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Sección: Estado de Veracruz

Comunicado dominical

- Se congratula la Iglesia católica por el acuerdo de Partidos en torno al Código

- Más allá del contenido, se abre la esperanza de que se privilegie el diálogo, la visión conjunta y la prospectiva

05/08/2012

alcalorpolitico.com

El diálogo y el acuerdo, además de confirmar la vocación democrática, son un imperativo ético
Los especialistas comienzan a generar un análisis sobre la nueva ley electoral aprobada en el estado de Veracruz. Sin ser especialistas y a la espera de nuevas claves de interpretación que puedan ofrecer columnistas y peritos en la materia, quisiéramos señalar que -desde el punto de vista de la dinámica de este procedimiento- nos congratulamos que en Veracruz se haya alcanzado un acuerdo en el que lograron la sinergia los partidos políticos, el Congreso del Estado y el gobierno de Veracruz, en base a la iniciativa presentada precisamente por el ejecutivo estatal.

Este acuerdo alcanzado en nuestra entidad representa una verdadera esperanza de diálogo, respeto y visión prospectiva, en medio de un ambiente donde aún se siente la crispación por la pasada contienda electoral.

Habrá que considerar con mucha atención las diferentes voces que poco a poco comienzan a reflexionar sobre esta nueva ley electoral en el estado de Veracruz, sobre todo la de aquellos que siguen pidiendo una mayor presencia ciudadana en los organismos que organizan y supervisan los procesos electorales.

Sin embargo, la dinámica de diálogo y de acuerdo manda un buen mensaje acerca de lo que se puede lograr no sólo para superar las tensiones poselectorales sino para comenzar a atender de manera estructural las principales demandas de los ciudadanos: seguridad, empleo, honestidad y combate a la pobreza.

Hacemos votos para que las autoridades de todos los niveles de gobierno y los distintos partidos políticos se mantengan en esta dinámica de diálogo, esforzándose en privilegiar la agenda que más conviene a México, en estos tiempos conflictivos que enfrentamos, por encima de sus propios intereses particulares.

No se pueden fijar agendas al margen del drama que viven miles de hermanos nuestros que en cada proceso electoral se mantienen a la expectativa de que la política y la gestión administrativa de los gobernantes atiendan estructuralmente sus demandas.

El diálogo y el acuerdo no sólo confirman la vocación democrática de las distintas fuerzas políticas y de las autoridades, sino que se convierten en un imperativo ético frente a los enormes desafíos que sólo se pueden enfrentar si actuamos y trabajamos de manera coordinada, aportando el mejor capital humano, político y ético de nuestras organizaciones.

El diálogo y el acuerdo no son simplemente una actitud obsequiosa de parte de los políticos a la sociedad, sino la meta misma de la actividad política que se debe perseguir para lograr la superación de nuestros problemas. El sufrimiento y las necesidades de la población no admiten divisiones, dilaciones, ni enconos de parte de la clase política.