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Columnas y artículos de opinión
Metrópoli
El fenómeno del Gato Morris, la campaña y el voto blanco
Francisco L. Carranco
10 de junio de 2013
alcalorpolitico.com
Esta semana el “Candigato Morris” se mantuvo en el “branding topic” como líder encabezando las listas de preferencias con cientos de comentarios, miles de me gusta en las redes sociales y trascendido a medios impresos y electrónicos que han repercutido el fenómeno dedicándole muchas interpretaciones y explicaciones de lo que representa la campaña de este animal.
 
A la fecha se habla de, por lo menos, cuarenta mil seguidores y otros tantos miles que están hablando de esto, en las redes sociales y fuera de ellas lo que lo convierte en un Fenómeno similar a la aparición del “Yo soy 132” guardando las proporciones, por supuesto.
 
Sin embargo, en ambos casos, la aparición de éste fenómeno encierra varias connotaciones que surgen de la problemática social que viven los mexicanos cuando hablamos de candidatos y gobernantes.
 

Estos últimos, los políticos y candidatos, han convertido la democracia en un coto de poder político y una industria generadora de una clase política exclusivista que, sólo apuesta a la riqueza económica con el usufructo de la política y el ejercicio del poder para consolidar esa clase, esto provoca que los ciudadanos al observar esas prácticas autoritarias se aleje de los procesos electorales y rechace todas las ofertas de los partidos.
 
El electorado que votará el próximo 7 de julio, siente que ha sufrido dos reveces muy fuertes en su decisión del voto en los últimos procesos electorales, el más significativo fue el proceso electoral federal pasado en donde la elección se definió por escasos votos.
 
La apreciación ciudadana sobre la elección local donde se votarán candidatos a alcaldes y diputados locales, emerge dentro de ese sentimiento y con un ambiente enrarecido por los conflictos internos en cada partido que participa, sin importar las siglas, observamos las pugnas internas en el PAN y PRD, los principales opositores del PRI.
 

Por su parte el PRI, también, en su proceso de selección de candidatos, libró una batalla interna entre todos los aspirantes y suspirantes, tendenciosamente se mantuvieron controlada los resultado de la batalla: recomendados, cuentas por pagar, imposiciones, compromisos añejos y venta de candidaturas, eso dicen lo que no fueron beneficiados, y sólo se enteraron los altos jerarcas del tricolor, las listas se inscribieron en el IEV en el último momento el último día.
 
Las broncas visibles del PRD y PAN y la invisible que sucede en los intestinos del PRI, entre militantes ninguneados y neo militantes privilegiados no hace diferencia, los tres principales partidos enfrentan los mismos problemas de credibilidad y legitimidad de candidatos, también se ve que los líderes de cada partido no han tomado eso en cuenta.
 
Quienes han promovido el resquebrajamiento de esos partidos piensan que los ciudadanos no votarán por los partidos en conflicto, eso no le interesa al pueblo, los ciudadanos si siguen cumpliendo con su deber civil de votar seguirán intentando un cambio escogiendo a un gobernante diferente a los que actualmente detentan la presidencia municipal o una diputación, por supuesto, que salvando y honrando ciertas excepciones.
 

Hace más o menos siete años, allá por el 2006, se puso de moda en algunos países de Europa y Sudamérica el “voto en blanco”, ese sufragio que en su momento los especialistas llamaron el voto más democrático que representa el rechazo a todas las opciones políticas incluidos candidatos, aunque no al sistema democrático, en el que se sigue creyendo y votando.
 
Es el voto más adecuado cuando los partidos son corruptos o cuando sus programas no son atractivos, o cuando los políticos incumplen esos programas, o cuando han acumulado más poder del lícito, o cuando han pervertido el sistema, como, dicen sucede en este país.
 
El voto en blanco en este país se anula igual si se tacha toda la boleta, cuando es así no importa el destino del voto, sino la intención del ciudadano a la hora de votar, es quizás la única oportunidad que tiene el ciudadano honestamente de rechazar la mediocridad y corrupción pero hay que tachar la boleta, porque se corre el riesgo de que alguien ocupe la boleta en blanco para su beneficio.
 

Y así la Campaña del Candigato Morris, sigue creciendo y representa la repulsa de los políticos y sus ejercicios administrativos mediocres que atentan contra la civilidad y que ahora para confundir al elector le ofrecen despensas y regalitos para que todo siga igual.
 
Suburbio 1
 
Que la alcaldesa también que le urge que esto termine porque saldrá con un costal de culpas en la espalda rumbo al anonimato, bueno eso dicen.
 

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