El alcoholismo no se hereda, se aprende; es un fenómeno social: Consultor

Francisco Robles, de la empresa consultora Centro de Seguridad Urbana y Prevención, dijo que tras la publicación de la Encuesta Nacional de Adicciones, en el que se dedica un capítulo para Veracruz, además de la información sobre accidentes de tránsito terrestre del INEGI, se plantea que el consumo de alcohol y drogas, es una problemática que crece en todo el estado y en este municipio.

“Los consumos de alcohol son cada vez a edades más tempranas y el patrón de consumo es de consumos esporádicos, pero de altas cantidades, esos consumos están creciendo en la población juvenil, con edades entre los 12 y 29 años de edad”, explicó.

Dijo que también una fuerte proporción de accidentes, se da entre jóvenes de 15 y 19 años, alcanzado estadísticamente que uno de cada tres accidentes sea protagonizado por un adolescente; aunque reconoció que la cifra no es precisa, porque en muchos casos el conductor huye y por tanto no se tiene la edad, ni el sexo.

“Sin duda alguna, una parte importante de la fatalidad significativa, es decir, más de la mitad de los muertos por accidentes de tránsito, están vinculados a accidentes donde hubo consumo de alcohol, siendo que en 8 de cada 10 accidentes, el responsable es un hombre”, subrayó.

“Un aspecto significativo es que los consumos de alcohol están creciendo a mayor ritmo en mujeres adolescentes”, lamentó Francisco Robles. Asimismo, dijo que uno delos factores que está propiciando el crecimiento del alcoholismo, es la facilidad para conseguirlo, ya que hay una alta exposición de la población en general y juvenil al alcohol.

“Se vende a deshoras, a menores, no existe suficiente vigilancia a los negocios con permisos de venta de alcohol, hay venta clandestina, los negocios están cerca de las escuelas, hay una alta facilidad de accesar al alcohol, es una venta indiscriminada”, consideró.

El segundo aspecto -dijo- es que como sociedad no vemos el consumo de alcohol como un problema, está normalizado, no lo vemos como una práctica de riesgo, y sí lo es, genera diversas problemáticas como accidentes, violencia y muchos otros problemas en adolescentes; sin embargo, forma parte de nuestra manera de convivir.

“Si no hay consumos de alcohol, se piensa que no hay convivencia, y ese es un problema social que debemos comenzar a modificar culturalmente y erradicar de nuestros estilos de vida, o por lo menos controlarlos”, detalló el entrevistado.

Otro aspecto a considerar -detalló-son las dinámicas familiares, es decir, familias que presentan disfuncionalidad y que están asociadas al consumo de alcohol y drogas; así como las carencias educativas, económicas y formativas, que están provocando que los jóvenes, es decir, los hijos de estas familias, asuman prácticas de riesgo y que incidan en detonar procesos de consumo de alcohol, para escapar de situaciones de estrés familiar.

Asimismo, indicó

que la formación de identidades, la incitación y debilidad en la socialización y en la autoestima, con la que crecen los jóvenes, hace que encuentren en el alcohol y las drogas una vía de escape.

“Si no estoy sólido en mi formación, no reciben afecto, cariño, cuidados, durante la infancia, acabo en situaciones de este tipo, además de los problemas de comunicación entre las generaciones, es difícil para la sociedad adulta entender lo que pasa con la juventud, hay un riesgo psicosocial acumulado donde intervienen distintos elementos, se entrelazan generando las debilidades formativas y de desarrollo, que propician que muchos jóvenes opten por beber”, afirmó.

El entrevistado consideró que el alcoholismo se aprende y no se hereda, ya que es un fenómeno social y no biológico, el cual se construye socialmente.

“Hay un gran debate, qué es primero, lo biológico o lo social, yo creo que es un problema que debe atenderse desde la complejidad de lo social”, finalizó.