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Columnas y artículos de opinión
La mirada de los otros
De porras a porros
Tomás Rodríguez Pazos
24 de junio de 2013
alcalorpolitico.com
El hombre es el único viviente que tropieza dos y tres veces con la misma piedra. Esa sentencia equivale a decir que la historia no es lineal y muchas veces involuciona, retrocede y empeora.
 
Como parte de las campañas, que preceden a las elecciones del próximo siete de julio, aparece en las ciudades de la república una forma de propaganda copia de las “porras deportivas”. Algunos partidos políticos, con poca imaginación, pero bien dotados de dinero público, contratan jóvenes que en las esquinas de las grandes avenidas, reparten propaganda y regalos, y echan porras al candidato del partido contratante. Desconocen los líderes de esos partidos la mala experiencia de las porras futboleras mexicanas.
 
Bajo el supuesto de que la organización de porras oficiales traería mayor animación y más seguidores a los clubes mexicanos de futbol, algunos importaron de Argentina la idea de formar sus propias “barras” –fanáticos incondicionales--. Como lo han mostrado diversos reportajes, en el DF., las “porras” se han convertido en bandas delincuenciales; revenden los boletos asignados a sus miembros y actúan alrededor del estadio como golpeadores, con peligro para los antiguos aficionados. No digo que eso vaya a suceder, con las mismas características en las porras “electorales” pero, ¿Cuál será la formación política de sus participantes? ¿Representan auténticamente una propuesta partidista o sólo están aprendiendo a ganar “la torta” y el “bono”?
 

Sin duda hay otros caminos para ganar la simpatía de los votantes y de incorporar a los jóvenes a la vida de los partidos, que debería guiarse por los valores del interés colectivo y no por la simpleza engañosa de ganar el voto “a gritos y sombrerazos”. Hay formas honestas, por ejemplo:
 
  • Involucrar a los jóvenes de un vecindario o de una colonia en el diagnostico de las necesidades de ese mismo espacio donde se desenvuelven. Ello, por supuesto supone prepararlos para la investigación, dar a conocer sus resultados a la comunidad y comprometerse a resolver los problemas condicionantes de esa realidad con el apoyo de la gente. (Ver experiencia de caso en el periódico Reforma, sección nacional p.11, 19 de junio de 2013).
  • Aprovechar experiencias de formación de brigadas de atención social que impulsan programas educativos- aquí podría rescatarse del cesto del olvido el proyecto Vasconcelos, que fue reconocido y premiado por Microsoft con un millón de dólares- Otros programas socorridos en tiempos electorales son los de salud, que suelen ser abandonados tan pronto termina la campaña, aunque se requerirían de manera permanente.
Los líderes de los partidos en cuestión deberían reconocer que no se puede seguir engañando a los jóvenes como en los viejos tiempos: se necesita introducirlos a la vida partidista reconociendo los ingentes problemas locales y nacionales, pues no se van a resolver las carencias con porras y despensas. Es tiempo de dignificar la vida política en general, pero particularmente la concerniente a las nuevas generaciones, si no se desea recrear la época de los porros.