Ir a Menú

Ir a Contenido

Sección: Estado de Veracruz

Las palabras de la ley

El México electorero y tenebroso

Salvador Martínez y Martínez Xalapa, Ver. 26/06/2019

alcalorpolitico.com

Cuando México es acusado de constituir un pueblo de tramposos, se puede asociar a la patria con la leyenda de La llorona y, si esta nación anda llorando sus sentimientos de culpa, por las noches tenebrosas en los callejones de la historia, es porque ella misma ahogó, muerte por asfixia, a sus propios hijos con las leyes que se ha dado.

La opinión de hoy pretende presentar solamente un botón de muestra. En la Reforma Constitucional en materia Político-Electoral del 10 de febrero de 2014, se elimina la prohibición de hacer campañas negativas (denigración), pero se conserva la proscripción a las expresiones de calumnia a las personas. Usualmente, se entiende que una calumnia es aquella acusación, imputación, carente de verdad que se vierte sobre alguien con la clara misión de provocarle un daño.

Actualmente la Constitución Política de México establece: “En la propaganda política o electoral que difundan los partidos y candidatos deberán abstenerse de expresiones que calumnien a las personas.” (Artículo 41, párrafo primero). La incursión en el tema de la “campaña electoral negativa” nos llevó por caminos sinuosos e inesperados, pues parecía un tema fuera de tiempo, ya que en el país no es época de campañas electorales, ¿O si lo es?



De la búsqueda sobre los orígenes de la palabra “campaña”, resultó algo muy sabido, que la voz procede de la milicia y uno de sus significados es la estación en que están los ejércitos formados en el campo y fuera de cuarteles. Esta idea parece confirmar que estamos escribiendo a destiempo…

Puede definirse como campaña electoral al conjunto de actividades organizativas y comunicativas realizadas por los candidatos y partidos que tienen como propósito captación de votos. Estas actividades están sujetas a normas y pautas de actuación que garanticen y permitan la igualdad de los competidores, la limpieza y transparencia del proceso electoral y la neutralidad de los poderes públicos (Fernando Tuesta Soldevilla).

De cara a este concepto encontramos otro, vinculado con la práctica y fruto de una intensa experiencia en las cuestiones electorales: “Las campañas electorales son la oportunidad que todos tenemos para revalorar la política, de que el ciudadano vea en la disputa democrática altura de miras, grandes ideas, soluciones; aliento de futuro; en suma, las campañas son la oportunidad para que los mexicanos vean con claridad el porvenir político de su país” (José Woldenberg). La cuestión es ¿Qué hacen los ejércitos de los partidos políticos cuándo no están en campaña electoral? La respuesta rumorada: hacen campaña electoral.



O sea que, como sucede en el vecino país del norte, de hecho estamos en campaña electoral permanente. El artículo 41 constitucional se refiere a la propaganda política y electoral y, esto es así, porque la campaña electoral comprende tanto el proselitismo como la propaganda. Ésta se encuentra íntimamente ligada a la campaña política de los respectivos partidos políticos que compiten en el proceso para aspirar al ejercicio del poder.

Si se ponen los puntos sobre las íes, a imagen y semejanza de lo que está sucediendo con la milicia, que en este país ya no retornan a sus cuarteles, aun cuando realicen actividades ajenas a su naturaleza jurídica, como lo son las labores de policía. También los militantes de los partidos políticos han caído en la cuenta de que la campaña electoral para las elecciones posteriores, comienza al día siguiente de que termina una jornada electoral.

Un rumor, nos dicen quienes saben de estas cosas, es una información cuya veracidad está en duda o no puede corroborarse. Lo habitual es que los rumores se generen y se transmitan entre la gente, aunque en ocasiones son propagados desde los medios de comunicación. Los rumores, agregan los conocedores, suelen surgir para condicionar el pensamiento o la conducta de las personas con una finalidad. Pese a que, al menos en un primer momento, no se puede confirmar su veracidad, los comentarios no tardan en reproducirse ya que suelen ser impactantes o polémicos.



El ejemplo que suelen emplear los peritos en las cosas del rumor, no puede ser más acertado, un partido político opositor a un gobierno, por ejemplo, puede lanzar rumores sobre supuestos hechos de inseguridad con la intención de generar un clima adverso y provocar malestar en la población. De esta forma busca obtener un rédito para capitalizar en las siguientes elecciones. Hoy en día, “radio bemba”, como apodan al rumor los jarochos porque solía difundirse de boca en boca, suelen señalar que los programas sociales (solidaridad, oportunidades o cualquier otro) fueron y son formas encubiertas de compra y coacción del voto. Si todo esto, además, se sube a las llamadas “redes sociales”, no hay manera de medir su alcance.

Nos aclaran los expertos en “rumorología” que, el periodismo solía caracterizarse por difundir sólo información confirmada o chequeada. Los periodistas, de este modo, construían su credibilidad en base a su capacidad para confirmar y difundir datos reales. Alienta la convicción de que hay periodistas que lo siguen haciendo así, pero es difícil negar que, en los últimos tiempos, en algunos medios de comunicación prevalezca el rumor.

La palabra propaganda proviene del latín propagare, que significa reproducir, plantar, lo que, en sentido más general quiere decir expandir, diseminar o, como su nombre lo indica, propagar. Persigue influir en la opinión de los ciudadanos para que adopten determinadas conductas; supone un conjunto de acciones que, técnicamente elaboradas y presentadas, particularmente por los medios de comunicación colectiva, influyen en los grupos de personas, para que piensen y actúen de determinada manera (Hugo Alfonso Muñoz).



¿No sería socialmente más adecuado que las leyes permitieran la propaganda electoral permanentemente? Si las campañas son la oportunidad para que los mexicanos vean con claridad el porvenir político de su país, como afirmó Woldeberg, ¿No debiera tener el ciudadano esa oportunidad en cada instante de la vida?

[email protected]