Ejidatarios del Cofre de Perote prueban alternativas de cultivo para autoconsumo

Entre el escepticismo y la esperanza de mejorar su calidad de vida, ejidatarios de la zona del Cofre de Perote prueban alternativas de cultivo para autoconsumo o venta local. Algunos de ellos están entrando a un programa de cultivo de maíz intercalado con frutales en las laderas de la montaña.

La directora de la organización no gubernamental PRONATURA, Elisa Peresbarbosa Rojas, dio a conocer que se ha puesto en marcha este proyecto desde hace dos años, el cual ofrece alternativas productivas para los habitantes de la zona.

El objetivo, dijo, es incrementar la cobertura de árboles, que pueden ser manzanos, ciruelos o duraznos, al tiempo que se detiene el sedimento del suelo y evita la erosión en zonas inclinadas.



Esto proporciona a los habitantes de la región una opción adicional de producto alimentario para autoconsumo o venta local.

Uno de los promotores de este proyecto en PRONATURA es Gerónimo Vásquez, quien reveló que en principio los ejidatarios de la zona han recibido este esquema alternativo con algo de escepticismo.

“Están un poco escépticos al principio, es algo que desconocen, pero poco a poco creo que se irá difundiendo y más cuando los hemos llevado a ver módulos que tienen más de diez años en estados como Puebla, donde hay casos exitosos. A ellos les dan ganas de ver sus árboles frutales ya grandes, crecidos, produciendo”.



La resistencia de los ejidatarios se debe a que piensan que los árboles frutales les restan espacios a sus cultivos tradicionales de maíz, papa o haba.

Indicó que el primer módulo instalado por PRONATURA lleva apenas dos años y para ver resultados se requerirán otros dos años.

Los árboles frutales protegen el suelo, formando terrazas a lo largo del tiempo, explicó. Si el frutal requiere de una inversión en los primeros tres o cuatro años para su plantación, cuidado y mantenimiento, en sus años productivos podrá subsidiar el costo del maíz, frijol o haba que se siembre en el mismo terreno, porque las frutas se pueden vender a mejor precio, comentó.



Básicamente, este esquema ofrece conectividad especial entre fragmentos de bosque para la fauna endémica, detención de suelo y seguridad alimentaria para los pobladores, que viven entre la riqueza del bosque y la pobreza milenaria de las comunidades.