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Columnas y artículos de opinión
Hemisferios
Vergüenza global
Rebeca Ramos Rella
6 de mayo de 2014
alcalorpolitico.com
Uno de los signos sustanciales; una de las condiciones indispensables para que la vida democrática, sea una realidad, es el respeto al pleno ejercicio de la Libertad de Expresión. Es derecho humano; es pilar del sistema democrático. Ninguna sociedad ni ningún gobierno en el orbe, pueden denominarse democráticos si aún persiste la represión, la censura, la persecución contra las libertades civiles que entraña también la Libertad de Prensa. Los ciudadanos tenemos derecho a ser y estar informados del acontecer local, nacional y mundial. Tenemos derecho a opinar y a manifestar nuestro sentir, ideas, pensamientos y propuestas y quienes por vocación y por profesión dedican su vida a ser el puente de comunicación entre sociedad y autoridades; a informar, a analizar e investigar la realidad de sucesos, fenómenos y temas que interesan al colectivo; que impactan en su beneficio o en su perjuicio tienen el derecho legal a hacerlo sin riesgos, ni sesgos.
 
Este 3 de mayo pasado, el mundo celebró y recordó la relevancia estratégica para el desarrollo de la democracia del respeto y garantía de este derecho universal. Por esto en el Día Internacional de la Libertad de Prensa, vale echar un vistazo al estatus en el planeta.
 
En fecha reciente las Fundaciones Leon Levy; Jyllands-Posten y la Hurford; así como Free Press Unlimited, the Lilly Endowment and the Schloss Family Foundation, contribuyeron para integrar el Reporte sobre “Libertad de Prensa 2014, una Encuesta Global sobre los Medios Independientes”, que publicó la Freedom House, como producto de encuestas de 23 preguntas en 197 países. Las variables consideraron la presión sobre el flujo de información independiente; la posibilidad de imprimir; reportar y subir noticias a internet y la libertad de operación sin temer repercusiones. Se tomaron en cuenta el ambiente legal y regulaciones; el grado de control doméstico sobre contenidos noticiosos; influencias políticas en reportajes y acceso a información; las violaciones a la libertad de prensa, que contemplaron desde el asesinato hasta abusos ilegales, acoso y presiones económicas para diseminar la información.
 

Cada país fue calificado en una escala de 0 –el más libre- al 10 -el menos libre- y, se les asignaron categorías de “Libre”; “Parcialmente Libre” y “No Libre”. Aquí comparto algunas conclusiones alarmantes.
 
De entrada, el Reporte afirma que el 2013 fue el año en el que la Libertad de Prensa Global cayó a su nivel más bajo.
 
El documento registra que hoy sólo el 14% de la población mundial, una de cada siete personas, vive en países donde la cobertura de noticias políticas e información es fuerte; la seguridad de los periodistas está garantizada; hay mínima intromisión de los Estados en los asuntos de los medios y éstos, no están sujetos a presiones costosas en términos financieros, económicos ni legales.
 

Hubo desarrollo de procesos positivos en un número de países, más notablemente en África Sub-Sahariana, pero dominó la mano dura del autoritarismo institucional y en regiones conflictivas y en crisis, donde se contuvo el flujo de información; se padeció acoso físico de reporteros cubriendo movimientos sociales e historias “sensibles” a la piel delgada de los gobiernos; más restricciones para corresponsales extranjeros; se tensaron los hilos de los portales de internet y redes sociales. Además de las clases políticas nacionales, otros actores, los llamados “poderes fácticos” metieron su freno, como partidos políticos, dueños de medios afines a las elites políticas o partidos gobernantes, que alteraron y censuraron líneas editoriales y despidieron al staff “incómodo”; otros de plano compraron medios.
 
Esto cimentó el tropezón en el estatus de “Parcialmente Libre” a “No Libre” en Libia, Sudán del Sur, Turquía, Ucrania y Zambia; en la República Centroafricana, Egipto, Grecia, Jordania, Kenia, Montenegro, Mozambique, Tanzania y Uganda.
 
