Por principio de cuentas no hay que olvidar que Barack Obama, es nativo de Honolulú y como consecuencia Hawaiano, que tiene 51 años cumplidos y pertenece a una mixtura racial afro-americana-oriental-musulmana; o sea que no es ni chicha ni limonada.
 
En su chamba actual de Presidente de los Estados Unidos de Norteamérica, debe considerar muy en el fondo de su corazón, que México sigue siendo el traspatio de su predio, por más que la historia se niegue a aceptar que por obra y gracia de Antonio López de Santana, perdimos más de la mitad del territorio nacional en manos de los gringos que se lo anexaron por sus puros tingüinpines, mediante una de las intervenciones más sucias y rapaces de que se tenga noticia en el catálogo de las guerras indecentes.
 
El mundo del siglo XXI, sigue dividido de manera muy parecida a las postrimerías de la segunda guerra mundial. Lo que fue el comunismo y el capitalismo, representados alguna vez por el Soviet y Norteamérica, sobrevivió en conglomerados humanos diversos.
 

El caso es que los fantasmas de aquella rivalidad original entre Luzbel y Dios, persiste con etiquetas diferentes en credos religiosos o acciones políticas que para el caso es lo mismo, de confección netamente humana, para no levantarle falsos ni al Diablo ni a Dios, que a lo mejor ni existen.
 
El dominio del mundo, ahora está centrado en Los Estados Unidos de Norte América, de la misma manera como en la remota antigüedad lo tuvo Egipto, Babilonia, Roma, Portugal, España, Francia, y cuantos más.
 
El común denominador de la hegemonía ha sido el credo y la riqueza, que como las dos caras de una misma moneda, van juntas.
 

Antes las guerras se hacían cuerpo a cuerpo, ejército contra ejército; ahora las guerras ya no son así, el dominio se ejerce manipulando la necesidad a través del comercio.
 
“Poderoso Caballero es Don dinero”, mencionaba con tino Don Francisco de Quevedo y Villegas.
 
Por esa razón la visita de Obama, para mi gusto, prende un foco rojo en las relaciones internacionales entre Estados Unidos y México, sin mencionar Costa Rica que les sirve no solo como parte del traspatio, sino hasta como escenario cinematográfico.
 

Sin establecer mas orden que el de la memoria, se destaca el señalamiento de la guerra contra los Carteles de la droga especialmente el narcotráfico. Es muy cierto que el fenómeno se ha convertido en una pandemia, siendo los ciudadanos del norte quienes representan el principal mercado de consumo; pero no se acaba ahí el asunto, porque el negocio es mundial, internacional y tan viejo como la religión misma, pues fueron los chamanes, los oráculos y los sacerdotes, del credo que sea, quienes iniciaron el consumo para conectarse con los dioses.
 
Consecuentemente la visita vino a establecer reglas de control y no a impedir la existencia del crimen organizado con ese propósito.
 
El control de armas, es otro gran negocio universal, hasta se cuenta que el charro Ponciano usaba una pistola Smith & Wesson y que la Carabina de Ambrosio era Mede in USA.  Según yo, aún priva el adagio aquel: “Si quieres paz, prepárate para la guerra”,  (Si vis pacem, para bellum).
 

El enemigo al frentes son por hoy, Corea del Norte, Arabia Saudita, Palestina etc.; de tal manera que el visitante necesita contingentes, combustibles, armas, carne de cañón; entre otras cosas.
 
El reconocimiento de los migrantes como ciudadanos norteamericanos le dará a los guerreros, junto a la simpatía de los connacionales para enfrascarse en una guerra o al menos tener los ingredientes para sostenerla.
 
Allende del Rio Bravo, viven nada menos que cincuenta millones de hispanos, de tal manera que no será gratuita la permanencia de ellos en ese territorio. La reforma migratoria tiene sus asegunes.
 

¿Quién cree usted que tendrá mayores ventajas con la “plataforma Económica”, con el cacareo de la reforma económica?, ¿Ellos o nosotros?
 
Por ahí sígale usted pensando y a lo mejor y hasta le atinamos.
 
O nos atinan ellos…