Con un aprovechamiento de 9.2, Matilde Reyna Rodríguez Méndez destaca como la mejor estudiante del turno mixto de la escuela de bachilleres “Constitución de 1917” y por tal razón, la prometedora alumna recibió una computadora portátil a modo de estímulo.
Su historia no difiere de la de varios de sus compañeros del plantel, insertados en la vida laboral de lunes a viernes, y con la oportunidad de estudiar los sábados. Sin embargo, Matilde Rodríguez sobresale de entre los demás estudiantes no sólo por su empeño sino por su edad: 52 años.
"Siempre me gustó más la escuela pero siempre pesó lo económico y las personas se inclinan más por el trabajo", relata.
Matilde inició la primaria en la escuela “Francisco Ferrer Guardia”, más una situación familiar la obligó a finalizar su educación básica en la escuela nocturna.
“Hice quinto y sexto en la nocturna, a los 13 años me puse a trabajar de labores domésticas, pero siempre tuve la 'espinita' de estudiar, (...) A los 37 años ingresé al IVEA y saqué muy rápido la secundaria y alcancé un promedio de 9.6; todos los exámenes los pasé con 9 y 10", afirma.
Tras acreditar la secundaria, concluyó un diplomado en Informática por parte del Instituto de Capacitación para el Trabajo.
"Yo no sabía ni encender el equipo, y ahí me fui. Hice la carrera de dos años y medio y saqué un diploma como Operadora de Microcomputadoras", se ufana.
No obstante, interrumpió su racha de notas perfectas nuevamente por el trabajo. No obstante, decidida a no abandonar su preparación, se inscribió en el turno mixto de la “Constitución de 1917”.
"Primero es la escuela y después el trabajo, (...) Tenemos que hacerle un espacio a la escuela, (...) Es una satisfacción muy grande para mí y sí le he puesto mucho interés y voy a seguir poniendo el mismo interés hasta terminar".
No obstante, concluir la preparatoria es apenas un paso previo a su verdadera meta: matricularse en la Licenciatura en Administración de Empresas o Contaduría, obviamente, los sábados.
"A los jóvenes les recomiendo que siempre traten de darle un espacio a la escuela porque realmente son las bases para nuestra vida. Si desplazan la escuela por juegos o trabajo, es un error muy grande, porque mañana se van a dar cuenta del valor que tiene la escuela", concluyó.