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Sección: V?a Correo Electr?nico

El despido de policías merece explicación

Arturo Reyes Gonz?lez 07/01/2011

alcalorpolitico.com

A lo largo de mi corto paso por algunas oficinas del gobierno del estado he tenido la oportunidad de establecer comunicación y también amistad con los compañeros policías u oficiales encargados de la seguridad y el acceso a las mismas.

Provenientes de distintas corporaciones de seguridad y puntos del estado, producto de la cotidiana interacción, he podido escuchar con atención sus humanas y familiares necesidades, su ritmo y forma de trabajo, su escasa percepción monetaria, en pocas palabras su complicada situación laboral. “La policía siempre en vigilia” les bromean algunos compañeros de oficina, frase nada alejada de su realidad.

Circunstancial como suele ser, me ha tocado verlos reír pero también llorar ante las demandas del hogar y lo poco de su salario. Como en muchas otras dependencias, a fin de año he visto hacer una cooperación con productos de la canasta básica para poder obsequiárselas. Hoy, pese a lo adverso de sus condiciones, los he visto seguir cumpliendo. Se puedes –de alguna manera– ver y sentir cuando se trata de buenas o malas personas, de perversas o sanas, aunque no se pueda explicar del todo; es algo así como una corazonada y ellos siguen latiendo trabajadores.

Contrario a muchas historias, continúan laborando comprometidos, los he vuelto a encontrar al lado de su familia y ahí van, siguen luchando por salir adelante; no han caído en corruptelas, en “malos pasos” que les permitan obtener más recursos. ¿Cómo lo sé? Se nota y ellos mismos me han contado de lo que han avanzado en sus hogares o con sus pertenencias. Afortunadamente también hoy ya se les apoya más, lo reconocen, difícil que sea suficiente pero al menos el esfuerzo se hace, capacitación, equipo y prestaciones han mejorado.

El tema de la seguridad pública es, sin lugar a dudas, uno de los tópicos fundamentales para el desarrollo del país, las inversiones, la promoción y el turismo, para la convivencia social de todos los grupos y sectores, hoy, mañana y siempre. Es, además, el tema que ocupa los titulares de los principales medios nacionales impresos y electrónicos un día sí y otro también. Millones de mexicanos traemos en la mente lo que pasa en el norte del país y el temor a que se pueda expandir a nuestras regiones.

Sin embargo, cuando tenemos la oportunidad de ver y leer lo que pasa con los miembros de los cuerpos de seguridad de varios municipios veracruzanos, donde apenas llegaron las nuevas autoridades locales, a un buen número de policías no les han dado ni las gracias y sin más ni más los han corrido. Uno se pregunta: ¿cómo pueden estas personas y ciudadanos estar claros y firmes en su lucha contra la inseguridad, las bandas delictivas y el crimen organizado arriesgando su vida? Alvarado, Zongolica, Agua Dulce, son una clara muestra.

Así, los reportes informativos de los que dan cuenta distintos medios de comunicación impresos y electrónicos y que llegan de diferentes latitudes del estado, en lugar de dar líneas y espacio a los planes de trabajo y las futuras acciones de las nuevas comunas, nos refieren al enojo que ha causado el despido de numerosos grupos de los oficiales del orden.

Las imágenes de televisión lo refrendan: caras que reflejan tristeza e impotencia, llanto y encono. ¿Contaban estas personas con alguna certidumbre laboral, con derechos y prestaciones aunque fueran mínimas, decorosas, cuando que, fuera como fuera y con limitaciones propias de los complicados tiempos económicos, ellos se brindaron tratando de cumplir con su nada fácil encomienda?

Sería un acto de decencia que los nuevos munícipes expliquen de manera pública qué razones los han llevado a realizar este tipo de actos, para que al menos los veracruzanos o sus gobernados lo podamos entender y en caso de tener razón apoyarlos y no refutar sus acciones. Que puede haber malos elementos, como en todo, sí. Por eso, que transparenten sus acciones.

¿De qué sirve que el estado se preocupe y ocupe por capacitar y dignificar a la policía estatal, mientras que en los municipios se hace todo lo contrario? Ni hablar. ¿Usted qué opina?

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