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Columnas y artículos de opinión
En Caliente
Mentir es mejor
Benjamín Garcimarrero
21 de abril de 2014
alcalorpolitico.com
Imagínese que el empleado (a) que decidió separarse del empleo la pide a Ud. una carta de recomendación para cumplir un requisito que le exigen en el nuevo empleo.
 
Con toda certeza dirá usted que es honrado, diligente, hacendoso, cumplido, inteligente, acomedido y otra docena de cualidades que a decir verdad, no resisten el más leve análisis si trataran de comprobarse, usted no dirá que se le perdió la herramienta casera, que desapareció un gato hidráulico, que la llave stilson no se sabe dónde quedó, la pala del jardín le salieron patas, el taladro voló con rumbo desconocido y la batería del Toyota se envejeció de la mañana al atardecer.
 
Mucha tinta habría de usarse para anotar el inventario de todo aquello que pasó a la morgue de las cosas perdidas.
 

En otra categoría de más alcurnia, tratándose de un aspirante a cargo público, la auto recomendación se vuelve currículum que tradicionalmente inicia con un nacimiento entre pañales de tul, estudios para superdotado y final con tesis doctoral en el colegio “patito” mas renombrado por las fotocopiadoras de Santo Domingo.
 
Hay otros méritos que llevan al escalamiento de lugares y cargos como pueden ser: Habilidad para doblegarse, flexibilidad en el espinazo, lengua pronta para el elogio, obediencia y atracción de rayos, sumisión plena hasta la abyección.
 
Mentir es una cualidad invaluable si se le agrega la facultad de traducir el lenguaje críptico, mímico o pantomímico. Ejemplo: -“Dile al idiota que está llamando que se vaya mucho rumbo a Chihuahua a un baile” – Traducción: Dice el señor que le ruega llamar nuevamente en una hora porque se encuentra en una audiencia urgente”.
 

La prensa escrita, ha logrado envolver en chocolate las mentiras, digamos hasta el virtuosismo. Las afirmaciones de que hemos superado hasta la pax augusta se contradicen con los sucesos cotidianos de levantamientos, agresiones, amenazas e impunidad.
 
Miríadas de normas y reformas salen de los Congresos, que más tarde hay que repetir, enmendar o duplicar sin empacho de que se estrenen códigos cada ocho días.
 
Nos convencen que baja la gasolina, pero al contrario, sube; que Hacienda es una perita en dulce, pero en la declaración con letra chiquita dice: “Gacha cabecha”
 

La libertad de circular se atora en los topes amarillos; el respeto a los derechos humanos se paraliza frente al cañón de una metralleta.
 
El petróleo que es nuestro, es el que anda flotando en la superficie marina, atentando contra la vida marina y recogiéndose en los atentados a la ecología.
 
Creo que lo mejor sería hacer una ley más que eleve la mentira a garantía constitucional y se incluyan capítulos reglamentarios en todas las demás. Al menos tendríamos muchas razones para reírnos de medio mundo… El otro medio mundo, vamos dejándolo tranquilo para que se ría de nosotros.