Por su lado, las superpotencias autoritarias, China y Rusia continuaron con el control de los medios establecidos y contra los independientes en la democracia virtual. Ambos países implementaron nuevas medidas de penalización a los contenidos online. China en específico se enfocó en suprimir los servicios de microblogs que eran la tribuna del descontento popular y obstruyó a la prensa extranjera. El Gobierno de Putin cerró la legendaria agencia independiente Novosti y la reemplazó por una organización abiertamente sometida al control del Kremlin; además canceló y suprimió visas a periodistas foráneos.
 

En Eurasia, se ventiló, el 97% de la población vive en un entorno de no libertad de prensa y, en la democracia per se, Estados Unidos, el retroceso fue evidente con el recrudecimiento de medidas gubernamentales para sujetar el flujo de información referente a la seguridad nacional y temas estratégicos domésticos, que ocasionaron el acoso a periodistas y a sus fuentes. Todo esto en el contexto de las revelaciones de la vigilancia estadunidense, el espionaje ilegal de la Agencia de Seguridad Nacional, contra ciudadanos, Jefes de Estado, líderes políticos, personalidades conocidas, empresarios, en otros países. Vicios que destapó también WikiLeaks.
 
La constante en el 2013, fue la amenaza y el ataque contra los mensajeros, los reporteros de las protestas, movilizaciones, corruptelas y demás manchas de los gobiernos y otros sectores poderosos, en Ucrania, Brasil, Venezuela, Sri Lanka, Turquía, Tailandia y Jordania. En estas naciones donde se gestaron movimientos de miles inconformes, la protección de los periodistas brilló por su ausencia. La represión institucional, detenciones, violencia, humillaciones, jalaron parejo, contra civiles, reporteros, corresponsales y activistas.
 
Uno de los tiros al blanco fue la prensa extranjera acreditada en los países, ante la paralización y amedrentamiento contra la prensa doméstica. Basta el ejemplo de los periodistas de Al-Jazeera detenidos en Egipto.
 

También se centraron restricciones y persecución contra redes sociales, microblogs, celulares y otros medios y tecnologías de comunicación que fueron el recurso extra para esparcir la información de eventos y fenómenos locales contra la tradición de dominio sobre la prensa escrita, radio y TV, como ha sido el caso de Azerbaiyán, Jordania, Vietnam, China, Sudán y Zambia. El registro arroja que la mitad de los periodistas encarcelados publicaban en internet.
 
En el año, la Libertad de Prensa estuvo permanentemente amenazada por los propios dueños de medios en Turquía, Ucrania y Venezuela. En el caso turco, docenas de periodistas fueron despedidos por razones que el Gobierno juzgó como “traiciones” al establishment; los acusaron por difundir negociaciones con el Partido de los Trabajadores del Kurdistán; por las protestas del Parque Gezi y la Plaza Taksim y por los recientes escándalos de corrupción. Muchos columnistas y articulistas tuvieron que emigrar a otros medios. El Primer Ministro compró un nuevo diario, vía su yerno, para contrarrestar las críticas y evidencias de su gobierno autoritario y represor, que prohibió Twitter y YouTube, previo a las elecciones pasadas.
 
Las encuestas, no obstante también descubrieron que ante la cerrazón institucional, hubo un incremento importante de nuevas tribunas independientes, desde estaciones privadas con licencia, que abrieron el acceso a la información, en países que subieron su rango de “No Libre” a “Parcialmente Libre”, como fue el caso de Argelia, Costa de Marfil, Seychelles, Togo y Yemen. En lo remarcable de reformas constitucionales que garantizaron la Libertad de Prensa, destaca Mali que fue la nación que elevó con 9 puntos, su estatus global.
 

En el escenario global, de un total de 197 países, 63, es decir el 32% calificaron como “Libre”, con el 14% de la población mundial; 68 países, en el 35% como “Parcialmente Libre”, con 42% de la población del orbe y 66 países, dieron el 33% como “No Libre”, con el 44% de la población. El rango demográfico está supeditado a que, en dos países, China e India, se concentran 7 mil millones de personas, un tercio de la población global, que viven bajo regímenes de “No Libre” y de “Parcialmente Libre” respectivamente.
 
