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Sección: Estado de Veracruz

Con “La hija del aire”, Calderón de la Barca desafió el teatro propuesto por Lope de Vega

- Con 6,730 versos, es por mucho la obra más extensa de Calderón de la Barca: Rosalía Sandoval

- Dada su extensión, se representó en 2 días ante la corte de Felipe IV y Mariana de Austria

Elisa Guadarrama Huerta Xalapa, Ver. 28/05/2013

alcalorpolitico.com


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El siglo de oro español dejó grandes legados al teatro actual; personajes como Francisco de Quevedo, Luis de Góngora y Argote, Félix Lope de Vega y Carpio, vieron sus textos representados en el llamado teatro “palaciego” o “Teatro de Corte” ante Felipe IV.

Esta tarde, Rosalía Sandoval Caballero, egresada de la Facultad de Letras Españolas de la UV, desmenuzó dos de las obras de un importante dramaturgo español, nacido en 1600, un 17 de enero: Pedro Calderón de la Barca.

Recordó que el teatro de esa época era regido por los parámetros de un Lope de Vega meticuloso que decía que las representaciones deberían ser en tres jornadas, sin que se ponga el sol antes de su conclusión; sin embargo, una de las obras poco conocidas de Pedro Calderón de la Barca, “La hija del aire”, no cumplió en este sentido; con 6,730 versos , es por mucho la obra más extensa de Calderón de la Barca que consta de dos partes de tres jornadas cada una.



“La hija del aire” se representó en dos días ante la corte de Felipe IV y Mariana de Austria en el palacio, y ha tenido una suerte particularmente complicada, explicó la expositora, porque si bien fue representada un par de veces: dos en vida de Calderón, después sufrió un olvido como Calderón mismo. Dicen los estudiosos que esto se debió a la enorme admiración que sentían los españoles por el teatro de Lope de Vega.

Para poder establecer una conexión entre ésta (“La hija del aire”) y la obra más conocida del español, “La vida es sueño”, es preciso recordar que la primera habla de una predestinación, ¿podemos o no cambiar lo que se nos ha deparado desde nuestro nacimiento?, en tanto, la segunda es un homenaje del libre albedrío; en ambas hay diferencias radicales que denotan una evolución entre el teatro de Calderón de esta época.

Sobre Calderón de la Barca se pueden decir muchas cosas, pero nada tan didáctico como leer su obra; estudiosos coincidirán que el monólogo de Segismundo es una oda a la reflexión bellamente armonizada para quienes gustan de pensar en la vida y en su suerte.