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Columnas y artículos de opinión
Prosa Aprisa
Domésticas, nueva fuerza laboral
Arturo Reyes Isidoro
15 de abril de 2013
alcalorpolitico.com
En Brasil son diez millones. En Argentina, un millón. En México, 2 millones, 200 mil. Se trata de las empleadas del hogar, como le llaman en Brasil, asistentas, en Argentina, domésticas, en México.
 
Las batallas internas del PRI y las del PAN ayer domingo no son nada frente a las que se desatarán cuando en nuestro país a todas ellas se les equipare, en todo, a los demás trabajadores del país.
 
El pasado 27 de marzo, en el país de la samba se aprobó una ley, que ya entró en vigor, a favor de las empleadas del hogar, que se considera una de las mayores revoluciones en el campo laboral desde que existe la Constitución Republicana.
 

Tanto y a tal grado que no ha faltado quien, con énfasis, haya considerado la fecha de aprobación de ésa ley como el “fin de la esclavitud”, y no la de 1888 cuando Brasil fue el último país del mundo en abolirla en forma definitiva.
 
Allí, ésas trabajadores vivían a merced de la buena voluntad de las familias que las contrataban. Es tan severa la nueva ley que por lo menos un millón de familias tendrá que despedirlas por falta de recursos para cumplir con las condiciones laborales que ahora se exigen.
 
Muchas familias están recurriendo a abogados para ponerse al día en sus deberes con la empleada. En Brasil, no se habla hoy de otra cosa que del tema. Y cómo no, si vemos lo que lograron las domésticas.
 

Podrán trabajar sólo 44 horas semanales, o sea, ocho horas de lunes a viernes y cuatro, el sábado. No podrán trabajar más de dos horas extras diarias y además se les deberá pagar con un aumento del 50%.
 
Tendrán derecho a la paga extraordinaria de Navidad y a un mes de vacaciones remuneradas. Además, la familia contratante tendrá que pagar los derechos de seguridad social, un Fondo de garantías de la trabajadora y el seguro de desempleo.
 
Para las trabajadoras que tengan niños en guarderías, deberán pagárselas cuando no tengan posibilidades de meter a sus hijos a una guardería pública. Tendrán licencia de maternidad, y en caso de despido no justificado deberá abonárseles el 40% del Fondo de garantía.
 

La empleada que pase el día entero con una familia, acabada su jornada de trabajo, no podrá realizar ninguna actividad más, ni siquiera ayudar a poner la mesa y deberán descansar por lo menos 24 horas seguidas a la semana.
 
Sobre el horario nocturno, desde las ocho de la noche a las seis de la mañana, además de ser pagadas con un 50% más, serán contabilizadas como 52minutos y 30 segundos cada una.
 
Más. Ni los restaurantes de lujo podrán obligarlas a ir uniformadas, “para que no las confundan con la familia” cuando acompañen a sus patrones con los niños. En Brasil es gobernador por una mujer como presidenta: Dilma Rousseff.
 

También en Argentina hace aire. Casi al mismo tiempo que Brasil, ha elevado los derechos de las asistentas al mismo nivel que el de los demás trabajadores. El jueves 11 de abril la presidenta Cristina Fernández de Kichner promulgó la nueva ley.
 
Se establece ahora la excedencia (una especie de incapacidad, como le llamamos en México) por maternidad, por la que, hasta el jueves, las trabajadoras se quedaban sin salario durante los meses previos y posteriores al parto. Ahora tendrán también hasta cinco meses de excedencia por enfermedad, cuando antes se les daba sólo un mes. La jornada laboral se ha recortado de nueve a ocho horas diarias.
 
Se prohíbe que se empleen menores de 16 años y los patrones deberán contratar un seguro por accidentes de trabajo. Además, la indemnización por despido ya no será de medio mes de salario por año trabajado sino de una nómina entera, como la del común de los trabajadores.
 

La presidenta Fernández Kirchner, al anunciar la promulgación de la ley comentó cómo muchas veces esas trabajadoras son tratadas muy mal y “Por ahí comen una comida los patrones y comen una comida diferente los trabajadores”, lamentó.
 
En Uruguay, ya casi están a punto de hacer lo mismo.
 
¿¡Y en México qué!? Vale la pena ir al archivo y resaltar que un veracruzano, desde hace casi cuatro años planteó públicamente esa inquietud: el entonces candidato a diputado federal y hoy senador José Francisco Yunes Zorrilla.
 

Fue en una reunión en el municipio de Xico, perteneciente al distrito 09 federal con cabecera en Coatepec, que abarca hasta la zona de Perote y su montaña, una tarde de fin de semana de finales del mes de mayo.
 
Entonces candidato a diputado por dicho distrito, expresó ante mujeres de la región la intención de reconocer “el trabajo de las mujeres veracruzanas y mexicanas que como ustedes luchan todos los días por sacar adelante a su familia y contribuir al ingreso del hogar, incluso cumpliendo una doble función en la casa y en el campo o el negocio”.
 
Desde entonces, el hoy poderoso titular de la comisión de Hacienda del Senado visualizaba la importancia de otorgar beneficios sociales y económicos a las amas de casa de su región, porque argumentaba en su razonamiento que “cumplen una jornada laboral formal, incluso sobrepasando los tabuladores formales sin tener siquiera un reconocimiento al respecto”.
 

A este tema social agregaba también el de la esclavitud moderna o explotación de niños y mujeres en distintas actividades disfrazadas de empleos o de mendicidad.
 
Pero en nuestro país, no obstante de que el gobierno de Felipe Calderón se comprometió a cambiar la situación de las trabajadores domésticas en junio de 2011, cuando México suscribió el convenio 189 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) sobre trabajo decente para trabajadoras y trabajadores domésticos, no pasó de ahí, pues no se ha ratificado y por lo tanto no puede entrar en vigor.
 
En el país están totalmente desprotegidas esas personas. Pero hay varios movimientos para protegerlas en marcha, uno de ellos el del Centro de Apoyo y Capacitación para Empleadas del Hogar. Hay una campaña, “Ponte los guantes por los derechos de las trabajadoras del hogar”.
 

Y la cosa va. El Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (CONAPRED) presiona ya, así como las senadoras Diva Gastelum, del PRI, y Angélica de la Peña, del PRD. El Gobierno Federal tiene que enviar al Senado el texto suscrito por Calderón para que se ratifique.
 
¡Ay! Y pensar que muchas ñoras tendrán que dejar de ir al café de media mañana y tendrán que mojarse sus dedos y se les quebrarán sus uñas y se quemarán al saltar el aceite de la sartén y tendrán que entrarle a la plancha porque sus agarrados maridos, explotadores además de las domésticas, se negarán a cumplir con los nuevos derechos laborales de las domésticas.
 
Entonces veremos las protestas de las ñoras. Será peor que todas estas guerras y escándalos del PRD y del PAN sobre todo, pero también del PRI. ¿Alguien lo duda?