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Sección: V?a Correo Electr?nico

Deterioro ecológico progresivo y preocupante

“Lo que hace falta es estimar en todo lo que vale la vida terrena y tratar de mejorarla...”

Jorge E. Lara de la Fraga 06/09/2016

alcalorpolitico.com

A manera de preámbulo promocional, escucho por ahí que Veracruz es tierra singular de músicos, poetas y hombres ilustres, que es un pueblo hospitalario y alegre, siempre dispuesto a ofrendar amistad y calor humano tanto a propios como a extraños, así como a compartir su tradición de rico mestizaje y sus platillos gastronómicos de antología. “En puntos estratégicos de la exuberante vegetación del estado de Veracruz, la memoria histórica se recrea a través de testigos silenciosos: construcciones de cal y canto que emergen de sombríos bosques, en medio de valles y cañadas o en la arenosa planicie costera...” Ojalá sigamos por ese mismo sendero.

Se dice entre serio y en broma que fue Antonio López de Santa Anna, uno de los “hombres fuertes” del siglo X1X, xalapeño de nacimiento, quien determinó en buena parte los límites y colindancias de la provincia jarocha y que por ello escogió lo mejor para su estado; sea cierta o falsa tal aseveración, en verdad los veracruzanos contamos con recursos naturales variados que carecen la mayoría de los habitantes de otras entidades federativas del país. Sin embargo es de destacarse que aun teniendo nosotros mucha potencialidad al respecto, no aprovechamos racionalmente tales riquezas y sobrevivimos, en lo general, con estrecheces y penurias. Algo o mucho hay que preguntarnos como ciudadanos o como gobernantes – a quienes les corresponda -, si como efecto de nuestras fallas, irresponsabilidades, ineptitudes, falsedades y flojeras, nos hemos transformado en unos parias en medio de un patrimonio polifacético que no hemos sabido asimilar de manera inteligente.

Con respecto al tema, por los años 70 y cerca de la década de los 80, el Lic. Rafael Hernández Ochoa, por ese entonces Gobernador de la Entidad, expresaba su preocupación ante el deterioro ecológico existente en la República Mexicana y decía que en muchas partes prevalecían pocos centímetros de corteza terrestre para cultivar, así como veía la lamentable aparición de extensiones semidesérticas donde antes hubo llanuras y floresta abundante. Enfatizaba que todavía el sureste se salvaba un tanto de la depredación humana y que tanto Chiapas, Tabasco como Veracruz eran el baluarte de vida de la Nación; que los habitantes de tales entidades tenían la obligación moral e histórica de preservar esas fortalezas ecológicas. De eso que les narro ya han pasado más de 37 años y parece ser que todos los paisanos seguimos afectando nuestro habitat inmediato y que hasta las floridas áreas de la Región de los Tuxtlas, recintos idóneos para cintas cinematográficas, se han visto menguadas por la rapacidad e inconciencia de algunos seres que únicamente vislumbran como prioritarios sus mezquinos afanes.



Para documentar nuestro optimismo, inserto lo relativo a un comercial gubernamental, donde se destaca lánguidamente lo siguiente: “ Un largo recorrido por la costa de Veracruz asegura al viajero el descubrimiento y disfrute de múltiples posibilidades, donde las sorpresas no tienen punto de reposo. El norte está dominado por grandes explotaciones petroleras y campos de cítricos; el centro aloja entre el mar y las cumbres montañosas el poder de la nostalgia: café y danzón, sombreados portales y ríos anhelantes, caña y rostros sonrientes. Y el sur, feraz y mágico, estrecha en Coatzacoalcos la cintura de México...”

Como veracruzanos comprometidos con nuestro entorno, lo primero que deberíamos hacer es respaldar las políticas de conservación y no perjudicar la flora y la fauna regional y demandar, asimismo, que los funcionarios respectivos y los representantes populares “se pongan la camiseta” y en verdad se ubiquen a favor de un mundo mejor. Basta ya de suponer que no pasa nada y cruzarnos de brazos ante los desmontes criminales, ante la proliferación de inmundicias y desperdicios remitidos a los ríos y a la atmósfera. Basta ya de experimentar una amnesia cómplice ante la expulsión de tóxicos de las plantas industriales, de los yacimientos petrolíferos y de los automotores colectivos. Si seguimos por esa pendiente, todas esas bellezas y esas extensiones verdes de los campos veracruzanos se tornarán en míseros páramos y en escenarios impropios para la vida humana.

Aplaudo y respaldo a los grupos de ambientalistas no gubernamentales que en varias localidades de la entidad veracruzana luchan contra los depredadores, sensibilizan a la población para que haga un adecuado uso de los recursos naturales, proponen acciones en favor de un desarrollo sustentable y exigen además a las autoridades respectivas que pongan especial interés en el rubro de la supervivencia digna de toda la comunidad jarocha.