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Columnas y artículos de opinión
En Caliente
Dos por uno
Benjamín Garcimarrero
9 de junio de 2014
alcalorpolitico.com
Corría el mes de mayo de 1939, cuando Juanote, el cargador No. 13 del mercado, fue llamado para cargar a una señora parturienta que ya se encontraba en trabajo de parto. Le amarraron una silla de Tlacolula en la espalda y de ahí bajó por toda la calle de Alfaro con un trote leve y mullido no le fuera a ganar la cigüeña, hasta llegar al Hospital Nachón donde el mismísimo doctor con ese nombre esperaba a doña “Chabelita”.
 
Una hilera interminable de tías, al viejo estilo de las plañideras griegas, seguían la procesión para darle presencia a la alegría.
 
Era la época en que no existían aparatos de ultrasonido para ver qué clase de engendro llegaría al mundo, todas las madres estaban a lo que “Dios quisiera” y resignadamente se sometían a sus designios.
 

La familia suponía que era un chamaco grande y gordo por el volumen de la barriga, pero a la hora de la verdad, resultaron dos niños que de inmediato empezaron a gritar.
 
Un bebé desde que nace sabe mamar; así que más tardaron en abrir los ojos que en exigir su pechuga.
 
Pero la anécdota estuvo en que, como solo esperaban a uno, había un solo ajuar para vestirlo, de tal manera que al que nació primero que más tarde lo llamaron Benjamín, le pusieron el ropón azul en lo que una mantada de tías se lanzó a buscar lugar abierto donde vendieran ese tipo de ropaje, porque apenas eran las ocho de la mañana; madrugadores los pilguanejos; hasta que volvieron con unas chambritas rosas que de inmediato le quedaron que ni pintadas al cuate que más tarde sería bautizado con el nombre de Magno.
 

El insigne Dr. Luis F. Nachón, dijo que en asunto de gemelos el que nacía primero era el menor, en razón de que por estar más a la puerta, significaba que se había formado después, así que el que estaba al fondo, por decirlo de algún modo, se había formado primero; o sea que aunque solo hubiera una diferencia de cinco minutos, el primero era el más chico y el segundo el más grande.
 
La ciencia médica moderna, seguramente pone en duda esa afirmación casi pontifical, por que tratándose de gemelos que provienen de un mismo huevo…no sea mal entendido; se forman al mismo tiempo; pero como después de 75 años ya eso es lo de menos, el asunto no se actualiza ni aunque nos dijeran cual va a entrar primero al cielo en breve.
 
Comparto la idea de mi gemelo de que “Ya es hora”, y aunque digan que no hay nada que quite lo bailado, sigo creyendo que sí hay un mal que produce ese efecto: el Alzheimer le quita a uno lo bailado por ser una enfermedad neurodegenerativa. No hay pa’ tras.
 

No sé si me hermano conserve su ropón rosa, cuando menos le puedo presumir que yo si tengo mi chambrita azul.