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Columnas y artículos de opinión
La mirada de los otros
Pérdidas y perdedores
Tomás Rodríguez Pazos
3 de junio de 2013
alcalorpolitico.com
Que la inexperiencia política produce pérdidas a las sociedades nacionales y locales es un hecho tan fehaciente como la ganancia que también obtienen quienes, experimentados, ocupan los cargos públicos para provecho propio. Esa es una aclaración que hago sobre mi artículo anterior: no confundo la inexperiencia con la corrupción, sólo destaco cuánto daño producen a la colectividad, cuando se juntan, por ignorancia o intencionadamente.

Si  los políticos “ignoran”  --con propósitos electorales-- los riesgos de una política riesgosa para el equilibrio necesario en una economía “mundializada” son tan graves que pueden  dar al traste con años de crecimiento en conglomerados supuestamente eficientes como la Unión Europea: España, Portugal, Grecia.

Pero una cosa es considerar, los impactos mundiales y otra las pérdidas nacionales, estatales y municipales en un país como el nuestro. Allá  los políticos causantes pagan sus acciones, en cambio aquí los únicos perdedores suelen ser los mismos: trabajadores del campo y la ciudad, profesionistas, y jubilados. Los grandes  financieros solo cambian de país su inversión, mientras nosotros pagamos el FOBAPROA.


No es tarea sencilla entender las economías locales y nacionales, sin considerar su poder y capacidad de acción. Nuestros estados y municipios, que corresponden a un esquema orgánico ineficiente: exceso de municipios y estados y poca capacidad de recaudación – salvo el D.F.- no tendrán cómo afrontar sus prioridades si el Congreso de la Nación no plantea una reforma  política y financiera integral y de fondo.

Mientras tanto los de “a pie”, los ciudadanos ¿Qué hacemos?
  • Necesitamos saber cómo se distribuye el presupuesto nacional.
  • Que competencias hacendarias debieran de asignarse a las entidades federativas y a los municipios, de manera irrenunciable.
La experiencia en México, como la de los otras naciones  ha pasado del modelo estatista a la venta y otorgamiento de bienes y concesiones sin mantener la rectoría y control del estado, en beneficio del país; por  ejemplo: la venta de Telmex, las concesiones a las televisoras y líneas aéreas, las facilidades a las grandes cadenas de supermercados,  la política del trasporte que acabó con los trenes, la privatización progresiva de los servicios hospitalarios y los de escuelas superiores, etc.).  Ellos, los dueños y concesionarios  no han tenido límite de ganancia. --sus intereses están  representados en  el Congreso— reinvierten y no pagan impuestos. Así que las pérdidas seguirán siendo para: los sujetos a las nóminas, profesionistas,  pequeños empresarios,   jubilados…

Es tiempo de conocer y actuar.