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Columnas y artículos de opinión
En Caliente
Las armas nacionales…
Benjamín Garcimarrero
5 de mayo de 2014
alcalorpolitico.com
Al amanecer del 5 de mayo de 1862, el Gral. Ignacio Zaragoza arenga a sus soldados: "Nuestros enemigos son los primeros soldados del mundo, pero vosotros sois los primeros hijos de México y os quieren arrebatar vuestra patria". Ordena a Miguel Negrete dirigir la defensa por la izquierda; a Felipe Berriozábal por la derecha y a Porfirio Díaz que esté junto a él. Tras varias horas de lucha, la batalla no se decide, se enfrentan cuerpo a cuerpo, mexicanos y franceses, finalmente, los invasores se retiran mientras Zaragoza grita: "Tras ellos, a perseguirlos, el triunfo es nuestro”. El ejército francés considerado el mejor del mundo en ese tiempo, un ejército profesional, con la fama de haber ganado batallas en Argelia (Legión Extranjera) Magenta y Solferino y de haber entrado al río Mekong en la Indochina Francesa (hoy Vietnam), al mando del General Conde de Lorencez, era derrotado estrepitosamente. Los indígenas zacapoaxtlas, con machete y cuchillo en mano, los persiguieron y acabaron con muchos soldados franceses, zuavos (tropa élite del ejército francés), belgas, que formaban parte de la invasión. Cuando en Europa se supo la noticia de la derrota del ejército francés, el mejor del mundo en México, hubo dolor, terror e histeria, dado que ningún país había humillado tanto a los franceses.
 
Tenían 50 años que el ejército francés no era derrotado, dado que la última vez había sido en la Batalla de las Naciones (Waterloo) en el año 1815 con la derrota de Napoleón Bonaparte. Se elevaron voces de protesta por los intelectuales de ese país; políticos que estaban en contra de la invasión a México y pueblo en general.
 
El informe que el general Ignacio Zaragoza rindió sobre la Batalla de Puebla al Secretario de Guerra Miguel Blanco Múzquiz fue breve y significativo: "Las armas nacionales se han cubierto de gloria. Las tropas francesas se portaron con valor en el combate y su jefe con torpeza". El presidente Benito Juárez sería informado más tarde.
 

Es cierto que solo fue una batalla la que dio el triunfo momentáneo a los nacionales, pero suficiente para hinchar de orgullo a los combatientes. Ahora, 142 años después no nos importa haber perdido la lucha contra Florence Cassez y el gobierno de Francia.
 
Algunos historiadores hacen referencia que el día de la batalla, se dejó venir una granizada como la que hace una semana sacó de quicio hasta al gobierno veracruzano que en su angustia hizo promesas imposibles de cumplir. Los zuavos, no acostumbrados a ese tipo de fenómenos, se enlodaron hasta la nuca, y acabaron perdiendo la batalla. Ojala el cinco no enreden la pita trayendo a la palestra de los héroes a nuestros próceres de un siglo anterior, como ocurrió con la lista de niños héroes que casi un siglo atrás (1847) en Chapultepec, nada tuvieron que ver con la invasión norteamericana en Veracruz en 1914.
 
Zaragoza, a los treinta y tres años de edad, muere de fiebre tifoidea contraída a consecuencia de las fatigas de la campaña el 8 de septiembre de 1862. Sus restos fueron trasladados a la capital y enterrados en el Panteón de San Fernando que está en la Ciudad de México.
 

En estas fechas, los atrevidos hacen barruntos de una tercera guerra mundial; pero los síntomas son de una guerra intestina. Espero que no me toque verla.