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Columnas y artículos de opinión
Educación y reflexiones
Guillermo H. Zúñiga Martínez
29 de junio de 2013
alcalorpolitico.com
SEGUNDA PARTE
 
Publico hoy la segunda parte de la charla que tuve el privilegio de presentar el día 17 de octubre del año 2006, ante mis compañeros maestros afiliados a la Sección 32 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación:
 
“Qué es lo que deseo expresar ante esta ilustrada concurrencia? Que nos hace falta una verdadera dirección de lo que los mexicanos necesitamos saber y producir; lo que se requiere es una pedagogía nacional y regional que ayude de manera efectiva a encontrar los caminos del progreso. En una palabra: debemos dilucidar qué es lo que debe saber todo niño y joven -mexicano o veracruzano-, que le pueda ser de utilidad real y le permita desarrollarse con éxito dentro de la sociedad. Ésta es la enorme tarea que tenemos pendiente.
 

Miren ustedes, la actual reforma a la educación secundaria sigue siendo un tema polémico y discordante, debido a que un grupo de personas la imponen desde el altiplano, sin reparar que en las entidades federativas también existen inteligencia y experiencia. Había más libertad en la época de Porfirio Díaz que en la actualidad para formular planes y programas de estudio; ahora la Federación tiene el monopolio y no lo quiere soltar, porque sus funcionarios se sentirían ofendidos y trastocado su ámbito de poder.
 
Para que la función educativa sea plena y perfecta debe definirse lo que realmente deseamos conozcan las nuevas generaciones y qué pretendemos que comprendan. Eso es lo substancial y no veo ninguna actividad que nos lleve hacia ese fin.
 
2.- La teleología de la formación humana me parece toral abordarla, porque lo primordial, y aquí deseo asumir mi responsabilidad en esta exposición, no consiste en qué enseñamos y cómo enseñamos, sino en nuestro interés en el fomento de los hábitos de estudio, eso es para mí lo básico; porque maestro que cree haber cumplido al cubrir su horario o comunicar el contenido de la enseñanza, es un profesor a medias, lo más significativo es trabajar de tal modo que los educandos entiendan y practiquen lo que son las conductas del estudiante, la costumbre de penetrar en las materias, reflexionar sobre ellas y saber por sí mismos, eso es lo realmente medular. Los americanos le llamaron "trabajo en el hogar", para nosotros es hambre por saber y ser mejores y lo redujimos a una sola palabra: "tareas". Cuando cualquier educando, sea niño, joven o adulto asiste a la escuela, es importante su comportamiento y participación en clase, pero el secreto es qué hace con sus estudios después de que deja las aulas, ahí es donde está, a mi manera de ver, la enorme misión que tienen todos ustedes: Cómo hacer que ellos estudien una parte de su tiempo libre y qué deben leer o investigar o qué tarea práctica deben llevar a efecto, porque de la calidad de sus acciones dependerá el éxito que puedan obtener en la vida.
 

La instrucción individual es lo que más debe interesar a los educadores; cuando se siembra la semilla de la necesidad de ser mejores, nadie detiene a los alumnos que van a triunfar en la vida. Todos los mentores deberían actuar como lo hicieron en su momento los maestros Antonio Nadal Romero, Salvador Valencia Ortuño, Emilio Aburto, Fidencio Bermúdez, José Acosta Lucero y lo sigue haciendo Arnulfo Pérez Rivera; ellos despertaban entre sus discípulos la atracción por el estudio y la lectura; estos excelentes guías de la juventud lo hacían con alegría, determinación y medida porque la cultura existe para disfrutarla, jamás para sufrirla, ésa es la diferencia entre buenas y malas escuelas, eso es lo que distingue, ya que muchos alumnos van a las instituciones de mala gana, de mal humor y lo consideran como una pesada obligación a cumplir, cuando en verdad deberían estar soñando cada mañana con la hora en que deben ir a aprender y a demostrar lo que personalmente han aprovechado; cuando lleguemos a este punto, la educación pública será una fiesta y no un falso sacrificio.
 
La interrogante consiste en cómo debemos proceder para que la enseñanza sea atractiva, lo cual significa hacerla útil e imprescindible en nuestra vida. Esto no es fácil, porque obliga a conocer a cada uno de los alumnos y a darles lo que más les agrade, también significa respetarlos y garantizarles libertad para que sean cada vez mejores.”
 
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