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Columnas y artículos de opinión
Tierra de Babel
La política mexicana vive una locura
Jorge Arturo Rodríguez
7 de mayo de 2013
alcalorpolitico.com
En días pasados, el escritor Fernando del Paso y sus lectores celebramos los 25 años de la novela Noticias del Imperio, el autor también de José Trigo y, claro, de Palinuro de México. Es uno de nuestros grandes escritores vivos que lo mismo se adentra en la narrativa, el ensayo, el teatro y el periodismo, que en la historia, el dibujo, la gastronomía mexicana, la investigación y la poesía.
 
Vaya, bien lo han dicho, es un escritor sin fronteras. El día de la celebración de los 25 años del vertiginoso y delirante monólogo de la emperatriz Carlota en Noticias del Imperio, en entrevista expresó que “lo que sucede en México es lamentable. La crisis social y política. ¿Cómo entenderla? Como algo que se agrava, se vuelve más crítico”. Luego agregó: “Es lamentable. Hoy la crisis es más fuerte. Necesitamos replantearnos varias cosas”.
 
Alfonso Castañeda, el entrevistador, le preguntó: “–Muchos personajes de la política mexicana, bien podrían aparecer en una buena novela, ¿no lo cree?” A lo que Fernando del Paso contestó: “-Así es. Muchos deliran tanto o más que la emperatriz Carlota. No dudo que, en algún tiempo, sean dignos de aparecer en una novela. La política mexicana, la actual, vive en la locura”.
A la interrogante: “¿Qué le parece México, el país entero, una realidad o una ficción?”. Contestó: “México es una realidad… pero una realidad lamentable”. ¿Será?

 
Cierto, cada día más pienso que vivimos una locura, casi esquizofrénica, y no se diga de la política. A veces veo a la mayoría de nuestros políticos y autoridades que no dan ni una, andan de un lado pa’ otro, confusos, imprecisos, esperando la orden, ¿de quién?, para así, y sólo así, hablar o dizque actuar.
 
Cierto, necesitamos replantearnos muchas cosas. Pero ahí está el meollo del asunto, porque como dijo José Saramago, existe una apatía que parece haberse vuelto congénita. Y a esto agreguemos la idiotez en la que nos tienen envueltos las mentiras y simulaciones de aquellos que apuestan por la ignorancia, por la ausencia de la crítica, la reflexión, por la nulidad de la invención y, desde luego, de la creación. ¿Cuándo vamos a despertar? ¿O qué lindura ser zombis?
 
De cinismo y anexas

 
En estos tiempos tan peligrosos, por donde quiera que se le vea, el asunto de la seguridad pública resulta fundamental, y para las autoridades como para el ciudadano, no es nada fácil concretar logros y aciertos. La delincuencia parece ganar terreno, aquí, allá y acullá. ¿Y en nuestra bella Xalapa? A esta situación la espolvoreamos con la desconfianza hacia los cuerpos policiales, por no hablar de las autoridades responsables, pos chingaos a dónde vamos a llegar, o más bien pa’ dónde jalamos.
 
Desde luego, pagan justos por pecadores, porque cierto estoy que existen elementos policíacos entregados al servicio de la seguridad de la gente, honestos, dedicados, profesionales, dignos, que saben muy bien que arriesgan su vida por la de los demás.
 
Qué bien por el Día del Policía Veracruzano, habría que incentivarlos más. Pero no se vale que por unos cuantos, siempre hay un pelo en la sopa, se pierda lo poco o mucho que se ha logrado en la actuación de los policías. Y viene a cuento lo anterior, porque ya no sabe uno ni qué pex con ciertos polis, como el caso que comentó el periodista Salvador Muñoz en su entrega del viernes 26 de abril pasado, titulada “Delincuencia acreditable”, que refiere cómo unos jóvenes sufrieron de abuso de autoridad, prepotencia, humillación, y maltrato, y fueron llevados a San José sin razón alguna por parte de unos elementos de “seguridad”. Carajos, luego se andan preguntando por qué tal desconfianza. Ojalá los mandos aprieten tuercas con esos elementos que en nada ayudan a la Secretaría, al Gobernador y, mucho menos, a la población.

 
Hablando de esto, les comparto lo siguiente: “Circulando un Audi A4 por la carretera, les detiene un policía y les pone una multa; el conductor entonces le pregunta al poli: “¿A qué viene esta multa? No voy borracho, ni llevo exceso de velocidad”. A lo que el poli dice: “No, no, no es por ninguna de esas cosas; es que ustedes van cinco personas en un Audi A4, y claro, en el A4 sólo pueden ir 4 personas”. El conductor exclama: “Poli, ¿qué tiene que ver el nombre del coche, con las personas que pueden caber? Si no pregúnteselo a su compañero a ver que le dice”  El Poli contesta: “Deje a mi compañero, que acaba de parar a un FIAT 1 en el que habían 3 personas”.
 
Por lo pronto, ahí se ven.
 
Hasta la próxima

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