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Sección: V?a Correo Electr?nico

Edificio de la Facultad de Pedagogía-Xalapa presenta carencias, denuncia

- Falta un auditorio, cafetería digna, servicio de fotocopiado, espacios deportivos y alumbrado público

- Cuestiona a autoridades de la Universidad Veracruzana sobre la situación que presentan en esa facultad

Xalapa, Ver. 13/02/2015

alcalorpolitico.com

Hace un año que la Facultad de Pedagogía-Xalapa se mudó de la Ex-Unidad de Humanidades al nuevo edificio ubicado en el Campus Sur de la Universidad Veracruzana, el cual alberga, además, al Instituto de Investigaciones en Educación y al Sistema de Enseñanza Abierta. Cabe decir que a esta Facultad asisten un poco más de 900 estudiantes y un aproximado de 90 profesores.

Desde entonces a la fecha, la comunidad estudiantil y docente de esta entidad académica ha padecido diversas carencias en este nuevo edificio.

Carecemos de un auditorio para realizar eventos académicos, artísticos y culturales; muchos de ellos se han llevado a cabo en espacios improvisados, porque no ha quedado de otra, como la pequeña explanada y los pasillos centrales, cuyo ruido, siendo conscientes interrumpe las clases y actividades que realizan profesores e investigadores en sus cubículos, quienes, la mayoría de ellos, han sido muy comprensivos y tolerantes.



Carecemos de una cafetería digna que ofrezca a los estudiantes y profesores alimentos saludables, balanceados y accesibles a su economía; mientras tanto, cotidianamente vemos a los estudiantes consumiendo alimentos en los puestos improvisados de comida que se han instalado en la acera de enfrente del edificio, en condiciones de higiene no muy confiables, además, de que a unos metros adelante de estos puestos, en dirección al C-4 y en frente de FCAS, aún circula al aire libre una parte del canal de aguas residuales que pasaba atrás de dichos puestos, el cual, durante ciertas horas del día, despide un hedor. Por estas condiciones, más de un estudiante ha adquirido alguna infección estomacal, desde la más leve hasta la más severa.

Carecemos de un servicio de fotocopiado suficiente, eficiente y a buen precio. Los estudiantes tienen que ir a la Unidad de Humanidades o al centro de la ciudad a fotocopiar sus materiales de estudio, lo que se traduce en pérdida de tiempo y provoca desgaste físico.

Carecemos de espacios deportivos donde los estudiantes puedan desarrollar alguna actividad física, como jugar futbol y no en las escaleras principales que dan acceso al edificio, donde corren un mayor riesgo de lesionarse o lastimar a alguien más; así como de áreas de esparcimiento y de trabajo para un buen número de estudiantes que tiene sus horarios de clase fragmentados, lo que les implica quedarse en la facultad, algunos casi todo el día y buscar salones desocupados mientras esperan sus siguientes clases.



Carecemos de alumbrado público en toda la calle, desde la Facultad, pasando por FCAS, hasta el estacionamiento del C-4, lo que vuelve a esta calle en una zona de alto riesgo para todos los estudiantes y profesores que transitan por ella a partir de que empieza a oscurecer como a eso de las 6 pm y cuando hay neblina, la visibilidad prácticamente es nula. Además, en frente del edificio hay un terreno baldío que abarca toda la calle. Esto incrementa el riesgo. Algunos estudiantes manifiestan que compañeros suyos ya fueron asaltados en esa calle. Cabe mencionar que la mayoría del estudiantado son mujeres. A pesar de que las autoridades universitarias declararon en febrero de 2014 a este medio de comunicación que les preocupada el alumbrado público de esta Facultad, y en fecha reciente, para ser exactos el 9 de febrero, vuelven a referir que la iluminación es una prioridad para la UV y que se está atendiendo con el apoyo del municipio, éste es el momento en que aún no hay alumbrado público. ¿Cuánto tiempo más debemos esperar para que lo pongan? ¿Tiene que pasar algo más grave para que entonces sí las autoridades universitarias y el Ayuntamiento actúen con prontitud?

Ante estas condiciones, surgen varias preguntas: ¿Realmente a las autoridades universitarias y, sobre todo, a los altos funcionarios de la Universidad les preocupa atender las necesidades de sus estudiantes? ¿Por qué la vida del estudiante de la UV tiene que ser así? Si no hay recursos, ¿qué tan dispuestos estarían los medios y altos mandos de la Universidad, así como los trabajadores –docente y administrativo- al servicio de ésta, donar un cierto porcentaje de su salario para mejorar la infraestructura de la misma, sin que esto exima al gobierno federal y estatal de su responsabilidad?

Esto es sólo la punta del iceberg. Su solución pone a prueba la capacidad de gestión y voluntad de las autoridades universitarias.



Si la Rectora dice que se preocupa por sus estudiantes, por su desarrollo integral, esperamos que atienda y resuelva realmente estas condiciones –para nada anodinas– que padecen de manera cotidiana los estudiantes, quienes son la razón de ser de esta Universidad y el presente y futuro de este país.

Atentamente:



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