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Sección: Estado de Veracruz

El animador xalapeño, Enrique Navarrete visita la ciudad y cuenta “su paso por Dreamworks”

- Narra cómo pudo influenciar para cambiar una escena de racismo en “Hormiguitaz”

- Dreamworks gasta 8 mdd, en pruebas; en México no contamos si quiera con un presupuesto

- Para alcanzar el éxito, “el peor enemigo para un mexicano es otro mexicano”, dice

Elisa Guadarrama Huerta Xalapa, Ver. 31/05/2013

alcalorpolitico.com


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La tarde del jueves 30 de mayo cerró el seminario “Re-Animación” en el Museo de Antropología de Xalapa (MAX), el xalapeño Enrique Navarrete, animador de casas productoras como Dreamworks, PDI, entre otras, presentó su plática “su paso por Dreamworks”.

Un Enrique sencillo y hasta tímido comenzó a platicar cómo a falta de carreras en México que le dieran las herramientas para estudiar animación, optó por ingresar a la carrera de diseño gráfico, tiempo después de concluirla comenzó a trabajar por 4 años en publicidad.

Corría 1988 cuando conoció a Fernando Ruiz, el primer realizador de Latinoamérica de una película animada, “Los Tres Reyes Magos”, el primero que le dio su oportunidad en un lugar que calificó el artista como “el paraíso; había modelos de plastilina y dibujos por todos lados”, encantado con ese mundo y sabiendo que era un buen dibujante, y luego de una producción fracasada, decidió ahorrar para las únicas escuelas que había en ese entonces: una en Los Ángeles, California y otra en Toronto, Canadá.



Concluyó sus estudios y fue en 1995 cuando consiguió una entrevista para una de las recién formadas casas productoras Dreamworks, que había sido creada para competir directamente con Disney, sin embargo, la vida le tendría una sorpresa, al mismo tiempo otras dos productoras más le ofrecieron trabajo; una de ellas, de Steven Spielberg y tuvo que escoger, “Dreamworks me ofrecía entrenamiento por 6 meses y después integrarme a su primera producción “El príncipe de Egipto”, en tanto en la de Steven, comenzaría a desarrollar efectos visuales y comerciales, “opté por seguir aprendiendo y entré a Dreamworks”, dijo.

Fue en ese entonces cuando le llegó el proyecto secreto, que tiempo después sabría se trataba de “Shrek”, “tres compañeros competíamos por ser quien lo animara; un canadienese, una inglesa y un mexicano, lo malo es que todo era muy hermético, sólo nos dijeron que se trataba de un ogro, con un amigo que era un burro y que el ogro se enamoraba de una princesa….queeeé!!!, en qué proyecto tan raro me vine a meter”, pensó, y ahí comenzaron las diferencias entre las producciones.

Para desarrollar un prueba de 45 segundos, los animadores tardaron 6 meses, y Dreamworks gastó 8 millones de dólares en ello - en México, no tenemos ni eso, dijo-, para ese entonces ya lo habían escogido para animar al conocido ogro, luego de varios meses y con una producción que no gustaba del todo, le llegó otra oportunidad: “Hormiguitaz”, de PDI, tomó un avión a San Francisco, y se entrevistó con todas, absolutamente todas las áreas de la productora, comenta. Había logrado con las entrevistas pertenecer a un selecto grupo de los únicos 40 animadores que había en todo el mundo.



No era común que un animador tuviera influencia en el desarrollo de una escena, cuenta, mientras narró cómo se sintió ofendido cuando en una escena de “Hormiguitaz” se hablaba de “insectos rastreros”, en una clara acción de racismo, “hablé con el Productor y le dije; oye, sí me siento ofendido, fue entonces que accedió a modificarla”, explicó.

Luego de “Hormiguitaz” le llegó “Madagascar”, posteriormente recuerda que su sueño siempre había sido animar al famoso “Tigre Toño”, la imagen de un cereal, y pese a que una “amiga” suya manejaba esa cuenta, ésta ya le había dicho tajantemente que nunca lo podría hacer, tiempo más adelante no sólo lo hice a él si no a todas las mascotas de Kellogg´s, la vida le recompensaba, todas esas llamadas en vano.

Para el éxito, “el peor enemigo para un mexicano es otro mexicano, que fue lo que pasó con el “Tigre Toño”, ya había yo animado a Shrek, los estadunidenses me dieron la oportunidad, pero acá fue una mexicana quien me metió el pie”, platicó.



Para despedirse del auditorio remató con esta frase: “El gran soñador nunca duerme, siempre hay que tener en cuenta tu sueño y meta, no importa lo que pase con los demás, superen sus problemas de lenguaje, las barreras culturales son las más grandes, les deseo que regresen victoriosos una vez que hayan cumplido sus metas”.