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Columnas y artículos de opinión
Prosa Aprisa
Un político al que presumen
Arturo Reyes Isidoro
13 de junio de 2013
alcalorpolitico.com
La noche del pasado martes 11 de junio, ya sobre las once de la noche, el Secretario de Hacienda y Crédito Público, Luis Videgaray, tuiteó: “@LVidegaray: Gran gusto reunirme con el Presidente de la Comisión de Hacienda del Senado mi amigo @Pepe_Yunes #fb twitpic.com/cwr4dz”. Y subió también a las redes una foto donde se ven ellos dos, foto de mala calidad que debió ser tomada con la cámara de un celular pero que los muestra sonrientes, muy juntos uno del otro.
 
Qué y cuánta diferencia esta muestra sincera y espontánea de cercanía, de amistad, de deferencia, de un poderoso secretario de despacho presidencial con un senador, veracruzano éste, a quien por iniciativa propia lo exhibe públicamente en las redes sociales, de gran penetración, como su amigo y da testimonio de ello publicando una foto de la reunión.
 
Qué y cuánta diferencia con otros políticos aldeanos que apenas viajan a la Ciudad de México van a la Villa de Guadalupe y se colocan un sombrero de charro, se echan al hombro una manta de colores y se toman una foto arriba de un caballito de cartón, teniendo como fondo la fachada del templo y toda la escenografía del cerro del Tepeyac, y luego la vienen a exhibir a todo el mundo.
 

Bueno, no exactamente, aunque eso pasaba en el siglo pasado, pero hoy veo a nuestros políticos muy nacos que cuando van a la capital del país a cualquier acto político, si por el protocolo oficial o si por casualidad un alto funcionario (el Presidente, un secretario de estado) o un político de renombre los saluda como saluda a decenas, a cientos, y alguien inmortaliza con una cámara el histórico momento, corren a publicarla en primera plana en el periódico del pueblo o en forma destacada en páginas interiores, pagado el espacio, claro está, para apantallar que “las pueden”, como si la gente se lo creyera, cuando no fue más que un hecho casual. Pero pinta muy bien la estatura del que se exhibe en las fotos.
 
Pepe Yunes, calladito, discreto, es la representación viva de una persona importante, de un político de alto nivel, de un veracruzano con relaciones que sí valen y cuentan y pesan, pero que, como se dice en lenguaje popular, no se las echa. En lugar de que él presuma de su amistad y cercanía con un secretario de despacho, ¡es éste el que lo presume! Por cierto, Pepe estará la tarde de este jueves departiendo con un grupo de amigos en el municipio de Coatepec y seguramente cosechará lo que ha sembrado: muestras de respeto, pero también de simpatía, de afecto, de amistad. Buen provecho.
 
¿El mejor activo del PRI?
 

El martes 29 de enero pasado, lo dijo muy claro el dirigente nacional del PRI, César Camacho Quiroz: el mejor activo que tiene el tricolor es el presidente Enrique Peña Nieto.
 
En esa ocasión, al inaugurar la segunda plenaria de diputados federales priistas, dijo que por eso no necesitaban nada especial ni apoyos para ganar.
 
“Las 14 elecciones se antojan complicadas y competidas. Pero el PRI y sus aliados no necesitan ninguna condición favorable para triunfar… Tenemos hoy en Enrique Peña Nieto el principal de nuestros activos y desde el lugar que ostenta y ejerciendo su presidencia democrática, con imparcialidad, porque a eso lo obliga la ley y su condición ética, podemos reivindicar nuestro origen partidario”.
 

Bueno, ese es el punto de vista del presidente del PRI. Lo cierto es que ese activo, el mejor que tiene el tricolor, ha decidido guardarse, no visitar los estados donde habrá elecciones se supone que para no meterle ruido y poner en riesgo su Pacto por México, para que los partidos de oposición no lo acusen que está haciendo proselitismo a favor de sus correligionarios.
 
Pero para los operadores del tricolor que andan a ras de tierra –para utilizar una expresión del diputado local Armando Méndez de la Luz, de Movimiento Ciudadano, esposo de Dulce Dauzón, para más señas–, consideran y saben muy bien que no hay mejor activo, verdadera arma efectiva, que el billete, el billete limpio, constante y sonante; que con dinero baile el perro y que con dinero le pueden cambiar a alguien hasta el modito de andar y de hablar.
 
Y es que habría que ver ahora a los equipos humanos de campaña de los candidatos del Revolucionario Institucional, que están experimentando lo difícil que estar en los zapatos de los equipos de los otros partidos, como el PRD, donde el único apoyo que les están dando a sus candidatos es el moral, pues no cuentan con recursos económicos.
 

Según se publicó en un medio, la semana pasada le habría renunciado al candidato a diputado por el distrito de Xalapa Rural, David Velasco Chedraui, un par de colaboradores por la falta de apoyo económico; según, David habría comentado que no hay ni para la gasolina, pero se sabe que no es el único caso que se da en las filas priistas.
 
En esta ocasión, a diferencia de elecciones anteriores, amigos adinerados o empresarios, quienes anteriormente siempre “le entraban”, ya casi nadie quiere arriesgar invirtiendo pues ya no hay triunfos seguros ni seguridad de que recuperarán lo que aporten, con sus respectivos intereses.
 
Pero no sólo dinero es lo que ya nadie quiere dar, sino tampoco prestar vehículos, dotar de vales de gasolina, abrir créditos en los comercios, y ya ni se digan los apoyos oficiales de antes, pues nadie quiere arriesgarse y desatar la ira de Enrique Peña Nieto y ni por debajo del agua quieren aportar nada.
 

Lo peor es que, con sus verdaderas excepciones, los candidatos no quieren aflojar ni un quinto de sus bolsas y piensan que van a convencer al electorado y van ganar a base de puro rollo y saliva, que hasta eso muchos ni siquiera tienen. Pero fueron ellos y su partido los que malacostumbraron a sus colaboradores pagándoles en lugar de buscar su colaboración desinteresada, y al ciudadano comprándoles el voto a base de regalos de todo tipo e incluso de pago en efectivo.
 
Pero ahora no hay. Muchos van a perder por codos, por no invertir nada de su propio peculio, por querer sacarse la lotería sin comprar un cachito. Ya no hay cochinito. Los cohetes ya se quemaron, ya los quemaron otros. Ahora, a recoger sólo las varas. Y a resignarse.
 
Pero, como dicen, la esperanza es lo que muere a lo último y aún hay quienes creen que a más tardar en la segunda quincena de este mes, o sea a partir de este fin de semana, se verá más claro y fluirá el billete.