero, que habrá chavismo sin Chávez, recordando esa máxima que los grandes líderes viven a pesar que hayan muerto.