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Columnas y artículos de opinión
Deliberación
Nueva concepción de la salud en Veracruz
Francisco Montfort Guillén
7 de mayo de 2013
alcalorpolitico.com
Con la educación, la salud forma el binomio de la existencia de ese bien intangible que es la felicidad y del otro bien tangible llamado bienestar material. Estos dos patrimonios, asociados con los buenos hábitos alimenticios, la calidad y la seguridad laboral, la expectativa de vida y la jubilación en condiciones de dignidad y esparcimiento adecuado conforman el núcleo de los proyectos de vida en libertad que para millones de personas constituye su horizonte de vida y para muchos millones más significa menos que un sueño: la segura cancelación de un proyecto de vida digna.
 
El pensamiento fragmentado y los saberes compartimentados han impuesto la organización de las estructuras de gobierno por sectores especializados. El resultado, si bien es favorable a la atención ciudadana especializada, también es contrario a las necesidades del individuo que es convertido en una persona fraccionada. El problema, ya delicado cuando se trata de resolver trámites en diferentes dependencias para abrir negocios o pagar servicios y multas, se convierte en grave cuando el ciudadano debe ocuparse del bienestar de su propia persona, de su vida saludable en situaciones de inferioridad o, cuando menos, de desventaja relativa.
 
Este es el caso de las personas con problemas de salud. Una persona enferma es un ser humano disminuido en sus capacidades físicas y mentales. Si para tratar de recuperar su salud y sus equilibrios físico-emocionales tiene que enfrentar un laberinto de malos tratos y obstáculos burocráticos, una relación médico/paciente deshumanizada y semi-profesional, además de atención médica disminuida por instalaciones inadecuadas, equipamiento médico obsoleto y falta de medicamentos, entonces el proceso de recuperación de la salud se convierte además en un martirio de humillaciones y pérdida de la dignidad humana.
 

La salud ha sido definida como un bien social e individual de la más alta prioridad. Definición noble, pero parcial. En realidad, quienes trabajan en el sector salud deben hacer frente al proceso salud/enfermedad que es el proceso de todo individuo y de toda sociedad. Contrario al pensamiento cotidiano que concibe como extraordinarias la muerte y la enfermedad, son la vida y la salud los procesos casi milagrosos del mundo físico y biológico. Porque la vida y la salud son el testimonio de la organización individual y social que funciona sin deterioros, temporalmente perfectos. Pocas personas saben que es el ordinario proceso enfermedad/muerte, el proceso de desorganización el que nos resulta inexplicable, por esta razón constituye el origen de la cultura, como lo han demostrado los antropólogos de la prehistoria.
 
Así que, resultado del pensamiento especializado y fragmentado que ordena los servicios públicos y el conocimiento científico moderno el ciudadano, el ser humano es convertido en trizas. Es visto como una persona a la búsqueda de su bienestar en un laberinto de diferentes y distorsionadas ventanillas, es espera de la solución de sus problemas en tanto sujeto del proceso salud/enfermedad. Porque, además, la enorme especialización de los saberes médicos ha convertido al ser humano en pieza codiciada de la práctica médica, cuando es convertido en el objeto de una preciada enfermedad para el científico y el especialista.
 
El avance del complejo científico y tecnológico de la medicina (conjunto de saberes y habilidades que hacen del médico el artesano de la ciencia y de la tecnología bio-médica) ha extendido el proceso de sus saberes desde la muy nueva medicina predictiva, gracias a la ciencia genómica que puede predeterminar herencias genéticas de predisposiciones a ciertos males e inclusive enfermedades transmisibles hereditariamente, hasta la geriatría y tanatología pasando por la medicina preventiva, individual y social, y las consabidas y ya tradicionales especialidades médicas.
 

El hombre hecho trizas por la burocracia y el poder médico no alcanza a entender que una parte de su salud depende de condiciones de seguridad e higiene fuera del dominio de la secretaría de salud. Dependen de otras dependencias públicas y agentes privados que actúan bajo otros criterios, lineamientos que invisibilizan al ser humano y sus necesidades, aunque inciden negativamente sobre el proceso salud/enfermedad. El problema ambiental y sobre todo el combate a la pobreza, en especial la batalla contra el hambre, forman parte del núcleo de este proceso. No son responsabilidad directa del sector salud, aún cuando debieran serlo para disminuir su connotación de uso electoral, pero sobre todo porque determinan sobre manera los graves problemas del equilibrio salud/enfermedad.
 
En estas condiciones teóricas, y sobre todo en condiciones materiales de abandono e incuria que se vivían en Veracruz, el Dr. Javier Duarte de Ochoa ha propuesto una nueva política pública en materia de salud. Llama la atención la endeble repercusión mediática de esta propuesta y el desinterés por el contenido de la misma. Pienso que el cambio de titular no sólo trajo el relevo de un funcionario, sino que abrió una nueva manera de ver y enfrentar los desafíos que representa la salud individual y colectiva de los veracruzanos. Acostumbrados a festinar la aparición de obras materiales (hospitales, clínicas, equipamiento) las rectificaciones de un gobernante y su esfuerzo intelectual por mejorar la acción de su gobierno sobre los problemas sociales a resolver pasan desapercibidos.
 
Tan sólo por la concepción integral de la nueva política en salud vale la pena expresar el beneplácito por el arribo de un nuevo titular encargado de poner en práctica esta nueva concepción del trabajo médico propuesta por el titular del ejecutivo. La propuesta contiene varios elementos sobre los cuales vale la pena hacer comentarios específicos en otras entregas. Por el momento cabe insistir en la concepción integral sobre el sector, que es una novedad en el estado, y la potencialidad de una relación que puede arrojar resultados más que satisfactorios en la materia. Me refiero a articulación de esfuerzos sobre los problemas materno-infantiles de reproducción y de nutrición que puede conseguirse gracias a la vinculación con las tareas que realiza la señora Karime Macías Tubilla en materia de atención a familias y niñez veracruzanas. Sentar bases sólidas de cuidado médico desde el hogar y la infancia es una de las claves para la salud y dignidad de una sociedad.
 

Otra novedad de esta política pública gubernamental es que está basada en la morbilidad/mortalidad de la sociedad veracruzana, pero sobre todo en que están incluidas las deseables soluciones a problemas de orden administrativo que traban el buen trabajo médico en sus diferentes niveles de atención y de especialidades. Estamos por fin analizando una tarea pública bien concebida, deseando que pueda ser bien aplicada, que se aleja de los reflectores y escándalos de los problemas de orden político, de seguridad pública y de los festinamientos insulsos sobre actividades gubernamentales intrascendentes. Es buena noticia para los veracruzanos, tal vez no tan buena para los amantes del espectáculo.