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Columnas y artículos de opinión
Prosa Aprisa
La Iglesia a candidatos: no engañen ni roben
Arturo Reyes Isidoro
16 de abril de 2013
alcalorpolitico.com
La Iglesia católica, ahora más que nunca estimulada por un papa como Francisco, que rompe esquemas, se interesa y participa cada vez más en los asuntos públicos que atañen a su feligresía.
 
El semanario Alégrate. Dios está contigo de la Arquidiócesis de Xalapa, cuyo presidente es monseñor Hipólito Reyes Larios y el director el presbítero José Juan Sánchez Jácome, dedicó su editorial del pasado domingo a las campañas políticas.
 
Con el encabezado “¡Arrancan las Campañas!”, dice:
 

“Son muchos los que esperan el momento. Todos interesados en un puesto público. Es increíble la importancia que la vida política ha adquirido entre nosotros. Antes a nadie le preocupaba. Ahora son muchos. Pero uno puede preguntar legítimamente: ¿Por qué tanto interés?
 
“Parece que lo económico es lo determinante. Alguno ha dicho que lograr un puesto es mejor que sacarse la lotería.
 
“Pero, para un cristiano la política es la forma suprema de la caridad. Es ver por los demás, por los otros. Es poner toda la inteligencia favor del pueblo. No engañarlo. No defraudarlo. En los dos sentidos de la palabra: engañar y robar.
 

“Esperamos que nuestro pueblo elija a los mejores. A los más inteligentes y a los más limpios”.
 
El periódico religioso tiene un tiraje de 7 mil ejemplares y se vende todos los domingos en los templos de la Arquidiócesis. Hace eco entre los feligreses, que también son ciudadanos, votantes y que están dispuestos a escuchar y a seguir a sus guías espirituales.
 
Ay de aquéllos candidatos que defrauden. Los católicos ya no están dispuestos a tolerarlos. Ahora sí, si no actúan bien, en el pecado llevarán la penitencia.
 

¿Erick cumplió ya su ciclo?
 
La política, como la vida misma, está regida por las circunstancias. Se traza una ruta y se fija una meta, un propósito, pero los hechos descarrilan luego el tren. Aunque hay que continuar, a veces ya en otro tren, a veces ya con otro conductor, a veces ya por otro camino.
 
Los dos partidos políticos más fuertes del estado, el PRI y el PAN, en general han nominado candidatos a presidente municipal y a diputado local. El tricolor ya en el poder presidencial, de nuevo, el blanquiazul de retorno en la oposición.
 

Como sucede cada tres años, de siempre, al interior del Revolucionario Institucional ha quedado la inconformidad de quienes no serán postulados pero piensan que ellos tenían más méritos. Muchos desquitarán su coraje trabajando para que pierda el ungido.
 
En Acción Nacional realizaron su proceso de elección el domingo. Fue un proceso validado en las urnas, abierto, democrático con todo y sus imperfecciones y, lógico, también han quedado inconformidades, aunque son las menos.
 
Un hecho que no se puede ignorar es que en las grandes ciudades y en los distritos importantes se impuso la corriente del ex candidato albiazul a la gubernatura, Miguel Ángel Yunes Linares, por lo que buena parte de ese partido queda bajo su control, al margen de la dirigencia estatal.
 

El panorama, pues, para ambos partidos y para los demás está ya más claro. De alguna forma, los escenarios están completos. Están muy visibles los actores y viene la actuación. Se supone que ahora de lo que se trata es de agradar al electorado y ganarse el aplauso… del 7 de julio.
 
Estando a sólo 12 domingos de que los veracruzanos vayan a las urnas, mal harán las dirigencias si en lugar de concentrarse en sus candidatos, en sus campañas, en su militancia y en los ciudadanos en general, se distraen ocupándose de la oposición para tratar de desacreditarla.
 
El domingo, ya se tuvo un adelanto del comportamiento ciudadano, por lo menos del panismo: tiene muy definido lo que quiere y a quién quiere.
 

Sorprende el éxito del proceso eleccionario del panismo porque su militancia vivió días de confusión con el enredo en que se metió su dirigencia queriendo amarrar una coalición con el PRD, la, dizque, izquierda.
 
Después del fracaso de ese intento, se suponía que el panismo quedaría maltrecho. Ya se vio que no. A diferencia del perredismo, conserva militancia fiel, tiene capacidad de reacción y cuadros de lo que es posible sacar candidatos propios, fuertes y atractivos para el electorado.
 
Lo que se sabe es que la noche misma del domingo, una vez que se supo los resultados de la elección panista, en el CEN del PRI, donde monitorean Veracruz con mucho cuidado, se encendieron los focos rojos y habrán de apretar.
 

La elección que viene se avizora muy reñida y difícil para el Revolucionario Institucional y aparte de lo que hagan los candidatos, la dirigencia estatal deberá aplicarse sin límite de tiempo a tratar de convencer al electorado y, de ser posible, ganarse a la de la oposición.
 
La cuestión es quién es capaz de hacer esa tarea con éxito. Para los priistas viejos y expertos, si uno los quiere escuchar, Erick Lagos ya cumplió su ciclo al frente de la dirigencia estatal, no tiene los arrestos necesarios para lo que se avecina y urge a la cabeza un dirigente con capacidad de liderazgo que incendie al priismo del estado, que lo mueva, que lo sacuda, que concilie, que aglutine, que convenza.
 
Si es cierto que por sus frutos los conoceréis, el priismo tiene hoy un gran plus, un gran factor: Enrique Peña Nieto, cuyos aciertos en su corto gobierno deben ser explotados a favor de la causa tricolor, pero no se ve, no se lee, no se escucha casi nada al respecto, salvo los artículos del senador Héctor Yunes Landa y las declaraciones, cuando hay ocasión, del también senador José Yunes Zorrilla, pero nada más.
 

Aunque lo consideran un todólogo y a causa de ello lo tunden algunos, acaso quien podría encabezar una dirigencia con éxito frente al tamaño del reto que se tiene enfrente, alguien del equipo en el poder, sería el recién nombrado secretario de Salud, Juan Antonio Nemi Dib. Tiene experiencia, carácter, energía, arrojo, conocimientos, cultura política, verbo encendido, conocimiento del estado, sabe ser conciliador pero también tirar madrazos.
 
Lo cierto es que si no se actúa a tiempo, a futuro se pueden lamentar las consecuencias. Sería una desgracia para el priismo veracruzano y sus operadores un resultado como el del pasado 5 de julio. Ya no hay mucho tiempo para esperar.