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Columnas y artículos de opinión
Prosa Aprisa
El homenaje, ayer, de Duarte a Alemán
Arturo Reyes Isidoro
15 de mayo de 2013
alcalorpolitico.com
En la coyuntura actual por la que atraviesa el gobernador Javier Duarte de Ochoa, la de ayer fue una decisión de lo más atinada y oportuna para él y su administración: haber encabezado personalmente el acto luctuoso por el 30 aniversario del fallecimiento del presidente Miguel Alemán Valdés.
 
Políticamente fue correcto que no se conformara con enviar a un representante ante el monumento en honor al hombre de Sayula, que está por el rumbo de la antigua estación del ferrocarril en Xalapa, y que en su mensaje exaltara la figura del llamado “Cachorro de la Revolución”, pero también la del presidente Enrique Peña Nieto.
 
Haber honrado personalmente al también llamado “Míster amigo” seguramente abonará a la buena relación con el ex gobernador Miguel Alemán Velasco, hijo del homenajeado, un político y empresario que no sólo se mantiene activo en la vida pública del país, sino que influye con sus opiniones en el mundo empresarial, pero, sobre todo, en el presidente Enrique Peña Nieto.
 

(Si se recuerda bien, durante su gobierno, Alemán Velasco instituyó en el año 2002 las “Alianzas para el Crecimiento”, que se celebraron en el World Trade Center de Boca del Río y que derivaron en lo que ahora se llama “México Cumbre de Negocios”, un foro de proyección internacional con la participación de personalidades destacadas de todo el mundo al que no quiso darle continuidad Fidel Herrera Beltrán cuando llegó al gobierno en 2004, pero que por su importancia, gustoso se lo llevó para Toluca el entonces gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto, quien no sólo tiene respeto por el veracruzano, sino que cree en su visión empresarial y lo escucha, y lo consulta también sobre la vida política de Veracruz.)
 
Digo que en la coyuntura actual fue atinada y oportuna la presencia de Duarte porque necesita restaurar el tejido político y social con todos los veracruzanos, pero más con personajes de prestigio y reconocimiento que lo ayuden a corregir el rumbo, perdido por culpa de improvisados que lo rodean y de los que debe sacudirse porque le hacen daño.
 
En las hemerotecas están los testimonios de que tan pronto como obtuvo la gubernatura en las urnas y luego cuando comenzó su gestión, del primer ex gobernador que recibió todo su apoyo y comprensión Duarte de Ochoa fue de Miguel Alemán Velasco.
 

Apenas días después de que los veracruzanos lo llevaron al triunfo, el 31 de julio de 2010 el ex gobernador Alemán lo recibió en la casa-oficina-museo de la Fundación Miguel Alemán en la capital del país, donde intercambiaron puntos de vista y sentaron las bases de la que se esperaba fuera una buena y fructífera relación que redundaría en bien de Veracruz y de los veracruzanos.
 
Meses después, incluso Alemán Velasco le echó muchas flores en una entrevista exclusiva que concedió a Peniley Ramírez, corresponsal en el Distrito Federal de la Agencia Imagen del Golfo, pues lo comparó con el ex gobernador Fidel Herrera Beltrán, al que entonces puso como reata de cochino.
 
“Con la actual administración ‘estamos viviendo una época de orden en muchos sentidos’. A pesar de que Duarte era alumno de Fidel, cree que se ha marcado una diferencia porque ‘son estilos distintos. Los dos son buenos políticos, pero Duarte es otra generación, otro modo de gobernar, firme, pero sin mucho ruido’”.
 

Ese ánimo de amistad y colaboración se ratificó el 30 de septiembre de 2011 cuando Alemán Velasco viajó a Xalapa para firmar con el gobernador Duarte en Palacio de Gobierno un Convenio de Colaboración para el apoyo a la Experiencia Turística y la Concertación de Acciones en Materia de Cultura, del que nunca se volvió a saber más.
 
El gobernador, al darle la bienvenida en aquella ocasión, dijo que era un honor recibir a “Miguel Alemán Velasco, hombre querido y admirado en todo Veracruz, especialmente hacerlo en estas mismas oficinas en donde durante 6 años trabajó a favor del avance de nuestro estado”.
 
Alemán señaló entonces que su responsabilidad como gobernante había terminado hacía unos años, pero “mi responsabilidad pública como veracruzano es permanente, por eso me congratulo que el gobierno actual del estado de Veracruz tome el liderazgo en promover la excelencia turística de esta gran nación que es lo que me atrae aquí”.
 

Pero a partir de entonces, todo eso se empezó a diluir al entrar en una zona de niebla, hasta que, pasado el tiempo, se advirtió un respeto institucional de Alemán por Duarte, pero un claro distanciamiento que se remarcó cuando el joven gobernante no ocultó su buena relación con su antecesor y tutor, que tuvo como punto culminante una comida en la Casa Veracruz en donde Fidel Herrera Beltrán reapareció al lado de Duarte y donde se supo que lo postularía para ser candidato a diputado local por la vía plurinominal y que le encargaría que lo ayudara a manejar el proceso electoral que ahora tiene desarrollo.
 
Hoy, las circunstancias políticas han hecho lo suyo. No es ningún secreto que el político de Nopaltepec no es bien visto por los hombres del poder en Los Pinos, que el joven gobernador todavía no sale de una grave crisis política en la que lo metieron irresponsables colaboradores suyos y que, en cambio, el ex gobernador y empresario goza de la estima, confianza y consideración del poder presidencial.
 
Seguramente, porque es un hombre comprensivo, generoso y hasta paternal, Miguel Alemán Velasco debió haber visto ayer con buenos ojos y simpatía el gesto de Duarte de Ochoa, acaso lo tomó hasta como un guiño de querer restablecer la buena relación que en el pedregoso camino de la política se perdió.
 

En realidad, el joven gobernante tiene más que ganar, mucho que ganar, con una buena relación con Alemán Velasco, tanto por sus relaciones en el mundo empresarial como por su cercanía con el presidente Peña, aunque, claro, todo tiene un costo, que, en este caso, implica su ruptura abierta y definitiva con el pasado inmediato, que tampoco es ningún secreto que le pesa ya mucho y que lo puede acabar de hundir irremediablemente.
 
"Su legado, hoy es un referente obligado, en un México que ahora se mueve y se transforma. Alemán Valdés, el hombre de Estado, comparte con el presidente de la República, Enrique Peña Nieto, la convicción de que la nación tiene todo el potencial para ser un México próspero", dijo ayer Duarte. Si se quiere, la prosperidad… política está al alcance de la mano.