icono menu responsive
Columnas y artículos de opinión
Al Pie de la Letra
El fracturador
Raymundo Jiménez
22 de mayo de 2013
alcalorpolitico.com
La crisis por la que actualmente atraviesa la cúpula nacional del PAN no debería sorprender a nadie, mucho menos al panismo veracruzano.
 
Sólo es cosa de recordar, por ejemplo, cómo el presidente Felipe Calderón fracturó al partido blanquiazul por las imposiciones y otros actos humillantes que se dieron durante su sexenio en el que hizo sentir su estilo autoritario de ejercer el poder metaconstitucional como jefe sexenal de Acción Nacional.
 
Calderón no sólo apresuró la salida de Manuel Espino de la presidencia del CEN del PAN para acomodar a su incondicional Germán Martínez Cázares, el inútil secretario de la Función Pública –el cual fue relevado en julio de 2009 por César Nava, secretario particular del Presidente, tras la debacle panista en la elección de diputados federales–, sino que además, por sus pistolas, impuso al entonces director general del ISSSTE, Miguel Ángel Yunes Linares, como candidato a la gubernatura de Veracruz sin darle la oportunidad de contender internamente al ex senador Gerardo Buganza Salmerón, quien terminó renunciando a su militancia junto con cientos de panistas afines.
 

Precisamente en la sucesión estatal de 2010, Espino, en una carta pública, le recordó al panismo de Veracruz la incongruencia de Calderón, quien cuatro años atrás había vetado al ex priista para ser candidato al Senado de la República “bajo el argumento de que cuando Yunes fue secretario de Gobierno con Patricio Chirinos, se distinguió por su desempeño corrupto, por golpear, perseguir y difamar a panistas”.
 
Por eso no fue fortuito que en el sexenio de Calderón el PAN comenzara a perder gubernaturas, Congresos locales, alcaldías, un centenar de diputaciones federales y finalmente la Presidencia de la República.
 
En Veracruz, la última vez que la cúpula estatal del PAN se reunió con él fue en una comida bastante desagradable por los hirientes e injustos reproches que les hizo. La discusión fue tan tirante que hasta los elementos del Estado Mayor Presidencial estuvieron a punto a agredir a golpes a uno de los líderes locales del blanquiazul. Dicho encuentro ocurrió a principios de julio de 2012, cuatro días después de las elecciones federales, cuando luego de inaugurar el tramo Banderilla-Perote del Libramiento de Xalapa, Calderón se encerró en privado en un salón de un hotel xalapeño con dirigentes y destacados militantes de su partido en la entidad.
 

En esa ocasión, los representantes del panismo veracruzano le reclamaron su nulo apoyo a la candidata presidencial Josefina Vázquez Mota, mientras que Calderón los habría acusado de corruptos, de haber hecho mal uso de las prerrogativas y hasta de haber sido cooptados por el gobernador priista Fidel Herrera Beltrán.
 
Según trascendió en aquél momento, la discusión llegó a un punto en que Calderón habría amagado a los panistas de Veracruz con crear un nuevo partido si fuera necesario.
 
Quizá el ex Presidente aproveche la actual coyuntura para hacerlo. Y es que dicen los que presumen de conocer el verdadero fondo del conflicto, que en realidad el enfrentamiento del dirigente nacional Gustavo Madero no es con el senador Ernesto Cordero sino con Calderón, y que la destitución del ex secretario de Hacienda como coordinador de la bancada del PAN es una batalla más que el político chihuahuense le gana al michoacano.
 

Hoy los calderonistas reclaman que Madero le aplaude más al priista Enrique Peña Nieto que al ex mandatario que era de su mismo partido. Sin embargo, lo que muy convenencieramente no dicen es que Calderón intentó bloquear la llegada de Madero al CEN del PAN y que después se dedicó a minar su autoridad como dirigente nacional, al grado de darle un trato que rayaba con frecuencia en lo grosero, tal como en su momento lo hizo también con Manuel Espino.
 
Y a ello habría que sumar que Calderón le dejó a Madero el partido, pero no el poder, pues las listas para diputados y senadores de Representación Proporcional (plurinominales) fueron agandalladas por el calderonismo, ya que ante la anunciada derrota de Vázquez Mota el grupo del ex mandatario buscó asegurar su sobrevivencia política en ambas Cámaras del Congreso de la Unión.
 