Aclara el Reporte que en 2013 el porcentaje de Libertad de Prensa fue el más bajo desde 1996; mientras que el rango de “No Libre” subió un punto porcentual gracias a que Turquía y Ucrania derraparon en su posición.
 
En el general, hubo 10 cambios de categorías: 4 positivos y 6 negativos; la mayoría de “Parcialmente Libre” a “No Libre”. En números por 3 o más puntos, regresión en 15 países y avances en 11 países.
 

Los diez peores países para la Libertad de Prensa, con puntos de 90 a 100, siguieron siendo Bahréin, Siria, Bielorrusia; Cuba, Guinea Ecuatorial, Eritrea, Irán, Corea del Norte, Turkmenistán y Uzbekistán, donde la tortura y la matazón son la regla.
 
Los diez mejores son Países Bajos, Noruega, Suecia, Bélgica, Finlandia, Dinamarca, Islandia, Luxemburgo, Suiza y Andorra.
 
En América Latina, 15 países, el 43% rankearon “Libre”; 15 con el 43%, como parciales y 5, el 14% como “No Libre”. En términos demográficos: 38% libres; 43% parciales y 19% sin libertades garantizadas.
 

Cuba es el peor gobierno en la región al respecto, pisándole los talones, Venezuela con los lugares 35 y 34. Los mejores fueron Santa Lucía, Jamaica, San Vicente y Granadinas, Barbados, Costa Rica, Canadá, Bahamas, San Kitts y Nevis, Estados Unidos y Belice.
 
El Reporte reveló que Honduras y México son países considerados como “No Libre” debido al riesgo por altos niveles de violencia e intimidación contra los medios y periodistas. En un notable retroceso, México obtuvo una calificación de 61. Hoy la represión, la violencia, la inseguridad y la muerte, afirma, son la constante contra la prensa internacional y corresponsables foráneos que aquí viven.
 
Para darnos la idea del estatus global de nuestro país acorde a este Reporte, Guatemala se ubica en el lugar 131, como “Parcialmente Libre” y México en el 132, como “No Libre”, lugar que comparte con Zambia y sólo arriba de Armenia, Ecuador, Libia, Sudán y Turquía que están en el 134 con 62 puntos. En América, estamos en el lugar 31, sólo a 4 lugares de Venezuela y de Cuba, que siguen en el fondo.
 

El Presidente Peña Nieto reiteró “El compromiso del Gobierno de la República para asegurar el ejercicio pleno de este derecho constitucional”, afirmando además que “La Libertad de Prensa es fundamental para nuestra vida democrática y parte esencial de la sociedad de derechos que estamos construyendo”. Reconoció a los periodistas que “contribuyen a forjar un mejor México". La presidencia publicó un texto donde centra la acción del Gobierno en la importancia de los medios de comunicación en el desarrollo; la seguridad de los periodistas y el Estado de Derecho; y la sostenibilidad e integridad del periodismo. Bien, nadie puede disentir.
 
La cuestión es que nuestro país está a un paso de subir de rango y salir del profundo oscuro, en la garantía de la Libertad de Prensa, para llegar al “Parcialmente Libre” y esto sólo podremos lograrlo, cuando los transgresores de este derecho humano indispensable, sucumban en su afán de atropellarlo; de debilitar a las instituciones; de paralizar el avance democrático, que pasa y se cimienta, en el respeto al libre ejercicio de los derechos humanos y civiles, obligadamente.
 
Ojalá que los otros “poderes” los económicos, las elites políticas, las y los infiltrados, el crimen organizado; los partidos políticos, los dueños de medios, los corruptores de las libertades y algunos periodistas que por temor o conveniencia apoyan esta vergüenza global en la que nos ubican, caigan por eso, por violar la ley y por exhibirnos como un país donde no hay, como debe ser, total Libertad de Prensa. Nada que celebrar. Sólo aplicar la ley; mucho que corregir y que depurar.
 

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