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Sección: V?a Correo Electr?nico

El MEIF, sin retroceso

Manuel Mart?nez Morales 08/05/2013

alcalorpolitico.com

Hasta el momento todo parece indicar que el Modelo Educativo Integral y Flexible (MEIF), o simplificadamente Modelo Flexible (MOFLE), impuesto en la Universidad Veracruzana (UV) desde hace varios años, seguirá sin modificación alguna a pesar de las continuas críticas que desde su inicio se le han hecho, y de las propuestas sobre la necesidad de una rigurosa y sistemática evaluación del mismo que también se han hecho, tanto por parte de alumnos como de docentes. El Foro Universitario, efectuado recientemente, se limitó a ser un espacio para expresar quejas, malestares y ocurrencias sobre el MOFLE, pues –según lo informado por los medios de comunicación– hasta el momento no se sabe de propuestas, conclusiones o resolutivos que conduzcan a la toma de acciones para resolver la problemática asociada con dicho modelo, del cual en forma alguna se ha demostrado fehacientemente que contribuya a una mejor formación de los estudiantes universitarios.

Por el contrario, en el contexto de dicho foro, la autoridad universitaria declaró que en la UV no habrá retrocesos ni vuelta al pasado lo cual, dado que el tema central discutido en dicho encuentro fue la pertinencia del MOFLE, no puede más que interpretarse como que todo seguirá igual: el modelo seguirá funcionando sin cambio alguno. Respecto a temas particulares –como las quejas de estudiantes por los “horarios quebrados”– otro funcionario respondió que, según cierta encuesta, el 80% de los alumnos estaban satisfechos con los horarios, de lo cual se infiere que ni siquiera en este aspecto habrá cambios.

Simplemente son posiciones consecuentes con la política del avestruz, o resultado de las fuertes presiones que desde otros ámbitos se ejercen sobre quienes dirigen las universidades públicas. Lo cual resulta lamentable por dos razones: primero, porque se percibe una firme negativa a realizar una evaluación rigurosa y objetiva del modelo que permitiría evidenciar sus fortalezas y debilidades y, partiendo de esa base, tomar las medidas necesarias para la adecuación o, en su caso, la cancelación del MOFLE.



Evaluación de capital importancia, pues lo que está en juego no es un simple experimento pedagógico, sino la formación –y el futuro- de miles de jóvenes. Hasta donde yo sé, en este Foro no hubo propuestas firmes y bien fundamentadas sobre esta ya imprescindible evaluación, mucho menos resolutivo alguno sobre el tema.

En segundo término, lamentable es también que se llame a una consulta democrática la que, supuestamente, daría elementos para elaborar una propuesta que conjunte los diversos puntos de vista, sin que ello desemboque en resolutivos que deriven en medidas concretas para resolver la problemática planteada. Es verdad que en una universidad autónoma, como la UV, todos tenemos la libertad y el derecho de expresar nuestro punto de vista –aunque vaya a contracorriente- y que la opinión del rector vale tanto como la del más humilde de los estudiantes.

En un auténtico ejercicio democrático todas las voces son tomadas en cuenta y, finalmente, se procede según la decisión de la mayoría, aunque ésta no sea del agrado de la autoridad, y todos los participantes tienen la obligación de sumarse a esta resolución mayoritaria, haciendo lo posible por integrar también las posiciones minoritarias. Tan sencillo como eso. Pero tengo la impresión que el foro fue un expediente legitimador de decisiones ya tomadas: no habrá retroceso.



En lo personal siento una gran frustración porque las propuestas que unos pocos académicos hemos presentado en diversas instancias para evaluar el MOFLE no han sido tomadas en cuenta. En mi caso, debo decir que, en cuanto a mis opiniones sobre el modelo, siempre he sido escuchado con respeto y atención recibiendo siempre un trato amable y considerado, tanto por parte de las autoridades universitarias como por los cuerpos académicos colegiados en los cuales participo. Así mismo, he compartido mis propuestas con colegas académicos y, en su momento, las he hecho públicas con el afán de que se tomen cuenta y se lleven a la práctica, ya que estoy convencido de su correcta fundamentación metodológica y de los resultados que de su aplicación se obtendrían.

Mucha de la atención en la discusión sobre el MOFLE se ha centrado –según informan los medios- en las quejas de los alumnos por los “horarios quebrados” y en el tema de la eficiencia de las tutorías, asuntos que pueden resolverse con medidas

organizativas de carácter administrativo y de planeación.

Sin embargo, el problema de fondo –que no se ha tocado ni discutido con profundidad- es el efecto real (medible) que el MOFLE ha tenido en las trayectorias escolares de los estudiantes, es decir si el aprovechamiento general de los alumnos y otros indicadores asociados a estas trayectorias (deserción, reprobación, etcétera) se han visto modificados, y de que manera, con la implantación del modelo.



Me entristece como universitario, que no solamente las autoridades universitarias –que tienen todos los recursos para realizar tal evaluación- no muestren el menor interés por realizar el ejercicio, sino que tampoco los cuerpos académicos colegiados, la Junta de Gobierno, ni la mayoría de mis compañeros académicos –en el ejercicio de sus derechos- se manifiesten con claridad al respecto. Si no hay una evaluación objetiva del MOFLE entonces no tendremos claridad sobre hacia donde nos dirigimos con la aplicación de este modelo, lo cual me hace recordar aquella sabia frase atribuida al famoso beisbolista Yogi Berra: “Si no sabemos hacia dónde vamos, terminaremos en cualquier otro lugar”.

Pero es muy probable que esté equivocado en mis apreciaciones, lo cual me hace temer por mi ya declinante cordura y pasar por loco o tonto (pues si la autoridá nunca se equivoca, entonces debo ser yo el equivocado, por locura o tontería). Creo que las dos únicas neuronas que me funcionan (la loca y la tonta) me hacen olvidar las lecciones del gran maestro Groucho Marx (excluido del ridiculum del MOFLE, pues no promueve competencias), que ante situaciones como esta recomendaba: “Es mejor estar callado y parecer tonto que hablar y despejar las dudas definitivamente.”

De lo cual infiero, despejando toda duda, que no soy más que un tonto hablador. ¿Y el MOFLE caballero? Bien gracias, sin retroceso.