La lista nacional de sus candidatos plurinominales al Senado de la República fue electa por el Consejo Nacional del PAN a finales de febrero de 2012 en presencia de Calderón. Los candidatos de representación proporcional estaban encabezados por Cordero, fallido precandidato presidencial del calderonismo; seguido por la diputada local Mariana Gómez del Campo, sobrina de Margarita Zavala de Calderón; en tercer sitio, Roberto Gil Zuarth, ex secretario particular de la Presidencia de la República; en cuarto lugar, la hermana del mandatario mexicano, Luisa María Calderón Hinojosa, y en el número 5 el michoacano Salvador Vega Casillas, compadre del ex gobernante y sustituto de Martínez Cázares en la Secretaría de la Función Pública.
 

En sesión extraordinaria y en una larga jornada, el Consejo Nacional del blanquiazul, determinó también incluir en sexto y séptimo sitio de la lista de senadores a otros dos calderonistas incondicionales: Gabriela Cuevas Barrón, ex jefa de la Delegación Miguel Hidalgo, y al ex titular de la SEP, Alonso Lujambio, quien enfermo de cáncer permanecía hospitalizado en los Estados Unidos.
 
El distanciamiento entre Madero y Calderón, al parecer, se habría originado a principios de marzo de este año en Boca del Río, donde se realizó el XVII Encuentro Nacional de las Mujeres y en la que la oradora estelar fue la esposa del ex mandatario, quien a gritos de “¡Margarita, Presidenta!” fue destapada por alrededor de 5 mil panistas para la Presidencia de la República del año 2018.
 
En esa ocasión, Madero todavía envió una felicitación al ex Presidente, pidió aplausos y obtuvo gritos de “¡Felipe, Felipe!”. Pero en este encuentro de mujeres del PAN fue notoria la ausencia de Vázquez Mota, la cual sí estuvo presente a la semana siguiente en la Asamblea Nacional a la que, en cambio, no asistieron los ex presidentes Vicente Fox y Calderón, que Madero había elogiado.
 

Casualmente, la Asamblea Nacional tuvo que ser suspendida por falta de quórum, igual como había ocurrido apenas el 2 de marzo durante la malograda sesión de su Consejo Nacional. Y aunque quedó pendiente la discusión de una treintena de artículos de los estatutos del partido blanquiazul, los maderistas y otros anticalderonistas lograron sacar la aprobación de algunas reformas estatutarias, entre ellas la que a partir de ahora ordena que la dirigencia nacional sea electa por el voto directo de sus 400 mil militantes y ya no por los cerca de 400 miembros del Consejo Nacional que actualmente es dominado por ex funcionarios y personeros del ex presidente Calderón, los cuales intentaron tardíamente hacer el vacío mientras se votaban esas modificaciones.
 
Pero los choques al interior del PAN no datan de ahora sino que provienen de las pugnas surgidas en la reciente sucesión presidencial, en la que se atribuyó a calderonistas la filtración de grabaciones clandestinas de conversaciones telefónicas privadas de Vázquez Mota, en la que la aún precandidata acusaba a Cordero de “patán” y de golpearla “de manera rastrera”.
 
A finales de marzo de 2012, en una grabación dada a conocer por @lasillarota, la precandidata presidencial acusa a dos colaboradores muy cercanos de Calderón de haber filtrado los audios: al secretario de Seguridad Pública federal y a la vocera de la Presidencia. “Como nos están grabando, mándale un saludo a Alejandra Sota. (… ) Por si pasan nuestra llamada, que pasen nuestro saludo. Un saludo cariñoso para Genaro García Luna que nos graba en lugar de grabar al ‘Chapo’ (Guzmán). Y un saludo muy amoroso a Alejandra Sota, que filtra todas nuestras llamadas telefónicas. Pinche Sota, o sea”, se le oye decir a Vázquez Mota, quien ahora es candidateada para sustituir a Madero en la dirigencia de Acción Nacional.
 

Al PAN, pues, la disputa por el poder está a punto de hacerlo trizas.