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Sección: Estado de Veracruz

Derechos humanos y laborales de periodistas no son respetados: Ana Cristina Peláez

- No hay equidad de género; son comunes los abusos de este orden en el ámbito periodístico

- Las mujeres no pueden tomarse tiempo ni para comer, ver cómo están sus hijos o su vida personal

?ngeles Gonz?lez Ceballos Xalapa, Ver. 04/05/2012

alcalorpolitico.com

A la par de la inseguridad con la que trabajan periodistas día con día actualmente, se suman las violaciones a sus derechos humanos por abusos laborales y de género en las áreas de trabajo. Muchas corren desesperadas a las guarderías por sus hijos antes de que cierren o los llevan a su lado para cumplir con la labor de informar.

Cuando les entra el celo a los hombres periodistas no bajan a las compañeras de prostitutas, amargadas o si son mayores de edad, son menopáusicas.
Este día la periodista veracruzana y corresponsal de guerra, Ana Cristina Peláez Domínguez, preguntó por qué si es una profesión, se permite pagarle menos que a un policía o un conductor de transporte público.

En el gremio periodístico son alarmantes las cifras que demuestran que el 90 por ciento de los egresados de las carreras de Comunicación están desempleados, por cada 7 mil egresados, solamente 72 obtendrán empleo.

Dijo que la mayor violación a los derechos humanos de los periodistas es la inseguridad en la que tienen que desarrollar su profesión, sin protección alguna en medio del clima que vive México; “en Veracruz hay ejemplos muy claros”.

Durante su participación en el foro "Estereotipos de Género, Medios de Comunicación y Desigualdad entre Mujeres y Hombres", comentó que pese al riesgo que viven los periodistas, la principal encomienda que le hicieron fue destacar la violación a sus derechos humanos que por abusos laborales y de género viven día con día en sus áreas de trabajo.

Señaló que se obliga a los comunicadores a aceptar salarios bajísimos y antiprofesionales y a quienes aspiran a trabajar en televisión es prácticamente obligatorio que sean guapos y las mujeres despampanantes, víctimas del Complejo de Pigmalión, ser perfectos.

Se discrimina a los periodistas ocultándoles información o proporcionándoselas tardíamente, poniendo en riesgo hasta el empleo que difícilmente consiguieron, lamentó.

“Son mal pagados y maltratados en empresas privadas que contratan sus servicios y en áreas de comunicación gubernamentales”, señaló y lamentó que la Comisión Nacional de Salarios Mínimos sigue estipulando que el periodismo es un oficio y no una profesión, lo que da pauta a que un egresado de la carrera de Comunicación se permita pagarle menos que a un policía o un conductor de transporte público".

Lamentó que ante esta situación “nadie hace nada” y hay que sumarle que no cuentan con prestaciones, no tienen horarios fijos de entrada o salida, pues los sucesos no tienen horario.

Además si no cuentan con un medio de transporte muchas veces no se les da el empleo y por ello de su magro salario deben pagar el transporte o les aceptan reportear en motocicleta no importa si ello implica mayor riesgo para su vida.

Si sufren algún accidente la empresa no los apoya con gastos médicos y a muchos que han perdido la vida apenas la empresa ha ayudado a sus familias con los gastos funerarios más económicos.

Los periodistas tampoco gozan de periodos vacacionales, en el mejor de los casos sólo una vez al año si es que hay personal suficiente para hacer el trabajo para cubrir al que sale de descanso.

Las malas condiciones –opinan muchos comunicadores– obedecen a que no hay un órgano encargado de vigilar por los derechos de este gremio y no se hace nada por corregirlas debido a la desunión del mismo gremio.

En provincia se les paga mucho menos que a los hombres, además a las mujeres se les piden más notas, mayor productividad, cubrir más guardias, se menosprecia su profesionalismo y capacidad.

A las mujeres periodistas no pueden tomarse tiempo ni para comer, ver cómo están sus hijos o su vida personal. Asimismo sufren la desventaja de que si no cuentan con algún familiar que les ayude de tiempo completo a cuidar a sus hijos, tienen que dejarlos en guarderías, pero muchas asisten a laborar con pequeños al lado.

“O corren por ellos desesperadas a las guarderías antes de que cierren y eso ha ocurrido hace décadas y no ha habido ningún cambio. Rita Gánem que en paz descanse llegaba a trabajar con su bebé en brazos y para ponerse a escribir le improvisábamos el último cajón del escritorio como cuna, al lado de sus piernas para que el “pelucho” su hijo que ahora es un gran médico, la sintiera cerca y no llorara”, contó.