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Columnas y artículos de opinión
Poder absoluto
Uriel Flores Aguayo
3 de mayo de 2013
alcalorpolitico.com
Se dijo bien que el poder corrompe y que el poder absoluto corrompe absolutamente, ninguna duda cabe que esa es la experiencia histórica en México y en el mundo; esa es la razón por la que se dividió el poder en tres: ejecutivo, legislativo y judicial, de tal manera que haya contrapesos y se eviten los excesos; con el tiempo tal medida se empezó a debilitar en sí misma, propiciando el surgimiento de organismos autónomos que tienen que ver con regulaciones y transparencia. Los efectos del control unipersonal o de grupo político de los tres poderes es nocivo para la sociedad, propicia corrupción y descompone el marco mínimo de convivencia democrática. En el país, con todo y limitaciones, se ha avanzado un poco en sentido republicano; a veces se impulsa hacia adelante, otras tantas hacia atrás: hubo alternancia, fallida en nuestro caso, y volvieron los de siempre; en las entidades federativas hay de todo, algunas con alternancias hasta de ida y vuelta y otras, cada vez mas pocas, inamovibles en sentido partidario, como es el caso de Veracruz.
 
Vamos a lo nuestro, en Veracruz, nunca ha gobernado otro partido que no sea el PRI, para bien o para mal, lo cual se traduce en un estancamiento natural en muchos aspectos en la vida de la entidad; por ejemplo, digamos los meritos para estar en el servicio público, que se reducen a un requisito partidario, la transparencia en el manejo de los recursos públicos, la participación ciudadana que se desalienta y deja de comprometerse ante la inmovilidad de las elites políticas locales, que se quedan con todo: cargos, plazas, notarias, representación etc.
 
Actualmente estamos ante un escenario feo, donde la vida pública se llena de escándalos, que frustran pero también pueden servir como cortina de humo; en la lucha por el poder entre los "malos" y "los peores" se trituran razones, ideas y compromisos éticos y democráticos, omitiendo el interés general y priorizando las ambiciones de camarillas. En la actual coyuntura la centralidad es el escándalo, la guerra y los afanes personales o de grupo, sin que se vislumbre una solución pronta y sensata. Los contendientes (Herrera y Yunes) no admiten medias tintas, pacificadores; reclutan militantes del combate en un juego de suma cero y destrucción. Su visión de choque y aniquilamiento alinea a sus seguidores, ya sea partidos o funcionarios, los enajena y compromete en una ruta suicida: tal vez triunfe alguno de los dos bandos, pero lo que es absolutamente seguro es que pierde Veracruz. Si el tiempo, energía y recursos que se destinan para perseguirse se ocupara en procesos pacíficos y democráticos la vida en Veracruz sería diferente.
 

Lo peor de todo, lo apabullante, es que vamos hacia la consolidación de un escenario de una hegemonía política artificial, asfixiante y perniciosa. Por razones apenas entendibles pero muy cuestionables en Veracruz corremos el riesgo de quedarnos sin oposición real y de peso, lo cual es catastrófico para la salud de la sociedad; tendríamos un folklórico y ultra corruptor "carro completo", posponiendo los indispensables equilibrios y contrapesos. Es difícil que entiendan los beneficiarios del absolutismo el daño brutal que le hacen a Veracruz con sus afanes depredadores de la vida plural, libre y participativa. Tarde o temprano comprobaran lo absurdo de su apuesta y tendrán que reconocer, de una u otra manera, que se equivocaron y nos hicieron mucho pero mucho daño. Es difícil imaginar en el México de Pactos, de su juventud, de alternancias y redes sociales un Veracruz hueco en lo político y castrado en lo social; los que mandan y ejercen el poder real tienen la oportunidad de rectificar ahora o continuar con un curso que solo los puede llevar al fracaso y a la auto demolición.
 
Recadito: Piden que pase "el Juanguilla" a pagar los trajes de tres por uno que sacó en abonos para fingir ser presidente del Consejo "patito".
 
Xalapa, Veracruz., a 2 de Mayo del 2013.
 

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