Marcelo Ebrard Casaubón, sin la tutela de Manuel Camacho Solís, parece chivo en cristalería. No es servidor público; no encabeza ninguna organización política, no es líder de nadie, y aun así, tiene la barbajanada de retar al Presidente Enrique Peña Nieto, a “debatir” sobre una iniciativa energética que nadie conoce, pero lo hace con tal de que los reflectores lo alucen.
 
El pobre Marcelo no figura. No es nadie en política. Lo fue, pero ahora ya no lo es y, además, navega con la etiqueta de “agachón, cobarde y miedoso”. Ya no podrá quitarse ese estigma porque en su momento, pudo haber sido candidato del PRD a la presidencia de la república.
 
Hoy, ahora, ya no representa nada. Vamos, ni siquiera podría ser el líder que el PRD necesita para no seguir descendiendo los peldaños de la política.

 
Seguramente en la presidencia de la república ya tomaron nota de lo anterior y de allí que a su “reto”, nadie le conteste nada. Ni lo merece.
 
A otra cosa. El Trife sienta jurisprudencia cuando están de buen talante sus integrantes. Tarde pero finalmente han resuelto que los partidos políticos no pueden donar, regalar, transferir los tiempos que la ley les otorga. Recuerden como el PT y el PRD le “regalaron” en el pasado inmediato, tiempo aire a AMLO para promocionar a algo que ellos llaman Movimiento de Regeneración Nacional <<Morena>>, que finalmente no regenera nada porque no existen más que como un proyecto político que se nutre de los centavos que puede esquilmarle a los incautos que lo ven sentado en la silla del águila <<que inmortalizara Carlos Fuentes>>. No más anuncios de gratis. ¿Cómo reaccionará el iluminado?
 
Por cierto, espera sacar la cabeza cuando la iniciativa de la reforma energética se de a conocer. Antes de ella son fintas, escarceos para que recuerden que existe.

 
P.D.- Ociosos hay para todo. Los hay que escriben en periódicos de poca demanda; los hay que lo hacen en los de mayor circulación. Pero la densidad de la circulación no es aval de los que escriben en el medio. Cada quien tiene su espacio y cada quien es responsable de lo apunta. Sin embargo, cuando hay en el ambiente afirmaciones que nadie sabe de dónde proceden, todos resbalan la responsabilidad a la libertad de expresión
 
O sea, en nombre de la libertad de expresión se puede llegar a los excesos; se dice, lo leí en tal parte, se afirma lo que a nadie consta.
 
Ayer leí la declaración de José Yunes Zorrilla, senador de la república de elección ganada. El legislador priista afirmó, sin ambages, que Javier Duarte de Ochoa es gobernador ahora y hasta el final de su mandato.

 
El senador de origen Peroteño sabe porque lo dice y seguramente no tiene el propósito de entrar al juego de la especulación de la que muchos políticos se valen para que se acuerden de ellos.
 
El resultado de las elecciones del 7 de julio es otra historia, de la que el gobernador no es actor pero políticamente es su responsabilidad. También lo sabe y conoce las consecuencias del uso del poder.