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Columnas y artículos de opinión
La mirada de los otros
El silencio y la acción
Tomás Rodríguez Pazos
27 de septiembre de 2013
alcalorpolitico.com
Es difícil apartar la vista de los noticieros televisivos o cerrar los oídos a la radio. El país está colapsado y las reformas estructurales pasan a segundo término, de momento… El silencio no es necesariamente la aprobación, muchas veces es la indiferencia o el rechazo.
 
A este clima desastroso hay que agregarle una tormenta de cambios. Trasformaciones estructurales, ignoradas por la mayoría de los mexicanos, incrédulos ante las decisiones de los políticos. Dicen los diputados (ver declaraciones del presidente de la cámara) están suficientemente diagnosticados los problemas, responde “Juan Pueblo” puede ser pero “no estamos de acuerdo”.
 
Pasarán las lluvias y nos acostumbraremos a los cambios climáticos. Según los expertos nos tomará décadas reforestar las montañas y los cerros, limpiar las lagunas y los ríos, disminuir o eliminar la contaminación del aire, cuidar el agua, reordenar el crecimiento urbano. Todo ello sería posible aun sin castigar–por falta de planeación, negligencia, ignorancia y negocios fraudulentos-- a los responsables. Lo que no parece posible hoy es ponernos de acuerdo sobre las reformas ya aprobadas –La Educativa y La Laboral— y las que están por venir.
 

Los poderes ejecutivo y Legislativo parecen dedicados a llevar adelante las reformas, sólamente olvidan una condición necesaria: convencernos a quienes los elegimos de que esas son las únicas medidas posibles para sacar adelante al país: Es decir para generar empleo y reparto equitativo de la riqueza -- única forma de justicia humana--.
 
De esta fecha a diciembre --agenda diseñada por el poder ejecutivo-- viviremos primero el jaloneo de los partidos en el Congreso para sacar adelante las susodichas reformas. En el descampado, estarán o estaremos muchos y muy diversos grupos:
 
- Los que rechazan una o todas las reformas, por las razones que consideran válidas. 


- Aquellos que prefieren esperar los sucesos sin involucrarse en el “lodo de la política”. 

- Finalmente, una inmensa mayoría de manos extendidas esperando la ayuda y las promesas incumplidas, pues los políticos los consideran “ciudadanos para votar” –despensas y láminas de por medio--. 

Creo que el silencio y la acción consecuente nos vendría bien a todos. Debiese ser más fácil ponerse de acuerdo sobre las medidas pertinentes en materia educativa, fiscal, energética y política, que reconstruir el medio ambiente. El encono ya está aquí; bien harían los políticos en mirarse al espejo, recortar sus gastos, mostrar honestidad. ¿Cuántos cumplen aquello de “respetar la ley”.